Si pensabas que la magia de Snapchat empieza y termina en el momento en que abres la boca y sale un arcoiris de la misma, estabas equivocada. Hay muchos más cachivaches con los que jugar… aquí cuatro de ellos:

Todos sabemos que están haciendo lo del doble filtro de perrete, con el dálmata y el clásico... © Mondadori Photo
Todos sabemos que están haciendo lo del doble filtro perrete… © Mondadori Photo

1. Más colores para tus arrebatos artísticos

¿Verdad que una se desahoga de lo lindo sacando su Picasso interior a golpe de dedo índice en la pantalla? Pues resulta que no tienes que colorear solo con los tonos de Plastidecor del colegio; que hay más, escondidos, para que solo la gente que mola bien, como tú y como yo, los encontremos. ¿Que qué hay que hacer? Fácil: selecciona el lapicerito. A la derecha, arriba, aparecerá la paleta de colores básicos. Para descubrir los demás, solo tienes que pinchar en uno de ellos sobre la barra, por ejemplo, el azul y, sin dejar de presionar sobre la pantalla, desliza el dedo en círculos a lo largo y ancho de la misma. Verás que, según te mueves, las tonalidades del color seleccionado varían: pasteles, intensos…

© Snapchat
¡Y venga a garabatear con colorcitos pastel!

2. Más de un filtro a la vez

Confiesa que has querido alguna vez ponerte el filtro que hace más guapa y, a la vez, poner la hora para que vean que son las 3 de la mañana y estás como una rosa. CONFIESA. Y entonces te quejas, porque solo puedes poner uno y combinarlo con la cara de perro y los emojis como mucho. PUES SE ACABÓ LA TONTERÍA: ahora mismito vas a aprender a poner dos filtros a la vez. Veamos: hazte el maravilloso selfie. Desliza el dedo a derecha o izquierda para elegir un filtro. El de Madrid, por ejemplo, como hemos hecho nosotras. Una vez seleccionado, pulsa en la pantalla con el pulgar y mantén pulsado. Con la mano que tienes libre, desliza el dedo índice a derecha e izquierda como haces habitualmente para buscar un filtro. Y ¡tachán! Listo. Ya puedes decir que estás en Madrid y que hace doscientos grados a la sombra. ¡Yuhu!

26 grados hoy en Madrid desde bien prontito. No es tontería.
26 grados hoy en Madrid desde bien prontito. No es tontería.

3. Tu cumpleaños

No sé vosotros, pero para mí el mejor día del año y del universo en general es el día de mi cumpleaños. Me alucina que Facebook se lo diga a todo el mundo y mi móvil colapse a base de notificaciones de gente con la que hace siete años que no cruzo palabra. Ah, es maravilloso. Ahora, con Snapchat también puedes decir a los cuatro vientos que eres un poco más vieja pero que no pasa nada porque tú seguirás usando la máscara de perro con lengua hasta la muerte: con la cámara de Snapchat abierta, desliza el índice de arriba a abajo por la pantalla. Llegarás a tu perfil (añadir amigos y demás). Arriba a la derecha, encontrarás una tuerca, esa tuerca que siempre significa ‘Configuración’ sabe Dios por qué. Pincha en ella y, ahí, selecciona la opción ‘Cumpleaños’. Activa ‘Fiesta de cumpleaños’ y be rrrrrrrready to party! Se añadirá un iconito de tarta a tu nombre en tu día, tendrás un filtro de cumple y sorpresas molonas SIN QUE SE REVELE EN NINGÚN MOMENTO TU EDAD. Dato importante. Ojo. Ojo.

Qué maravilla. ¡UNA TARTA!
Qué maravilla. ¡UNA TARTA!

4. Iconos en movimiento

Seguro que has visto en más de un Snapchat iconos moviéndose en los vídeos al ritmo del mismo. Y te preguntas: «¡¿Cómo narices lo hacen?!». Pues así: graba tu vídeo. Selecciona un emoji molón que se adapte a tu historia y reduce su tamaño (ya sabes, como cuando haces zoom en una foto en el móvil). Manten pulsado el pulgar sobre el emoji hasta que el vídeo se pause y, sin dejar de pulsar, dirige el emoji hacia el elemento del vídeo cuyo movimiento quieres que siga. Aparecerá un circulo en el centro de la pantalla indicando que tus cambios se han guardado. ¡Y listo!