Por oo general, solemos ir a la farmacia a por medicamentos, antibióticos, cereales para el biberón e incluso a por tiritas pero… ¿cuántos cosméticos y productos de belleza te has comprado en una que no sean para piel sensible, intolerante o atópica?

Si no lo haces ya, deberías visitar más tu farmacia para rellenar tu neceser. Aquí tienes las 5 razones que te convencerán:

¿Cosmética de farmacia? Votamos SÍ. © David Marquez

1. Los dermaceúticos

Aunque parezca mentira, la farmacia es otro punto de venta habitual de cosméticos para todo tipo de pieles, además de los grandes almacenes y perfumerías, pero todos los que se encuentran allí tienen un punto diferenciador: son farmacológicos o, lo que es lo mismo, dermaceúticos, poseen una alta capacidad bioquímica que actúa directamente sobre el tejido cutáneo, además de sustancias activas que van más allá del fin estético.

Hace años se conocieron como cosmeceúticos, concepto inventado por el doctor Albert Kligman para intentar clasificar de algún modo aquellas sustancias que sabemos que tienen actividad fisiológica pero que, por diversos motivos, no pueden ser catalogadas como medicamentos.

 

2. Un mercado al alza

De un tiempo a esta parte, la demanda de este tipo de cosméticos ha sido tal que el espacio destinado a productos de belleza se ha ido ampliando de forma signiticativa en más de una farmacia. Sobre todo para hacerle hueco a los tratamientos anticelulíticos, antiedad, despigmentantes o unificadores del tono, ya que estos se han convertido en la alternativa para muchas mujeres que odian las agujas o evitan pasar por el quirófano.

Por eso, los ingredientes específicos contra la flacidez, los que poseen efectos tensores efectivos, los productos contra la caída del cabello, los que se encargan de la elevación y tersura de pechos e incluso de los glúteos, los que combaten la grasa localizada… son los que se llevan el trozo más grande de la tarta ocupando los primeros puestos en las listas de best sellers de farmacia.

«¿En serio, tía?».

3. Mayor cantidad de principios activos

Los dermaceúticos, a caballo entre productos cosméticos y farmacológicos, poseen algunos de los principios activos más usados en el mundo de la cosmética, solo que en este caso van en mayor proporción y en niveles de concentración notablemente superiores con respecto a los cosméticos habituales, por lo que logran un efecto mucho más eficaz sobre la piel. Los más comunes que deberías buscar en la etiqueta son:

  • Ácido hialurónico: para mantener la humedad de la piel.
  • Vitamina A (Retinol): acelera los procesos de renovación celular de la piel, consiguiendo disminuir la pigmentación y el daño solar, redefine la textura de la piel y reduce las cicatrices y líneas de expresión.
  • Vitamina B: mejora la función de efecto barrera de la piel y ayuda a reducir la pérdida de humedad.
  • Vitamina C: es un potente antioxidante capaz de estimular la producción de colágeno en la dermis, dando como resultado una piel firme.
  • Ácidos Glicólico, Láctico y Salicílicos: ejercen como exfoliantes que afinan y descongestionan la piel.
  • Antioxidantes: fortalecen la piel, combaten el daño producido por los radicales libres y ralentiza los signos del envejecimiento.

 

4. Cosméticos Vs. Dermaceúticos

Hay que empezar por explicar que no son productos excluyentes. Ni siquiera rivales, aunque debido al método de elaboración, sí existen grandes diferencias.

  • Los cosméticos de consumo habitual son mucho más accesibles (puedes incluir la crema hidratante en tu lista de la compra del súper) pero sus efectos son menos duraderos y, como ya hemos comentado, poseen principios activos aunque en menor proporción.
  • Los dermaceúticos no solo tienen una concentración mayor de principios activos sino que sus efectos, ya sean antiarrugas, antiflacidez o antimanchas son, por lo general, mucho más visibles y actúan más a largo plazo.
«Pues claro, ¿cómo crees que tengo esta cara?».

5. A vueltas con la nutricosmética

Otro de los grandes hits de la farmacia es la nutricosmética, suplementos nutricionales o complementos alimentarios orientados a mejorar la piel, el cabello, la celulitis… Aunque en España su consumo aún no está muy extendido; se suele tomar durante un tiempo determinado con un objetivo muy concreto: una cita importante, una boda, caída capilar estacional…

La nutricosmética vendría a cumplir el mismo efecto que si nos comiésemos una crema a cucharadas es una forma de hablar, no probar esto en casa, actuando desde el interior. En teoría, con una buena y cuidada alimentación bastaría, pero lo cierto es que el organismo no siempre asimila los nutrientes de cada alimento y aquí entrarían estas cápsulas.

En general no tienen efectos secundarios, aunque hay ciertas vitaminas que, si se toman en exceso, no se eliminan. Las hidrosolubles, como la vitamina C, se eliminan más fácilmente a través de la orina, pero si se toman en cantidades muy grandes pueden favorecer la formación de cálculos renales. Con los minerales también conviene estar alerta porque, por ejemplo, el exceso de hierro se deposita en el hígado, deteriorando su función. Una sobredosis de nutricosméticos puede producir alergia o intolerancias, alteraciones de la coagulación y otros efectos de carácter tóxico, así que mejor usar con moderación.

  • Si quieres más, navega en esta galería para descubrir algunos de nuestros cosméticos de farmacia preferidos:

[galeria]