El pasado 17 de octubre, nuestra querida Rossy de Palma fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco y más allá del honor de contar con una española más unida a esta misión diplomática es bellísimo saber que la decisión de la UNESCO pone el foco en la difusión de la diversidad cultural, una materia que Rossy, puedo decirlo, mi amiga, domina y de la que puede presumir. Porque ella es en si misma diversa, en su manera de ser, de actuar, en sus registros como actriz, pero sobre todo en las diversas materias de las que están construidos sus sueños, no solo en el terreno de la actuación o a veces como modelo, sino sobre todo y por encima de todo en los de la Creación con mayúscula, ahí donde destaca en cualquier camino que emprende, ya sea musical, teatral, ya se trate de escribir, interpretar, cantar. Rossy es la Leonarda del siglo XXI y este reconocimiento lo que hace es reconocer su capacidad para llevar al mundo esa doctrina que es la de la diversidad y que ella difunde básicamente con sus acciones, que ya sabemos que son los ejemplos fundamentales.  

“Si algo me gustaría con esta embajaduría de buena voluntad por la diversidad cultural es servir sobre todo a resetear la mirada que tenemos sobre muchos temas  y poder ser y sentirme verdaderamente útil.”

Así lleva siéndolo mucho tiempo. Para quienes la conocerán y aman. Pero también para la UNESCO, organización con la que ya colaboró anteriormente, en 2020, participando en la campaña “Unidos contra el Racismo”. Precisamente la raza, sobre todo si miramos hacia el sur, hacia África, es un territorio especialmente sensible para la actriz, que entre otras cosas cuenta con familia en Senegal y que visita el continente con asiduidad. Pero más allá de lazos familiares y viajes, Rossy ha puesto sobre la mesa en ocasiones el debate sobre la apropiación cultural, esa en virtud de la cual se copia literalmente por parte de Occidente obras, creaciones, dibujos, bordados y se trasladan sin más, sin explicar de dónde vienen y sobre todo sin reportar ningún beneficio a sus creadores primigenios. 

GRAZIA.- ¿Cómo va a afectar tu relación con África en tu embajada de buena voluntad?

ROSSY DE PALMA.- Más que afectar, espero que mi relación y experiencia sirvan para enriquecer, aportar y cambiar la percepción obsoleta y miserabilista que buena parte de Occidente tiene sobre ese ya en sí mismo rico, inmenso y variado continente.

Es, en su opinión, demasiado pronto para hablar de planes relacionados con el tema de la apropiación cultural, porque “merecen por mi parte una reflexión pausada para ser capaz de aportar algo que sea lo suficientemente relevante desde mi propia experiencia“. Es su misma reacción cuando se le pregunta por uno de los temas que está en la agenda de esta Embajada, el estatuto del artista. Es contundente cuando hablamos de las culturas indígenas, de las que también se ocupará en su mandato: “A las Culturas indígenas se les debe muchísimo … Para empezar, revalorización, restauración y respeto«.

GRAZIA.- Desde el punto de vista cultural, destaca por favor un aspecto por lo que combatir y los temas en que deseas centrarte por la igualdad.

ROSSY DE PALMA.- Hay tantos frentes que merecen una atención urgente, que creo que necesitan ser estudiados con detenimiento por mi parte para establecer, por supuesto junto con la visión de la UNESCO, mi propio orden de prioridades.

GRAZIA.- Si hablamos de igualdad de género, ¿qué acciones llevarías a cabo?

ROSSY DE PALMA.- Por supuesto, las cuestiones básicas e irrefutables, como son la igualdad en derechos humanos, en educación, en justicia social…  y, cómo no, en obviedades que se me antojan terriblemente anacrónicas como es la desigualdad salarial.

Rossy que no parece no poner nunca el freno en lo que se refiere a crecimiento profesional y que a sus múltiples tareas y funciones de trabajo, une ahora esta Embajada de Buena Voluntad, se muestra cauta a la hora de especificar mucho más las labores a las que va a dedicarse pero especialmente la manera en que va a llevarlas a cabo. En el fondo, es lógico y casi de agradecer. Conociéndola, estoy convencida de que ese torrente de ideas que manan de su experiencia, de sus conocimientos y de su ambición, será fluido y enorme, como su humanidad. Pero también conociéndola sé que no va a tirarse a la piscina de contar su posible plan de acción sin el tiempo necesario para reflexionarlo y ponerlo en común con una organización más que respetable, como es la UNESCO. Y hace bien. “Acabo justo de estrenarme y todavía no he tenido tiempo de meterme en faena. Espero poder compartir mas una vez completado gran parte del programa que la UNESCO me ha ya encomendado en este 2023 que empieza en breve. Soy como quien dice una embajadora feliz de serlo pero todavía en pañales«.

*Imagen: Vía @parisphotofair