Por Paloma Infante

No hay mejor tarjeta de visita en una primera impresión. La sonrisa es la reina de la comunicación no verbal. Acerca a las personas, ahuyenta la timidez, conquista el corazón más frío… Tener una sonrisa bonita te hace más atractivo a los demás. Para ello, lo más importante es que la dentadura y las encías estén sanas, lo que conseguimos con unos buenos hábitos de higiene y una alimentación saludable. Ahora bien, la estética de los dientes es ya otro cantar. En los años 80, junto a maquillajes imposibles y peinados sobreproducidos, se impusieron las sonrisas como teclas de piano, esas con dientes como baldosines, todos del mismo tamaño, y de un blanco nuclear que requería un par de gafas de sol para poder disfrutarlas.

Las sonrisas imperfectas de Hollywood
Ni Kristen Stewart, ni Emma Stone… ¡ni siquiera Julia Roberts! Las sonrisas en Hollywood no son perfectas. © Cordon Press / Getty Images

Hoy en día sabemos que esa perfección está sobrevalorada. Frente a la cámara se valora más una sonrisa cuidada, sana y que transmita alegría, que una perfecta pero sin frescura. Porque, ¡ojo!, nunca hay que confundir imperfección con descuido. Los ortodoncistas abogan por arreglar las piezas de una boca hasta que éstas queden bien colocadas y no dañen la estructura de la mandíbula ni afecten a la mordida, conservando en la medida de lo posible la naturaleza de la boca, la personalidad. De hecho, si nos fijamos bien, podemos apreciar que las sonrisas más bonitas (y mejor valoradas) de Hollywood no son perfectas: dientes desiguales en tamaño, una ligera (o radical) diastema, microrotaciones, desarmonías… Pequeñas imperfecciones que no empañan la magia de quien las luce.

Analizamos algunas de nuestras sonrisas favoritas de alfombra roja y, con ayuda del Dr. Iván Malagón, vemos cómo un mal diagnóstico de odontólogo no tiene por qué serlo para un director de cine:

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