Reafirmar la piel, eliminar manchas, quitar ojeras… ningún objetivo del mundo de la belleza se alcanza de un día para otro. Hace falta constancia; y el mejor modo de obtenerla es con nuestra propia rutina personal de cuidados, lo que en el mundo de la cosmética se conoce como ‘ritual de Belleza’, y que no es otra cosa que la serie de pasos que debemos repetir diariamente para estar más guapos, cuidados, saludables…

La importancia de estos rituales no es nueva. Los hammam, los baños japoneses, las termas romanas… no dejaban de ser lugares en los que, además de socializar, se llevaban a cabo pasos concretos de cara a una vida más saludable. Incluso gestos que nada tienen que ver con la cosmética, como la ceremonia del té en Japón, por ejemplo, fueron la base de rituales como el del doble desmaquillado (que retira en un primer lugar el maquillaje y, en un segundo, las impurezas y piel muerta).

Seguro que repites a diario alguno de estos gestos de belleza (y no deberías). © Getty Images
Seguro que repites a diario alguno de estos gestos de belleza (y no deberías). © Getty Images

Hacerlos bien no es cuestión de arte, sino de constancia y, sobre todo, de aprendizaje. Por ello, no caer en errores comunes es clave. Algunos son bastante conocidos (y no por ello menos frecuentes), y otros seguro que te sorprenden. ¿Cuántos de los siguientes confiesas cometer con asiduidad?

– Explotar granos. Nos lo llevan diciendo desde aquel día dramático en el que nos salió el primero, seguramente en la frente. Y, sin embargo, la atracción insensata de explotarlo es mucho más fuerte que nosotros. Si lográramos contenernos, conseguiríamos minimizar el daño prácticamente a cero. Nuestro organismo acabaría asimilando y haciendo desaparecer la infección de la que se defendió creando el grano y el pus y, sobre todo, evitando posibles daños en las células cercanas. Pero, como no lo logramos nunca, preferimos tener una ‘herida de guerra’ durante días que taparemos con maquillaje…

El horror, explicación gráfica.
El horror, explicación gráfica.

Esto nos lleva a otro error: tapar un grano explotado con corrector de ojeras. Esto es simple. ¿Es un grano una ojera? No, ¿verdad? Entonces ¡¿por qué demonios se nos ha perdido el corrector ahí?! El mejor modo de tapar un grano es, tras aplicar una hidratante fluida sin aceite, añadir un corrector específico para este tipo de imperfecciones (que evite el exceso de luminosidad que conseguiríamos con el antiojeras) o, directamente, una base de maquillaje sin extenderla demasiado.

– Depilación de cejas compulsiva. Como explotar granos, esta es otra adicción horrible que debemos dejar ya. Las pinzas, mejor si no están a la vista, porque no se deben usar a diario, sino cada dos o tres semanas, permitiendo que crezcan para poder saber qué quitar y qué no.

¡Aleja esas pinzas de depilar! Deja que crezcan sanas y fuertes antes de volver a retocarlas.
¡Aleja esas pinzas de depilar! Deja que crezcan sanas y fuertes antes de volver a retocarlas.

– No limpiar bien las brochas. “Un momento, ¿pero las brochas hay que limpiarlas?”. Ehm… pues sí, porque, de no hacerlo, las estamos convirtiendo en un proyecto de Ciencias sobre cómo vive, se desarrolla y evoluciona una colonia de bacterías la mar de sanota y eficiente que, cuando quiere ‘ver mundo’ solo tiene que dar el salto a esa epidermis que, a diario, tiene a tiro. Con limpiarlas una vez por semana con agua tibia y limpiador es suficiente (ya puestos, mucho mejor si tienes las manos limpias cuando te maquillas y aplicas cremas).

Ah, pero ¿que tenía que haber lavado ya la brocha que uso a diario desde enero?
Ah, pero ¿que tenía que haber lavado ya la brocha que uso a diario desde enero? Oops…

– Planchar el pelo a diario. No siempre una rutina diaria es mejor que una que alterna días. Cada cuidado requiere unos tiempos, una cadencia y, en el caso de la plancha, que trata nuestro cabello a altísimas temperaturas, más. Usarla a diario es fatal, porque lo quema y sacrifica su salud. Del mismo modo, no ayudamos si no aplicamos protectores de calor en la melena, máxime cuando queremos un estilismo con algo de gracia.

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– Cortar las cutículas. En pleno boom por la manicura perfecta, muchos tienden a cortar incluso las cutículas, lo cual puede provocar fácilmente una herida, una inflamación, que se infecte… Además cuanto más se corta la cutícula, más rápido y con mayor tamaño crecerá; mientras que, si la empujamos hacia atrás, lo más seguro es que vaya remitiendo y terminemos con unas cutículas más discretas y que, además, ayuden a embellecer la mano.

Transcribiendo a Rihanna: "Yo tengo uñas perfectas y tú no".
Transcribiendo a Rihanna: «Yo tengo uñas perfectas y tú no, b***h«.

– Secar la cara con toalla. Nunca. Jamás. Niet. Nein. Achtung. Si nos lavamos la cara, nos desmaquillamos, retiramos una crema… cualquier gesto que suponga secar o retirar producto o incluso agua que pueda haberse mezclado con alguno, hay que hacerlo con pañuelos de papel de un solo uso, absorbiendo bien mediante pequeñas presiones. Una toalla no hará otra cosa que extender la suciedad por toda la cara al tiempo que la seca.

Toalla no, pañuelos limpios sí.
Toalla no, pañuelos limpios sí.