No puede negar que, el inicio de todo, fue la danza. Porque solo una bailarina clásica es capaz de convertir cualquier leve movimiento en pura elegancia. Y en nuestra sesión, Dafne Fernández lo consigue cada vez que la cámara está lista para disparar. A sus 31 años, la actriz puede presumir de haberse forjado una sólida carrera cinematográfica (en la que no faltan directores como Carlos Saura –con quien protagonizó Pajarito, cuando era solo una niña–, Enrique Urbizu o Gerardo Herrero) y televisiva (Un paso adelante, Tierra de lobos o El chiringuito de Pepe). Sin embargo, ella mira decidida al futuro, donde le esperan nuevos proyectos en los que pondrá toda su energía y pasión. ¡Como buena bailarina!

Dafne es una soñadora capaz de poner todo el tesón para cumplir sus objetivos, como buena bailarina. Lleva vestido, de JV by Jorge Vázquez; brazalete, pendientes y anillos en oro y brillantes, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein
Dafne es una soñadora capaz de poner todo el tesón para cumplir sus objetivos, como buena bailarina. Lleva vestido, de JV by Jorge Vázquez; brazalete, pendientes y anillos en oro y brillantes, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein

Acabas de terminar el rodaje de Perfectos desconocidos, a las órdenes de Álex de la Iglesia. Trabajar con él era uno de tus grandes deseos. 

Sí, somos muy amigos, estaba muy ilusionada con este proyecto, y ha sido un sueño cumplido, una experiencia estupenda. Ha resultado un placer pertenecer a este grupo de actores estupendos –Eduardo Noriega, Belén Rueda, Juana Acosta, Ernesto Alterio, Pepón Nieto, Eduard Fernández–, grandísimos profesionales y compañeros. Aunque hay que decir que ha sido un rodaje muy duro: durante dos meses, hemos pasado 12 horas diarias en un mismo espacio, con la misma ropa. ¡Y todos teníamos que estar de principio a fin! Era un poco como el día de la marmota. Todo muy intenso: como Álex, que en sus rodajes exige mucho, pero que se agradece porque ese tesón se nota luego en los resultados. Creo que esta película va a ser un bombazo.

Ese ambiente claustrofóbico que nos describes tiene mucho que ver con la historia que cuenta, ¿verdad?

Sí, se trata de un grupo de amigos que se reúne para cenar como tantas otras noches. Yo soy la mujer de uno de ellos (Eduardo Noriega) y mi personaje propone un juego: poner los móviles encima de la mesa y mostrar a todos abiertamente los whatsapps, mensajes y llamadas que cada uno reciba. En teoría, ninguno tiene secretos, pero después… Además, un eclipse lunar acabará complicándolo todo.

¿Tú serías capaz de aceptar ese reto?

Creo que no tengo ningún asunto que me pueda perjudicar, así que yo jugaría. Aunque es verdad que hay una parcela de intimidad que no sé si es bueno que conozca el resto de la gente.

Tú eres muy activa en las redes sociales…

Me parecen una plataforma muy buena para poder expresarse, para dar a conocer aquello que quieres mostrar. Al principio, no era muy fan de las redes porque me parecía que te quitaban de vivir el momento, pero la verdad es que me están atrapando ¡incluso demasiado! Confieso que me gustaría desengancharme un poco.

Y cuando eres un personaje con una repercusión mediática, ¿debes estar marcando territorio para preservar tu intimidad?

Antes era peor, porque ibas por la calle y te hacían fotos sin tu consentimiento y las publicaban. Ahora nosotros mismos tenemos la capacidad de enseñar lo que queremos. Por supuesto, hay cosas que nunca mostraría, pero mi vida es como la de cualquier ciudadano normal: la de una chica trabajadora, muy soñadora y que quiere alcanzar esos sueños.

Ultraseductora con un mono blanco, de Elisabetta Franchi; pendientes y anillos en oro y brillantes, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein
Ultraseductora con un mono blanco, de Elisabetta Franchi; pendientes y anillos en oro y brillantes, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein

Empezaste en el mundo del cine siendo una niña, y has trabajado con directores increíbles para tener solo 31 años. ¿Cómo ves tu trayectoria con la perspectiva que da el tiempo?

Echando la vista atrás, me siento muy afortunada, porque se ha quedado mucha gente en el camino. Cuando empecé, no veía mi futuro de otra manera que no fuera así. He seguido trabajando y formándome para seguir en esta profesión y creo que hoy puedo ofrecer, además, mucha experiencia.

