Que vaya por delante que aquí todas somos fabulosas. Y todas, somos TODAS: tú con tu nariz desproporcionada (que, sin que suene a tópico, te aporta personalidad), tú con tus labios finos (que tantas carcajadas han desperdigado) o tú con tus bolsas bajo los ojos (tras demasiadas noches de fiesta).

Que está muy bien que Kim Kardashian suba selfies como Dios la trajo al mundo a su cuenta Instagram, porque eso la empodera mogollón. Pero, ¿qué pasa con el resto? ¿Con las que miramos embobadas y comparamos con nuestros cuerpos tirando a normalillos con ese derroche de curvas? Pues que quizá deberíamos tener toda la información sobre la mesa y que para empoderar (de verdad) deberíamos hablar más de las horas de gimnasio detrás de un cuerpo perfecto o de las semanas de escayola tras esa rinoplastia. Que es fantástica y le ha quedado como una escultura de Miguel Ángel, oye, pero que ahí está.

Hablar de cirugía estética y de retoques parece tabú o un simple ejercicio amarillista para pasar la tarde, pero nos da muchas pistas de por dónde van los tiros. Las operaciones para estar más guapa han cambiado, tanto de forma como de fondo, en los últimos años: de recurso para gustar a otros hemos pasado a recurrir a ella para gustarnos a nosotras; de prótesis mamarias redondas y exageradas (¡hola, Victoria Beckham!) o implantes de labios inspirados en las salchichas alemanas a sutiles arreglos que resaltan la belleza natural (en vez de perseguir la foto Barbie).

Por eso hoy hemos querido ir un paso más allá y hemos seleccionado imágenes del antes y después de 20 de nuestras celebrities favoritas (las que nunca imaginarías) para analizarlas con la ayuda del cirujano plástico Ángel Juárez y descubrir si ha habido bisturí o no. Un trabajo que no ha sido fácil. ¡El por qué? Los distintos tipos de luz y el poder del maquillaje (o mejor dicho, de nuestro querido contouring y del impresionante poder de unas pestañas postizas).

Spoiler: algunas te van a sorprender y ¡mucho!

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