Mientras que al resto de las mortales (entre las que me incluyo) nos cuesta sangre, sudor y lágrimas encontrar a nuestra media naranja (y de conservarla mejor ni hablamos), Miley Cyrus se ha enamorado dos veces de la misma naranja. Maldita sea.

Y sí, su media naranja es Liam Hemsworth, por si había alguna duda. © Getty Images.

Aunque a Liam Hemsworth me lo imagino más como un melocotón que como una naranja, lo importante de esta historia es que la cantante ha desvelado cómo superaron el bache que atravesó su relación allá por el 2013. «Tuve que cambiar mucho y  hacerlo al lado de una persona que no está pasando por lo mismo que tú es muy duro. De repente es como ‘no te reconozco’. Ambos, tuvimos que reenamorarnos de nuevo», ha confesado a la revista Billboard.

En la entrevista también ha hablado de su próximo trabajo, un sencillo titulado Malibu, que verá la luz el próximo 11 de mayo. El álbum completo saldrá a lo largo del año y en él admite haber influido su relación con Liam Hemsworth: «Van a hablar de mí de todas formas si me ven salir de un restaurante con Liam. ¿Por qué no utilizar toda esa energía en mi relación y decir, ‘Así es como me siento’? Salir con una artista como yo es probablemente lo peor que te pueda pasar, porque siempre acabas escribiendo de tus mie**** en tus canciones. Es inevitable. Pero soy así», ha relatado en la misma conversación.

Miley quiere alejarse de la imagen agresiva y alocada de sus últimos años.

Perfecto, pero tengo una duda. ¿Cómo puede alguien desenamorarse de Liam Hemsworth? En serio. Un chico que no se ha metido nunca en líos, amable con la prensa, cuñado de Elsa Pataky y al que no han pillado jamás borracho, ni le ha arrestado la policía… ¡Y viviendo en Hollywood! ¿Cómo, Miley? ¿Cómo?

Perdón, es que me enciendo con este tema.

Sea como fuere, la cantante aprovechó el tiempo que no estuvieron juntos para hacer algunos cambios en su vida y mejorar: «Ya no fumo porros, no tomo ninguna droga, no bebo y solo me rodeo de gente que quiera lo mejor para mí». Chica lista. Al fin y al cabo, ¿qué niña Disney puede presumir de no haber tenido algún altibajo en su vida? Ya te lo digo yo, ninguna.

Y así volvieron a ser felices, a comer perdices y a besarse.

Aún así, sigo dándole vueltas a lo de si es posible reenamorase de alguien. Es decir, si dejaste de quererla por algo sería, ¿o no? Yo misma creo que sería incapaz de enamorarme again de algunos de mis exnovios. Aunque supongo que también influye la manera en la que terminó la relación o de si seguisteis siendo amigos.

Ahora que lo pienso, no es tan raro lo que les ha pasado a Miley y a Liam. Y para muestra, tres pares de botones.

  • Justin Timberlake y Jessica Biel

Tras cuatro años de feliz noviazgo, la pareja decidió poner punto y final a su relación allá por 2011. ¿Qué pasó? Nadie lo sabe. Pero lo cierto es que tras unos meses separados, volvieron y en menos de un año se comprometieron y se casaron. Ahora son padres de un precioso niño llamado Silas.

Y siguen así de enamorados. © Getty Images.
  • Megan Fox y Brian Austin Green

Comenzaron su relación en 2004 y desde entonces han sufrido dos baches amorosos. El primero fue en 2009, tras el cual decidieron casarse en 2010 (y lo hicieron). El segundo se produjo en 2015, tras cinco como marido y mujer y dos hijos en común. Tras un par de meses distanciados, la pareja anunció que volvía y que estaba esperando su tercer hijo.

Con la tontería llevan 13 años de relación. Que se dice pronto. © Getty Images.
  • Pink y Carey Hart

La cantante y el corredor profesional de motocross se conocieron en 2001, se casaron en 2006 y dos años más tarde anunciaron separación. Fue entonces cuando Pink confesó que estaban acudiendo a terapia de pareja y, ¡sorpresa!, en 2010 confirmaron que habían vuelto. Ese mismo año, Pink se queda embarazada de su primera hija, Willow. El año pasado, Carey y ella dieron la bienvenida al segundo, un niño llamado Jameson.

Ahora solo los separa su hija mayor, y para posar en el photocall. © Getty Images.

¿Moraleja? Como bien dijo Pink en una entrevista: «A veces hay que dar un par de pasos hacia atrás para seguir adelante».