Moda
No te creas la Diosa de la Belleza porque te has comprado lo último en solares. No solo es la piel la que sufre los estragos del verano. Los ojos también se llevan lo suyo y ahora es el momento de prestarles (especial) atención. ¿Detectas como tuya alguna de estas situaciones?
1. Compras las gafas de sol en el top manta.
Problema: no sólo no te protegen de los daños del sol sino que pueden buscarte un grave problema de vista.
Explicación: La radiación ultravioleta, contra la que las gafas de sol buenas suelen llevar protección, es la más dañina. Representa el 7% de las radiaciones solares que recibimos pero es capaz de generar problemas a los ojos, tales como opacidades y conjuntivitis en cornea. “La radiación infrarroja que emite el sol supone un todavía desconocido peligro para el ojo humano”, afirma Sandra Perucha, óptica optometrista de Indo, multinacional española especializada en lentes oftálmicas. A pesar de que representa el 54% de los rayos solares que nos llegan, no la tenemos en cuenta y puede ocasionar opacidades en la córnea, inicia el proceso de las cataratas y, por si fuera poco, como llega hasta la retina, puede producir degeneración retiniana.
Solución: Comprar gafas buenas. Hablamos de aquellas que, además de un diseño fabuloso, llevan lentes que protejan de las radiaciones nocivas. El motivo es que, cuando te pones las gafas, la pupila se dilata, y si las gafas no filtran las radiaciones dañinas, pueden llegar en mayores dosis a cornea y cristalino.
2. En tu piscina echan cloro como si lo fueran a prohibir.
Problema: “El cloro puede favorecer la aparición de conjuntivitis irritativas, víricas o bacterianas, que se manifiestan con enrojecimiento y escozor ocular, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo o hipersensibilidad a la luz”, advierten los expertos de la Clínica Baviera. En caso de notarlo, hay que ir al médico.
Solución: El Dr. Fernando Llovet, Director Médico de Clínica Baviera advierte de que “para evitar el desarrollo de estas irritaciones e infecciones es fundamental extremar las medidas higiénicas y de protección; como utilizar gafas de buceo, no compartir toallas para evitar posibles contagios y proteger los ojos con lentes oscuras, envolventes y con filtro UV en caso de exposiciones prolongadas a los rayos solares”.
#GraziaBeautyTip: ¿Llevas lentillas? ¡Extrema la limpieza! Los virus y bacterias veraniegas se adhieren a ellas con facilidad.
3. En tu oficina podrían vivir pingüinos (y tus ojos lo saben).
Problema: Los cambios de temperatura hacen estragos en los globos oculares.
Explicación: Por ejemplo, el aire acondicionado del avión o los hoteles resecan los ojos; del mismo modo que el ambiente de lugares secos o del clima árido o ventoso.
Solución: Los expertos de Lovely Lashes afirman que para evitar la molesta sequedad, es imprescindible incluir en la maleta lágrimas artificiales o una solución humidificadora.
4. Pasas de ir con gafas a escalar una montaña.
Problema: Las lentillas pueden ocasionarte molestias
Explicación: “La altitud y la presión atmosférica pueden provocar sequedad, ocasionando incomodidad ocular con sensación de irritación y quemazón o de arenilla en los ojos, visión borrosa ocasional o lagrimeo, entre otros síntomas”, alertan los expertos de la firma Alcon.
Solución: Usar lágrimas artificiales, como Systane Ultra®, que contribuyen a humidificar la superficie ocular y aportar un alivio inmediato. Existen en formato monodosis, ideales para llevar en la mochila.