En un arranque de romanticismo, Sophie Hunter y Benedict Cumberbatch se casaron el día de San Valentín, hace poco más de un mes. El enlace se celebró en una capilla del siglo XII al sureste de Inglaterra, con una íntima ceremonia a la que acudieron muy pocos invitados (entre ellos Keira Knightley, protagonista junto a Benedict de The Imitation Game, cinta por la que recibió su primera nominación al Oscar esta edición). Nada trascendió entonces a la prensa, en línea con la absoluta discreción de la pareja que el pasado mes de enero anunciaba su compromiso con una nota en The Times. Como manda la tradición.

Tuvieron que posponer su luna de miel (a Tahití) hasta pasada la ceremonia de los Oscar, en la imagen. © Cordon Press
Tuvieron que posponer su luna de miel (a Tahití) hasta pasada la ceremonia de los Oscar, en la imagen. © Cordon Press

Pero ahora conocemos algo más: el vestido de Sophie, cortesía de Valentino. Concretamente Valentino Couture, el exclusivo atelier parisino del que apenas salen 25 trajes de novia al año. La maison ha sido la encargada de compartir en sus redes sociales una foto (tomada por Annie Leibovitz para un reportaje en la edición americana de Vogue) de Hunter en la última prueba del vestido.

¿La elección? Un delicado modelo de corte imperio (para disimular embarazo, la pareja espera su primer hijo para mediados de año) e inspiración medieval, de manga larga y cuello alto. Concebido por Pier Paolo Piccioli y Mara Grazia Chiuri, los directores creativos de la casa, tiene también un poco de la inspiración de Sophie, que les llevó una foto de la iglesia donde se casaría y algunas indicaciones en forma de moodboard que incluía imágenes de unicornios, pinturas de Chagall o una de las versiones cinematográficas de Anna Karenina.

© Cordon Press
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