No es fácil, sobre todo en una industria como la cinematográfica, que prima la juventud como valor al alza, pero Zoe Saldaña ha conseguido encontrar el equilibrio. La actriz acaba de cumplir 39 años y se acerca imparable a ese agujero negro en el que misteriosamente desaparecen todas las intérpretes (las femeninas, claro): cuando ya no pueden ser la novia buenorra, compañera infatigable del héroe, ni tampoco la abuelita entrañable que tiene el consejo perfecto en cada situación. La edad que debería significar la madurez y los mejores años, con experiencia suficiente para evolucionar, pero que en el mundo real marca la irrelevancia y la falta de papeles interesantes: los 40 en las mujeres de Hollywood no existen.

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Así que con este panorama en mente las palabras de Saldaña toman especial relevancia. La actriz ha decidido tomárselo con filosofía y bajo ningún concepto dejar que la edad marque sus decisiones: “Trato de ver la edad simplemente como un número, no como algo que me defina”, ha confesado en una entrevista en People, “por supuesto que cada año que pasa noto cómo mi cuerpo cambia, pero en vez de centrarme en lo que puedo haber perdido prefiero enfocarme en lo que he ganado a lo largo de todo este tiempo. Intento estar agradecida por todo lo que me ha dado este cuerpo”.

Con su marido y dos de sus tres hijos en Milán. © Cordon Press

Además, la protagonista de Guardianes de la Galaxia confiesa que su rutina de belleza ha cambiado con los años. Y eso está perfectamente bien: “Todo gira en torno a la gestión del tiempo cuando tienes tres niños de menos de tres años”, explica la madre de los mellizos Bowie y Cy, de 2 años, y Zen, de solo 8 meses. “Estos chicos me han convertido en una experta en saltar de la cama y ceñirme a una rutina de básicos”, reconoce.

Bravo por Zoe, por alzar la voz y por transmitir su poderoso mensaje. Porque si algo necesitan las mujeres de más de 35 es ser visibilizadas y volver a estar representadas en la cultura popular.