Navidad. Esa época del año en la que todos los miembros de una familia sincronizan sus relojes o agendas, qué más da, para reunirse en torno a una mesa que alberga un banquete como el de La Bella y la Bestia, aproximadamente.

El único problema de estas festividades es que el concepto de familia también incluye a los adosados. Ellos son, ni más ni menos, que todos aquellos seres humanos que no están unidos mediante lazos genéticos al núcleo familiar. Vaya, los +1, que así los llaman en las bodas. Aunque a mí me gusta referirme a ellos como los ‘esquineros’. El motivo es que en todas las fotografías los colocan a los lados, por si en cualquier momento hay que hacerlos desaparecer del mapa. Ya me entendéis…

Estamos casi seguras de que a Megan Fox no la quitarían de ninguna foto, oye…

Y, por si no fuera suficiente con tener que comprar multitud de regalos, acudir a cientos de cenas, participar en varios de amigos invisibles e intentar ganar la batalla de en qué canal se ven las Campanadas, tendrás que pasar algunas de estas fechas alejada de los tuyos, pero con ELLOS, ¡los familiares de tu chico! En efecto: suegros, cuñados, abuelos, etc. Todos te esperan impacientes para rajar de ti cuando te vayas, eso es así y no puedes fallarles.

Así pues, querida, he aquí cómo sobrevivir a las primeras Navidades en casa de tu chico y no morir en el intento. Te aseguro que si haces todo esto, no querrán que te vayas aunque tú estarás deseando volver a tu nido.

  • No bebas (antes)

Ni se te ocurra aparecer en casa de tus suegros con la más mínima gota de alcohol en sangre. Esto no es una cita con un tío que has conocido en Tinder. Te estás jugando tu reputación, amiguita. Está bien que ingieras alguna bebida isotónica para darlo todo durante el partido e incluso puedes celebrarlo cuando termine con un festival de chupitos con tus amigas, pero llegar entonada o ‘piripi’ como diría tu madre a la guerra no te hará mejor soldado.

Esto déjalo para cuando estés a 3 kilómetros, mínimo, de casa de tus suegros.
Esto déjalo para cuando estés a 3 kilómetros, mínimo, de casa de tus suegros.
  • Llévales un detalle

Esta técnica hará que el marcador se sitúe inmediatamente a tu favor. Una tarta, una botella de vino, un centro de flores, algún elemento de decoración cuqui navideño, una bandeja de pasteles… Opta por un regalo impersonal tampoco queremos que crean que les has estado investigando en Internet, pero no te presentes con las manos vacías. Ya que te has llevado al ojito derecho de mamá, por lo menos demuéstrale que vas en son de paz.

Tampoco hace falta que seas tan gráfica, ni que vayas en bañador, por supuesto.
Ni seas tan gráfica. Ni tampoco vayas en bañador, ¡que es diciembre!
  • ‘Arreglá’, pero informal

No hace falta que te vistas como si fueras a la gala de los Oscar, pero tampoco como si bajaras al chino una mañana de resaca. El equilibrio es la clave, querida. ¿Y dónde está? Pues donde siempre, en el fondo de armario que no en el fondo del armario, cuidado ahí que toda mujer debe tener para estas felices fiestas. Un little black dress con unos zapatos llamativos o unos jeans con blusa y blazer, te harán brillar. ¿Me sigues? A ver… Hablando en plata. No debes parecer una maestra de infantil de los años 50, pero tampoco una profesora de las que salen en las películas para mayores de 18. Ni Bridget Jones, ni Carrie Bradshaw. Un Alexa Chung sería perfecto.

nacvidadcasael1
Por ejemplo. © Cordon Press
  • No dejes ni una miga en el plato (o rechaza con inteligencia)

Tus progenitores te apartan las patatas del cordero porque no te gusta su sabor, te hacen una ensalada especial sin cebolla y con atún natural y te preparan un postre light porque saben que odias coger algún kilo de más en Navidades. Vale. Eso lo hacen en TU casa. Pero fuera de esas cuatro paredes nadie será tan considerado ni tiene que serlo. ¡A comer se ha dicho! ¡Y a dejarse de tonterías con la comida!

