¿Puedes evitar continuar la canción si alguien te dice “I´ll be there for you”? ¿Cuántas veces, viendo Juego de Tronos, te has encontrado tarareando sin darte cuenta el  “naa, naa, nananaana, nananaaa…”? Sí, las cabeceras televisivas son irresistibles. No hay serie en nuestra memoria colectiva que no contara con unos créditos pegadizos, divertidos y que nos trasladaran en apenas unos segundos al universo del programa. Muchos de ellos han pervivido más allá de su fecha de emisión, calando entre varias generaciones. Por ejemplo, yo sigo soñando con Pamela Anderson corriendo en la playa (como mi padre antes que yo).

La evolución de los títulos ha ido estilizándose durante los últimos años gracias a la apuesta de las cadenas de pago norteamericanas que decidieron dotar de un mayor presupuesto a este apartado, conscientes de su significado y relevancia. Hoy en día, con los nuevos actores procedentes del streaming (Amazon, Netflix), las posibilidades de los contenidos televisivos se han multiplicado. Y, al mismo tiempo, también sus presentaciones.

Pero, ¿sabemos algo sobre la creación de las cabeceras? ¿Quiénes son los encargados de hacerlas? ¿Cómo llegan a dar con la idea perfecta para la serie? En Grazia, siempre diligentes y dispuestos a satisfacer la curiosidad del lector, hemos hablado con Digital Kitchen, una de las compañías más importantes de mundo en el diseño de títulos de créditos; la creadora, entre otros, de la increíble cabecera de Dexter.

We miss you, Dexter Morgan.
We miss you, Dexter Morgan.

Fundada en 1995, Digital Kitchen comenzó siendo una agencia de publicidad tradicional, pero el deseo de innovar en el campo del marketing les llevó a experimentar con los formatos del cine y el vídeo. En el año 2001, llegarían a un acuerdo con HBO para hacer los créditos de A dos metros bajo tierra, la historia de una familia propietaria de una funeraria que es considerada por la crítica (y por todo el que la ha visto) como una de las mejores series de la historia de la televisión. Su trabajo minimalista, que rompía por completo con la estructura hegemónica de la presentación posada de los personajes y el pegadizo jingle temático, introdujo a todo un sector en el siglo XXI y les hizo valedores del premio Emmy. Tras ese trabajo, vendrían otros créditos muy celebrados como los de Nip/Tuck, True Blood y Dexter, por los que volverían a repetir premio. Actualmente, tienen en antena trabajos como los de la serie Narcos y la comedia Man Seeking Woman.

Comparativa: de los bocetos a la realidad en 'A dos metros bajo tierra'. © Cortesía de Digital Kitchen
Comparativa: de los bocetos a la realidad en ‘A dos metros bajo tierra’. © Cortesía de Digital Kitchen
Comparativa: de los bocetos a la realidad en 'A dos metros bajo tierra'. © Cortesía de Digital Kitchen
Comparativa: de los bocetos a la realidad en ‘A dos metros bajo tierra’. © Cortesía de Digital Kitchen

El proceso empieza con una llamada por parte del productor o showrunner de la nueva serie. Una vez hecho ese contacto, valoramos si el proyecto se adapta bien a nuestra compañía. Si es así, gestionamos una reunión creativa en persona con el creador de la serie para ponernos en marcha”, explica a Grazia Paul Matthaeus, fundador y presidente de la compañía de diseño. Al igual que en la publicidad, el proceso creativo de los créditos está dominado por unas cuantas empresas de gran tamaño. Digital Kitchen es una de ellas. “Desde el concepto a la entrega final, normalmente nos lleva entre dos y tres meses. En la fase conceptual trabajamos unos cuatro diseñadores, cifra que varía luego en la producción dependiendo de las necesidades del proyecto”.

En otros casos, como el de la superproducción de la cabecera de Juego de Tronos, la agencia Elastic llegó a emplear hasta 25 personas durante seis meses, en un proceso que duró casi dos años desde los primeros contactos (si tardan un poco más nos quedamos sin la familia Stark antes de ver la cabecera).

¿A quién no se le pone la piel de gallina cada vez que aparece esto en la pantalla?
¿A quién no se le pone la piel de gallina cada vez que aparece esto en la pantalla?

Los títulos de crédito pueden funcionar como una mera exposición de personajes, como pequeñas películas que explican de lo que trata la serie o introductoras al tono de la serie, típico de las sitcoms. En nuestro país, como tantas otras cosas, las cabeceras no han recibido gran atención hasta fechas recientes. Con presupuestos siempre precarios, uno de sus nombres más relevantes es el del diseñador Juan Gatti, referente de la movida madrileña y conocido por sus trabajos con Fernando Trueba y Pedro Almodóvar, su mejor colaborador y con quien mantiene una agria polémica relacionada con los derechos de autor de sus obras (Boyero, no estás solo). Gatti trasladó a la televisión sus diseños ‘almodovarianos’ en la serie Mujeres, producida por el director manchego y emitida en La 2.

En los últimos tiempos, la española User T38, una prestigiosa compañía de posproducción, ha destacado con los créditos de dos de las mejores series emitidas en los últimos años: Crematorio y El Ministerio del Tiempo. Para la serie de TVE, buscaron darle un estilo de sombras tailandesas para dotarle del humor característico en sus guiones y un punto steampunk, a través de los colores y texturas de la época. La inspiración es fundamental antes de diseñar unos créditos y dar con ella es una de las tareas más complicadas. “La encontramos en cualquier lugar que podamos. Algunas veces es una música, un estilo de ilustración, o un acercamiento visual que nos parezca particularmente apropiado”, nos asegura Matthaeus.

¿Qué cualidades poseen aquellos créditos que se han quedado en nuestra memoria?

Del rap de El Príncipe de Bel-Air a la crudeza de los de True Detective existe un mundo de separación; sin embargo, comparten un mismo rasgo: el espectador nunca se los salta. “Lo importante para nosotros en un trabajo es ser significativos y emocionalmente convincentes, antes de que el espectador haya visto uno de los episodios”, apunta el fundador de DK, que termina haciendo un balance de su trayectoria. “De los que más orgullosos estamos son de los de A dos metros bajo tierra, porque lo empezó todo. True Blood también fue una producción ambiciosa, pero A dos metros abrió una oportunidad para ser más metafórico en el marco de una serie de televisión”.

Metafóricas o literales, es innegable que las cabeceras se han ganado un lugar propio en la industria televisiva. Así, al menos, podremos continuar con los encendidos debates sobre cuáles son las mejores de la historia. Y eso, mientras todos tarareamos la canción de Juego de Tronos, claro: “Naa, naa, nananana, nananaaa…”.