Bélgica es uno de los países en los que la cerveza tiene rango de religión. Con más de 1.500 variedades, muchas de ellas con jarras expresamente creadas para su degustación, su tradición se remonta a la Edad Media, cuando sus monasterios la elaboraban artesanalmente. Hoy es posible encontrarla de todo tipo y sabor, desde las clásicas blancas, rubias o negras a otras más exóticas como la de frambuesa, chocolate o coco.

Sin embargo, desde hace unos años, este panorama se ha expandido de un modo inusual. Y es que hay que contar con un nuevo protagonista en este universo cervecero: la firma Snuffle, la primera del mundo creada para ser exclusivamente consumida por perros. “Si yo puedo disfrutar una cerveza o tres, ¿por qué no va a poder hacerlo también Canto, mi fiel braco de Weimar?”, se preguntó Arjan Berendsen. Dicho y hecho, tras muchas pruebas, la cerveza perruna era una realidad.

Claro que, en realidad, no es una cerveza como la entendemos, ya que no contiene alcohol y tampoco carbónico. “Es algo más emocional”, explican desde Snuffle, cuyo objetivo era crear una complicidad aun mayor entre mascota y amo gracias a su bebida. Y será difícil que el animal no esté encantado, sobre todo si tenemos en cuenta que la composición de un botellín es carne de ternera o pollo, extractos de cebada de malta y grasa. ¡Incluso es rica en vitamina B! “Ha sido elaborada con ingredientes que también se utilizan en los productos para el consumo humano”.

La primera cerveza perruna no es sino la constatación de que el cuidado de las mascotas, especialmente la de los perros, se nos empieza a ir un poco de las manos. Claro que, si eres de los que no puede resistir la tentación de mimar a tu ‘más fiel y mejor amigo’, no deberás dejar la oportunidad de hacerte no solo con unos botellines de Snuffle, sino también con algunos de estos objetos, a cuál más surrealista.

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