Frente a las cámaras, o pisando la alfombra roja, siempre son todo sonrisas. Pero es cuando el objteivo deja de enfocarles cuando suelen enseñar su verdadera cara. Los periodistas tenemos muchas veces el privilegio (o la mala pata, según quién te toque) de conocer de cerca su yo verdadero en situaciones en los que el personaje abandona la escena para dejar entrar a la persona.  ¿Quieres saber quién gana y quién pierde en las distancias cortas?

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