La de Ethan Hawke (Texas, 1970) quizá sea una de las carreras más atípicas de la cinematografía estadounidense. Cuatro veces nominado al Oscar – por sus dotes interpretativas y por su talento como escritor-, nunca ha vestido un traje de superhéroe, brilla por igual tanto de protagonista como de secundario, ha probado suerte en la dirección y también en la literatura.

El público lo ha visto crecer como artista y como persona. En tres décadas de trayectoria profesional, desde que apareciera en El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989 ), se ha ganado un puesto en la memoria de los espectadores. Estos le han seguido en diversas producciones como Gattaca (de Andrew Niccol, 1997) o en sus muchas colaboraciones con su entrañable amigo el director Richard Linklater (Boyhood, 2014). No niega que ha vivido algún que otro desengaño cinematográfico, pero de esos resbalones siempre se ha levantado para seguir adelante y con mucha más fuerza. La madurez se le nota en su rostro y en sus palabras. Hawke habla con suavidad, poniéndole oportunamente drama y humor a sus frases, como solo un profesional de la actuación o un escritor saben hacer.

Nos citamos con él en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en el que ha sido galardonado con el Premio Donostia y donde presenta su trabajo más reciente, Los siete magníficos (de Antoine Faqua). En la cinta se viste de vaquero encarnando a Goodnight Robicheaux para, junto a Denzel Washington (el cazarecompensas Chisolm) y otros cinco pistoleros, liberar a un pueblo de la tiranía.

Ethan Hawke a su paso por San Sebastián. © Getty Images
Ethan Hawke a su paso por San Sebastián. © Getty Images

Tras 30 años de carrera, ¿qué significa para ti la interpretación hoy?

Es el centro de mi vida. Todo lo que sé sobre escribir o dirigir viene de mi experiencia como actor. La actuación me ha permitido acceder a espacios muy interesantes, y sigo tratando de mantener la curiosidad. Literalmente me empujo a mí mismo fuera de la zona de confort. La interpretación está muy relacionada con mi desarrollo como persona: se puede aprender mucho con cada rol y es un aprendizaje que te enriquece la vida.

 

La palabra ‘arte’ está muy relacionada con tu profesión, ¿es eso lo que te mantiene enamorado de tu trabajo?

Así lo creo. A algunos les asusta la palabra, pero yo no la veo como caprichosa o extravagante, sino como una parte esencial de mi vida. Es parte de la creatividad y esta a su vez es algo natural… y a la naturaleza no la puedes controlar.

En especial cuando haces un blockbuster. A decir verdad, nunca había participado en una película como Los 7 magníficos [The Magnificent Seven, su tercera colaboración con Antoine Fuqua], porque jamás quise protagonizar un blockbuster. Esta cinta la hice porque quiero mucho a Denzel [Washington, con quien ya había trabajado] y Antoine, así que parecía una oportunidad especial. Por otra parte Antoine me dio la posibilidad de crear un personaje muy interesante. Cuando trabajas en un cine de género, el reto es más misterioso; cuando haces una película sobre Nelson Mandela, es evidente que vas a hablar sobre igualdad de derechos, pero si haces un filme de acción como este, el objetivo principal es entretener. Pero si le das un significado y le pones pasión, seguro que va a ser especial.

"Nunca había participado en una película como 'Los 7 magníficos' porque jamás quise protagonizar un blockbuster".
«Nunca había participado en una película como ‘Los 7 magníficos’ porque jamás quise protagonizar un blockbuster».

Empezaste a actuar a los 14 años, ¿cómo llevas el hacerte mayor?

Cuando pienso en los años que han pasado y me entristezco, lo que hago es recordar que no hay otra alternativa a envejecer excepto la muerte, y que cada día que vives es un regalo. Por lo general me siento bien porque cuando tuve 20 o 30 lo viví plenamente; no necesito preocuparme por no haberlo hecho.

Lo que aún no había experimentado es tener 46 años [los cumplirá en noviembre]. Intento pensar siempre en ello, y sé que duele más cuando te aferras al pasado. El misterio de nuestras vidas es que están llenas de contradicciones y opuestos, como que tenemos que disfrutar del momento, pero debemos aprender también a dejarlo ir. La vida es muy confusa, pero ya no pienso negativamente en hacerme mayor, sino en cuánto tengo aún por aprender.

 

¿Qué percepción tienes de la juventud?

La sociedad aclama la juventud; para muestra, los anuncios publicitarios. Pienso que el problema es la obsesión por tener 20 años, la cual es mucho más doloroso para la gente joven. Tengo una hija de 18, y veo que tiene una presión por alcanzar sus objetivos vitales a los 21, porque de lo contrario cree que nunca va a suceder. Es horrible vivir así, porque ¿qué metas reales vas a alcanzar a los 21?

Nos enamoramos de Ethan en 'Antes del amanecer'.
Nos enamoramos de Ethan en ‘Antes del amanecer’.

Al leer Reglas para un caballero [la tercera novela de Hawke] se tiene la impresión de que eres un buen padre, ¿te consideras así?

Todos los que piensan que son buenos padres probablemente no lo sean. Empecé a escribir ese libro porque al fracasar mi primer matrimonio [con Uma Thurman, con quien estuvo casado de 1998 a 2004], estuve lejos de mis hijos. Con un divorcio de por medio, lo que sientes es culpa, sobre todo la de haber roto el sueño. A los niños les gusta que sus padres se amen, que estén juntos… y cuando ven que lo que existe entre ellos es desaprobación, los hijos sufren un dolor constante. Así que empecé a escribir Reglas para un caballero para no sentirme ‘el papá culpable’. Es una especie de meditación de lo que significa ser padre. Tengo cuatro hijos de edades muy diferentes, lo cual es un verdadero desafío personal, ¡hasta las vacaciones con ellos lo son! [Se ríe]. Así que cuando me preguntan si interpretar a Goodnight Robicheaux [en Los siete magníficos] fue un reto, lo que digo es: ‘¡De ninguna manera! Comparado con estar en casa con mis hijos, interpretar un personaje se ha convertido en una visita a un spa’ [risas].

"Comparado con estar en casa con mis hijos, interpretar un personaje se ha convertido en una visita a un spa".
«Comparado con estar en casa con mis hijos, interpretar un personaje se ha convertido en una visita a un spa».

¿Qué dicen tus hijos de tu trabajo?

Mi hija mayor criticó que en la tapa de mi libro mi nombre figurara más grande que el título [risas]. Es muy sano tener a gente a tu alrededor, en este caso son mis hijos, que no se dejan impresionar por lo que hago.

 

¿Cómo es para ti recibir premios como el Donostia, en el Festival de San Sebastián?

A veces pienso que he engañado a alguien o que quienes me lo dan se han equivocado [se ríe]. Cuando me recuerdan que he estado trabajando durante 30 años, sencillamente no lo puedo creer. Amo tanto el cine, y disfruto tanto interpretando que es agradable pensar que con mi trabajo hago feliz a la gente. Y que además, algunas personas me quieren premiar por ello. Sin embargo, espero mejorar aún más.