¡Pero si hasta en los chiringuitos de las playas nudistas se visten para comer! Efectivamente. Pero las manchas de salsa sobre el cuerpo no parece que vayan a ser un contratiempo en The Bunyadi, que rompe tabúes en Londres al ser el primer restaurante de la capital británica en el que se podrá comer completamente desnudo. Claro que solo será posible durante un tiempo limitado, pues esta experiencia será tan efímera como el clima cálido en la ciudad, es decir, en verano y gracias.

El éxito está más que asegurado. Basta con saber que las peticiones de reserva superan ya las 39.000. ¡Y eso que aún se desconoce exactamente el lugar en el que se situará! Lo único que se sabe ya es que será en el centro de Londres, en un espacio dividido en una pequeña barra de bar, un gran salón naturista con mesas separadas por biombos de cañas de bambú; un segundo salón donde sí estaría permitido estar vestido y una cocina, al fondo.

© Fotograma de
© Fotograma de ‘El Consejero’ (2013).

Como toda idea moderna que se precie, no falta un enfoque filosófico. En este caso, el de volver a los orígenes, con la Pangea como horizonte. “Revisitar los comienzos, donde todo era fresco, libre e inalterado por la vida moderna”, explican desde su enigmática web de reservas, en la que también se avisa de que hay taquillas para que dejemos la ropa, como ocurre con los clubes nudistas de encuentros sexuales, pero sin ración de filosofía y dejando lo holístico también en la propia percha.

The Bunyadi tendrá capacidad para 46 personas. Como explica Seb Lyall, una de las responsables del proyecto, será una “experiencia libre de impurezas”, término bajo el que incluye el teléfono móvil (adiós Instagramers, no querréis venir aquí), los colores artificiales (¡Hola, Agatha!) y la electricidad (Edison, ese incomprendido). Es decir, el paraíso para diseñadoras como Stella McCartney, cuyo veganismo llega al extremo de prohibirle llevar calzado de piel o comer previamente bocatas de atún a quien pretenda entrevistarla (historia real de la antigua redactora de Grazia India y hoy afamada escritora Helen Russell).

De hecho, Stella podrá pedirse un menú extrictamente vegano si decide quitarse su ropa (nunca mejor dicho) y cenar a la luz de las velas (recuerda, es un espacio libre de electricidad…). Un ambiente romántico que, eso sí, también será condescendiente para los omnívoros, ya que el segundo de los menús disponibles sí que será tradicional. Eso sí, todos los ingredientes serán de proximidad, ecológicos, servidos en vajilla de barro y cocinados en brasas de leña. Ya puestos, podrían quitar los cubiertos, que no crecen precisamente en los árboles…

© Facebook 'The Bunyadi'
© Facebook ‘The Bunyadi’

El nombre del restaurante es toda una muestra de intenciones. Basado en el hindi, y pronunciándose Bon/Ya/Di, el significado es un derivado de ‘naturaleza fundamental’, de ahí el ‘ejercicio de liberación’ que pretende ser. Lo que no se entiende tan claramente es que el éxito del local previo a su apertura, con reservas para llenarlo ya durante dos años y medio ininterrumpidamente, responda a una necesidad por la desnudez en Londres, donde no está especialmente penada per se. De hecho, el próximo 11 de junio está prevista en la capital la anual carrera ciclista en pelotas, que suele superar el millar de participantes.

La cena en este restaurante efímero partirá de las 55 libras (alrededor de los 72€) y la bebida estará incluida en ese precio. Por cierto, que los empleados del local que interactúan con el público también estarán desnudos.

Detrás de The Bunyadi se encuentra el colectivo Lollipop («piruleta»), que se ha especializado en la creación de experiencias únicas. Por ejemplo, el ABQ London, el primer laboratorio de cócteles en una autocaravana inspirada en Breaking Bad y cuyas entradas se agotaron en tres días (se superaron las 40.000 peticiones y ahora se está proyectando en París); o el Molecular Art, donde también se jugaba con los cócteles y la química más vistosa para aprender a hacerlos con otros 49 compañeros de ‘clase de Química’ en la Torre OXO, frente al Támesis. Dado que son los Reyes Midas de las acciones surrealistas, será impensable que sus cenas en pelotas no sean un éxito. Ahora, ¿será exportado más allá del Big Ben?

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