Hoy queríamos hablar de otras cosas. De cosas bonitas y divertidas. Pero no. Hoy, una semana después de que se destapara el caso Harvey Weinstein, Rose McGowan ha publicado una serie de twits en los que se ha atrevido a confesar que fue él quien la violó, hace 20 años, cuando acababa de saltar a la fama gracias a la película Scream.

Fijaos lo que hemos dicho: «se ha atrevido». Algo que no ocurrió en aquel momento, ni tampoco el año pasado cuando la actriz contó por primera vez lo que le había pasado apoyando la campaña #WhyWomenDontReport contra Trump, y que no pasó tampoco la semana pasada cuando se convirtió en una de las abanderadas de la lucha contra el omnipotente productor.

© Getty Images

Después de que Hollywood se haya volcado (ya era hora) en la causa, y de que decenas de testimonios -que van desde el acoso hasta la violación- hayan dado fuerza a la acusación (las últimas han sido Cara Delevingne, Kate Beckinsale y Léa Seydoux), McGowan parece haberse sentido por fin empoderada para dar el paso. 

Y lo ha hecho con muchísimos obstáculos en el camino: el primero, romper el supuesto acuerdo de confidencialidad que firmó en aquel momento por el que 100.000 dólares le prohibían hablar como lo acaba de hacer y por el que, seguramente, se enfrentará a problemas legales (inaudito, sí). El segundo, la suspensión de su cuenta de Twitter durante 12 horas debido a toda esta actividad de denuncia que la actriz está llevando a cabo durante los últimos días (en la que, al parecer, se le coló la publicación de un número de teléfono privado). Y el tercero… haber tenido que desenmascarar a otro todopoderoso más: Jeff Bezos, fundador y CEO de Amazon y propietario del Washington Post, a quien dirige sus twits y acusa de no haberla protegido ni escuchado cuando le contó lo sucedido.

Ahí es nada. El testimonio sobrecoge. Y sí, es importante que Rose McGowan y otras decenas de mujeres hayan hablado. Y es fantástico que por fin se haya atrevido a confesar toda la verdad, sin vergüenza y sin miedo. Con mucho más apoyo que hace 20 años, gracias a Dios.

Pero es más importante darse cuenta de que ha hablado porque ella ha querido. Cuando y como ha considerado oportuno. O simplemente en el momento que lo ha necesitado y que ha podido hacerlo… Porque Harvey Weinstein no era un monstruo, y las mujeres que sufrieron su acoso y su abuso y que lo guardaron en secreto, tampoco fueron las culpables.