¿Es posible que un libro publicado en 1975, en los estantes de Ciencia Ficción, resulte tan real en 2016? Ese es el sabor de boca que deja High-Rise, una obra de James Graham Ballard, que ha llevado al cine Ben Wheatley, con una soberana Sienna Miller compartiendo cartel junto a (los muy molones) Tom Hiddleston y Luke Evans.

Cuenta Sienna Miller (Nueva York, 1981) que cuando leyó la obra del británico, le pareció “una locura” y que, cuando le cayó en las manos el guión de este filme, no dudó en calificarlo de “material único”. Pero no avancemos acontecimientos: expliquemos por qué. A modo de experimento social, a un adinerado arquitecto (Jeremy Irons) se le ocurre construir un edificio donde convivan diferentes clases. La supuesta armonía inicial empieza a tambalearse cuando los más pudientes abusan de sus privilegios, y es cuando estalla una especie de micro-guerra civil en vertical.

“En la naturaleza humana está la tendencia de destruirnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, y eso lo vemos una y otra vez”, analiza Miller en nuestra conversación. Con todo lo que está pasando a día de hoy en el mundo, Sienna no duda en darle la etiqueta de vidente a Ballard, “aunque me gustaría pensar que no llegaremos estos extremos”, se esperanza.

En High-Rise, Sienna Miller es Charlotte, una mujer muy liberal que vive con su hijo pequeño. Este rol, por el cual fue nominada a los British Independent Film Awards como Mejor actriz de reparto, viene a representar una nueva oportunidad para remarcar las claras intenciones de quien en la década pasada no pasara del estatus de it girl, asediada por los paparazzi, omnipresente en la prensa del corazón británica. Sienna quiere ser tomada en serio como actriz, un deseo que, a fuerza de papeles importantes (tanto en el cine, como en la televisión y el teatro), está empezando, por fin, a cumplirse.

“En la naturaleza humana está la tendencia de destruirnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes».

Una historia como la de High-Rise levanta pasiones, y de eso es muy consciente Miller, que no desecha la idea de -“algún día, no ahora”- ponerse en la silla del director.“Igual que pasó con la novela en su día, esta película va a dividir opiniones”, vaticina esbozando una de esas sonrisas cargada de certeza; “es que es extrema, violenta, pero eso es lo que la hace fascinante”.

¿Cuánto tuviste que dar de ti para interpretar a Charlotte?

La dificultad radicó principalmente en que estaba rodando dos películas al mismo tiempo: esta, en Irlanda, y otra en Inglaterra. Para mí fuero unos meses de locos, pero todo salió bien, y creo que fue debido a que High-Rise es, de por sí, una obra de locura. Desde el punto de vista físico, interpretar a Charlotte no fue tan complicado, aunque está claro que la escena de la violación fue muy dura. En líneas generales, fue un trabajo fantástico: creamos una buena atmósfera durante el rodaje, muy familiar y divertida. Todos estábamos involucrados en esa situación de locura, ya que rodamos en un solo sitio, y Ben logró una fantástica representación del libro original.

© Fotograma de 'High-Rise'.
© Fotograma de ‘High-Rise’.

Charlotte tiene una relación muy particular con su hijo…

No es la mejor madre del mundo, pero ama a su hijo, eso está claro.

Y, todo sea dicho, es una mamá muy cool. ¿Te reconoces en ella en este sentido?

[Ríe] ¡No me parezco en nada a Charlotte! ¡Gracias a Dios! Mi hija tiene tres años, y es extraordinario que tengamos un sentido del humor similar. Espero ser cool para ella, aunque sé que todas las madres, por definición, pueden ser embarazosa en algunas ocasiones.

"Espero ser cool para ella, aunque sé que todas las madres, por definición, pueden ser embarazosa". © Cordon Press
«Espero ser cool para ella, aunque sé que todas las madres, por definición, pueden ser embarazosa». © Cordon Press

¿Y crees que estás preparada para esos momentos?

isas] Sí, ¡tengo muchas ganas! Se me rompe el corazón de pensar que algún día sacaré de sus casillas a mi hija con mis “cosas” de madre. Por supuesto que trataré por todos los medios que no sea así, pero bueno… Por ahora disfruto de esta tierna fase de amor incondicional.

 

© Cordon Press
© Cordon Press

Tu personaje en la película sufre una transformación brutal, ¿prefieres no interpretar a personajes de apariencia perfecta?

Ante todo, un personaje tiene que ser real. Quiero interpretar a gente real, y las mujeres reales no van por ahí con el maquillaje perfecto todo el tiempo. Me gusta la apariencia de mis personajes como en Foxcatcher (de Bennett Miller, 2014) o en American Sniper (El Francotirador, dirigida por Clint Eastwood, 2014). No quiero que la gente vaya a ver una película y que tengan la sensación de que están viéndome a mí, sino que prefiero estar diferente. He hecho filmes donde mis personajes tienen mucho de glamour, pero sí que evito los roles de ‘la chica sexy’.

Comenzaste haciendo comedias y papeles más ligeros de los que asumes ahora. ¿Cómo ha sido el cambio y ese proceso de ‘adaptación’?

En la vida hay que adaptarse a todo. Personalmente, no creo que haya hecho tantas comedias, aunque claro está que por lo general el material para chicas jóvenes tiende a ser ligero. Tomé la decisión consciente de seleccionar más mis personajes al cumplir los 30 años, porque hasta aquel momento en realidad no estaba interesada en asumir caracteres tan profundos.

Siendo una actriz famosa, metida de lleno en la industria de Hollywood, ¿se puede llevar una vida libre de todo lo que implica tu estatus profesional? 

Vivo en Londres, y allí llevo una vida bastante normal. Así que no me siento inmersa en la industria cinematográfica.

Sin embargo, en Inglaterra eres realmente famosa…

[Sonríe] ¡No tanto! Con los años he mejorado mi habilidad para esconderme, para pasear por la calle sin ser reconocida. Evito llamar la atención, eso sí. Ya no salgo tanto de noche como antes. No es que sea aburrida, pero con el trabajo y mi hija se hace un poco difícil… Mi vida es bastante normal: por las mañanas llevo a la niña al colegio; por las tardes, la recojo. He hecho buenas películas, pero tampoco he formado parte de la ‘histeria’ Marvel como para tener una legión de fanáticos obsesionados detrás de mí.

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