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A ver, vamos a ponernos en situación: imaginad que os quedáis embarazadas sin quererlo y, buscando consejo, cariño y apoyo, llamáis a vuestra hermana mayor, que es madre, y esperáis de ella un poco, un poquito nada más, de empatía. Esto mismo es lo que hizo Kendall Jenner en el nuevo show de su hermana Khloe, Kocktails With Khloe, en el que gastaron una broma telefónica a Kim Kardashian y, lejos de actuar como toda hermana ejemplar, dio la vuelta a la tortilla y empezó a contar sus penas a Jenner… Mal, Kim, mal.
Tras soltarle el bombazo, añadiendo que prefiere contárselo a ella antes que a nadie, Kim intenta quitarse el muerto de encima: «¿Estás de broma? ¿Seguro que no llamas para hablar con mamá?». Pero no lo consigue y toma medidas drásticas: «No soy la más adecuada para hablar. He tenido una experiencia horrible, el parto fue horrible. Hoy no es el día. He dormido solo una hora porque North se pasa despierta toda la noche y tenía que dar de comer al bebé cada dos segundos. Mi día ha sido una locura, no he dormido y me quiero morir». Ale, así, de sopetón, como si no tuviese un equipo de personal que le ayude en su vida diaria y fuera una madre mortal más.
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Kendall, querida, menos mal que era una broma, porque llegas a pedirle consejo en una situación real y acabas tirándote por una ventana. ¿Conclusión? No recurrir a Kim. Ni aunque sea tu hermana mayor. Ni aunque tu hermana mayor sea la más famosa de la familia y pueda parecer la voz de la experiencia. NUNCA.