Te reconoces muy exigente contigo misma. ¿Eso tiene que ver con haber comenzado en esto como bailarina clásica?

Sí, aquel era un mundo muy complicado, que me absorbía muchísimo: había mucha competencia. Y para ser la mejor en el mundo del ballet, tienes que exigirte, estar muy centrada en el trabajo, en matarte cada día un poco más para alcanzar el objetivo. Algo de eso se me ha quedado, aunque a veces pienso que no debería ser así, porque también está bien equivocarse o no llegar al cien por cien, sin sentirte mal por ello. Y aunque quizá me quitó un poco de infancia, si volviera a nacer, repetiría. Eso sí, también aprendería a tocar un instrumento, o estudiaría otros idiomas. Tenía que haber aprovechado el tiempo para hacer muchas más cosas, porque los niños tienen energía para eso y para mucho más.

El hecho de exigirte tanto, de alguna forma, también tendrá que ver con la manera de verte a ti misma.

Sí, soy tan dura conmigo misma porque siempre pienso que puedo dar más, que puedo estirar mi saber hacer. Confío en que puedo llegar más allá.

¿Y sigues bailando?

En una discoteca, en casa… Me pongo música clásica y me vuelvo loca. Me encantaría que llegara un proyecto en el tuviera que bailar. Al principio, me costaría muchísimo, pero el cuerpo no olvida, y creo que estaría al nivel en poco tiempo.

¿Qué relación mantienes con tu físico? Al fin y al cabo, es la herramienta de la que os valéis los actores…

La verdad es que no me gustaría que fuese así, pero reconozco que muchas veces me eligen por mi aspecto, así que no tengo más remedio que cuidarme mucho. Y cada vez más, porque a partir de los 30, el cuerpo te exige más mimos.

© Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein
La actriz posa con vestido, de The Stoat; y sandalias, de Robert Clergerie. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein

¿Cuáles son tus básicos de belleza?

Tengas la edad que tengas, sea la época que sea, debemos aplicarnos una crema solar; maquillarnos también nos protege. Y desmaquillarnos muy bien. Además, es fundamental tener una dieta equilibrada, que incluya frutas, verduras y proteínas, evitando los hidratos de carbono. Hacer un poco de ejercicio dos o tres veces por semana… y caminar. Ahora bien, también creo que el mayor truco de la belleza es conocerse a una misma y respetarse. Y si no logras aceptarte, quizá sea momento de viajar (que siempre resulta una experiencia de autoconocimiento) o acudir a alguien con quien puedas hablar de tus miedos.

Los actores trabajáis con emociones, entrando y saliendo de la vida de personajes dispares. De algún modo, también hacéis una especie de terapia psicológica.

Este último personaje, por ejemplo, me parecía una chica sin coraza, a quien la vida nunca le había dado un palo, muy inocente. Interpretarla ha sido precioso, porque era como volver a la infancia o a cuando te enamoras por primera vez, que lo das todo sin pensar que te pueden hacer daño. De algún modo, con este papel me he reencontrado con esa Dafne que una vez hubo dentro de mí, cuando no llevaba corazas porque no sentía que alguien me iba a herir.

Esta película resulta el broche perfecto para el año que acaba. Pero ¿cómo se plantea 2017?

2016 ha sido un gran año en lo profesional y en lo personal. Y el próximo va a iniciarse como más me gusta: con un gran viaje de esos que no están planificados por completo, sin saber dónde dormiremos cada noche. Mi novio [se refiere al fotógrafo Mario Chavarría] y yo iremos desde San Francisco a Miami en coche, viviendo el momento. Porque es en estos viajes donde te encuentras contigo mismo, donde descubres hasta dónde eres capaz de llegar. Si estás entre algodones, no sabes quién eres. La felicidad te la da estar con la persona indicada y que cada día sea algo diferente.

La actriz posa con vestido, de Alberta Ferretti; chaqueta bomber, de Benjamin Friman, y anillos, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein
La actriz posa con vestido, de Alberta Ferretti; chaqueta bomber, de Benjamin Friman; y anillos, de Xavier Civera. © Gianfranco Trípodo / Estilismo: David García miras y Sofía Stein

Este artículo se publicó originalmente en el número de enero de ‘Shopping&Style’, el suplemento del último jueves del mes con ‘El País’.