No hace falta que te chupes los dedos, pero sí que le digas que su comida está para chuparse los dedos. Ojito con la diferencia.
No hace falta que te chupes los dedos, pero sí que le digas que su comida está para chuparse los dedos. Ojito, que no es lo mismo.

Sin embargo, si crees que es imposible que te comas lo que hay en el plato sin que te entren náuseas, hay una solución. Un vacío legal que te exime de toda culpa: las intolerancias alimenticias. A la pregunta de: «¿Cuánto pulpo con guindillas quieres, bonita?», podrás contestar con un: «Lo siento muchísimo, Marga, pero es que soy alérgica a los octópodos».

Y tanto Kourtney, y tanto...
Y tanto que es cierto Kourtney, y tanto…

P.D: Este vacío legal solo podrá ser utilizado en una ocasión, así que mide tus cartas.

  • Bebe con moderación (durante)

Además de ponerte 13 kilos de comida en el plato, su familia se encargará de que tu copa esté siempre llena. Un detalle por su parte, aunque un peligro para ti. Vale que un par de vinos y un poco de champán pueden hacer que te sientas más cómoda, pero ponte un límite. No queremos que acabes jugando con tus suegros al beer pong.

Tampoco les enseñes cómo montar un efecto dominó con copas y chupitos. Aunque te reconocemos el mérito.
Tampoco les enseñes cómo montar un efecto dominó con copas y chupitos. Aunque desde aquí te reconocemos el mérito.
  • Habla de todo (menos de política y religión)

¿Qué te hace pensar que si terminas a gritos con tus padres que te quieren, con tus suegros será diferente? Las ideologías, ya sean políticas o religiosas, requieren de un público que te conozca un poco más. Tampoco se trata de que ocultes tus convicciones, pero igual que no vas anunciando a voz en grito que votaste a los verdes y que no vas a misa desde hace 15 años, pues tampoco hace falta que enseñes tus cartas tan pronto.

Calladita estás más guapa, en este caso claro.
Calladita estás más guapa. En este caso, claro.
  • Juega con la mascota

Si el perro es el mejor amigo del hombre, ese caniche repelente que no para de arañarte las medias (que no sean de color carne, por favor) será tu best friend durante tu estancia en terreno enemigo. ¿El motivo? La perra del novio de mi amiga I.P. y no es Isabel Pantoja le pilló tanta tirria que tenían que encerrarla en una habitación a la perra, no a mi amiga porque no podía estar junto a ella sin ladrar. ¡Toma papelón!

Verte un par de capítulo de 'El encatador de perros' igual no te vendría mal.
Verte un par de capítulos de ‘El encantador de perros’ igual no te vendría ni tan mal.

Por eso, trata de hacerle alguna carantoña y que al menos no te ladre o lo que quiera que haga.

perro contento
Perro feliz, familia feliz.
  • Gánate a la abuela

Un error muy común es pensar solo en los padres. ¡Error! Una abuela es la que realmente maneja los hilos familiares. Es lo que yo llamo el ‘abuelarcado’ palabra que debería existir. Una grandma es la que lima asperezas entre padres e hijos, elige la película que se ve a mediodía y decide qué chica le conviene a su nieto.

Si te odia ella, te odiarán todos... Avisada quedas.
Si te odia ella, te odiarán todos… Avisada quedas.

Y el último consejo y más importante:

  • …Sé tu misma

Una cosa es que queramos que te comportes como una señorita y otra muy distinta es que interpretes un papel. No hay nada peor que intentar aparentar lo que no eres. Más que nada porque las mentiras tienen las patas muy cortas y te pillarán. Si no te gusta la playa, aunque tengan catorce casas en la costa, pues lo dices. Pero con educación, ¿eh? Piensa que siempre podrás vender la que le toque a tu chico en la herencia.

Lo vas a hacer tan bien que te merecerás un auto-choque. Ya lo verás.
Lo vas a hacer tan bien que te merecerás un auto-choque. Ya lo verás.