Vaya por delante que a todas nos gustan mucho los brillos, las alitas del olimpo y las melenas onduladas, pero al César lo que es del César y a Victoria’s Secret sus altas dosis de ‘horterismo’. Porque, que disfrutemos de un buen show no nos incapacita para señalar ciertas patadas al buen gusto con las que el desfile se quiere ir de rositas.

¡Y eso sí que no! Que los paillettes no os cieguen y el espíritu de Coco Chanel (que tantas veces ha desafilado por el Grand Palais) os acompañe.

1. La alas mutantes.

Porque una cosa son alas y otra muy distinta la ruleta de la fortuna. Y lo que le han colgado a la chepa a la pobre Devon Windsor es bastante más lo segundo.

Esto no puede pasar por alas ni aunque cerremos mucho los ojos. © Getty Images
Esto no puede pasar por alas ni aunque cerremos mucho los ojos. © Getty Images

2. El perrito piloto.

Inexplicable. Tan inexplicable como ese agujero negro en el que se pierden todos los tuppers de casa de tu madre.

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© Getty Images

3. La ingle de la discordia.

Disculpad este zoom (sobre todo si estáis todavía con el café) pero nos vemos con la responsabilidad moral de colocar la ingle de Jenner sobre la mesa: ¿de verdad era necesario este escote ‘chuminero’ sí, hemos dicho chuminero, porque aquí no podíamos andarnos con eufemismos?

Un par de centímetros cuadrados de tela más tampoco hubieran sobrado. © Getty Images
Un par de centímetros cuadrados de tela más tampoco hubieran sobrado. © Getty Images

4. El lazo cojín.

Que hace de dos en uno y sirve para adornar, pero también para recostar la cabecita en esos aviones tan poco confortables que no tienen ni un mísero reposabrazos. Por si los ángeles se quedan sin combustible en el jet y tienen que coger uno.

Y eso por no entrar a hablar del look calcetines de deporte + sandalias. Que si lo dice Miuccia Prada «bua, bua, qué feo», pero ah, si lo dicen los ángeles, ¿entonces sí? No me gusta este doble rasero.

Cojín y, si me apuras, hasta colchoneta. © Getty Images
Cojín y, si me apuras, hasta colchoneta. © Getty Images

5. El dragón chino.

Pero chino, del chino de la esquina, vaya (con mucho amor hacia el chino de la esquina, especialmente al de mi esquina, que me salva de la inanición cada viernes por la tarde).

De esta guisa abría Elsa Hosk el desfile. © Getty Images
De esta guisa abría Elsa Hosk el desfile. © Getty Images

6. El trench de látex.

Hay que tener un poquito de cuidado porque con un modelito como este te estás buscando a pulso ser carne de meme. De uno que te compare con un preservativo, para ahondar más en la cuestión.

El trench de látex. © Getty Images
El trench de látex. © Getty Images

7. El ‘detalle’.

Exactamente donde la espalda pierde su casto nombre. Una idea tan buena como la de aquel degenerado al que se le ocurrió traducir el ‘cheers’ de los anglosajones por un poco fotogénico «di patata». Pues lo mismo pero en versión pantalón.

¿Por qué? © Getty Images
¿Por qué? © Getty Images

8. Las cortinas.

A nadie le amarga un brillo, pero las lentejuelas son un arma de destrucción masiva y deberían utilizarse con precaución. Por ejemplo, si las usas para cubrir esta especie de bota-media, y el sujetador, y la capita… igual podrías ahorrarte el otro millón de cristalitos de las cascadas que caen de los brazos. De nada.

Los bracitos bien separados, que como eso se enrede... © Getty Images
Los bracitos bien separados, que como eso se enrede… © Getty Images
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