“Ojalá resultara tan atractiva para los hombres como lo soy para los mosquitos”…

“Ojalá resultara tan atractiva para los hombres como lo soy para los mosquitos”, se quejaba hace unos días una amiga mientras acababa de un palmetazo con el cuarto mosquito de la noche que acechaba sus piernas. “No me depilé para acabar con un estampado de lunares”, dijo entre risas. A ambos lados, otras dos amigas, resultaban invisibles para los pequeños insectos voladores. No tardó en salir la broma de que, “igual, te huelen los pies” (sí, es uno de los aromas más atractivos para los mosquitos).

¿¿¿A mí???
¿¿¿A mí???

Lo cierto es que hay quienes resultan más atractivos que otros para estos molestos insectos. Y las razones son todo un compendio de factores, desde el calor corporal al tipo de sangre (los de tipo 0 son los preferidos y los A, los más repudiados, según un estudio japonés). Sin embargo, no hay que darse por vencidos.

Además de los clásicos repelentes, hay pequeños gestos que nos ayudarán a perder atractivo para los mosquitos y dejar de ser un imán; más cuando estamos aún sufriendo el virus zika en amplias zonas del planeta.

© Tina Luther
Así que quita esa cara… © Tina Luther

1. Vestir con colores claros. Sí, los mosquitos son más góticos de lo que parece. Aunque, pensándolo bien, ¡chupan sangre! Normal que tengan preferencia por el negro y el azul marino, es decir, los colores oscuros. Blanco, beis y pasteles no les resultan nada interesantes. El minimalismo no ha llegado aún a ‘Mosquitolandia’.

2. No matar arañas en verano. Hagamos caso del refrán, “los enemigos de mis enemigos son mis amigos” y aliémonos con las arañas, que han hecho de los mosquitos su particular gazpacho. No hay nada más sabroso para ellas en estas noches de calor.

3. Pongámonos drásticos. ¡A por los murciélagos! Basta un pequeño murciélago para acabar con cientos de mosquitos en apenas un par de horas. Si tienes una casa de campo, resultará mucho más efectiva una madriguera artificial de estos mamíferos voladores que la típica lámpara atrae-insectos.

No vayas hacia la luz...
Aunque también funciona…

4. Aceites esenciales. La citronella es el repelente natural más famoso a la hora de combatir los mosquitos (también se puede usar para la pesadez de estómago). No faltan quienes combinan varios aromas con diferentes aceites esenciales y, de paso, perfuman su casa. Las más manitas incluso hacen velas de hogar.

5. Plantar albahaca. Es otra planta cuyo olor mantiene a raya a los mosquitos. De hecho, si es el truco que usan los agricultores para ahuyentarlos de sus huertos por algo será. Y luego, cuando crezcan las hojas, qué mejor que hacernos un pesto casero a lo Audrey Hepburn o unos panecillos italianos. Por cierto, el aceite esencial de almendras es perfecto (mezclado con albahaca) para proteger a los bebés.

6. Un menú antimosquitos. El ajo, la cebolla y el clavo les desagradan tanto o más que las lentejas o las almendras. Ellos prefieren los cosméticos perfumados… Así, si decides, a pesar del calor, hacer un buen guiso de lentejas con esos ingredientes y, de primero, un gazpacho de almendras, habrás creado un combo atómico que explotará con el zumo de naranja de postre.

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Saca tu lado cocinitas.

7. Vitamina C. El cuerpo admite un tope diario de vitamina C inferior al que nos aportan dos naranjas. A partir de ese límite, se expulsa de forma natural por la orina y, sobre todo, por el sudor. Los mosquitos no aprecian las propiedades nutritivas de un sudor rico en vitamina C…

Aunque los remedios naturales están muy bien, no está de más hacer uso constante del repelente. Recuerda que no todos los repelentes sirven para todas las zonas del planeta y que no debemos aplicarlos en zonas que acabarán tapadas por la ropa porque se impide su evaporación y, por tanto, su eficacia. Según dónde viajes serán más efectivos unos u otros (pregunta al farmacéutico ante la duda) y no está de más que lleves los que son en formato pegatina, sobre todo para los niños (funcionan especialmente en zonas del Sudeste Asiático). Tampoco está mal usar mangas largas si vamos a estar al atardecer en sitios con mucha población de mosquitos. Ya sabes, sentido común.

Ahá... ¡Te hemos pillado Enrique!
¡Y el truco de Enrique!

Este artículo se publicó originalmente el 10 de agosto de 2016.