¡Aviso, peligro, bomba! Todas (absolutamente todas) las bebidas engordan. Así es, tan duro y contundente como suena. Por supuesto, el agua natural –además de incolora, inodora e insípida- es totalmente inocua. Pero de ahí en adelante, todas suman calorías y, si son alcohólicas… aún más. Sobre esta cuestión suelen existir dos posturas: hay quien es muy consciente del aporte calórico del alcohol e intenta restringirlo en su vida diaria, o –la más habitual- quien solo se preocupa de lo que come y olvida que las bebidas también suman kilos a su cuerpo.

Y resulta que es un problema más grave de lo que parece: no solo suman kilos, sino que, además, las calorías que aportan (unas 7 por cada gramo de alcohol ingerido, ahí es nada) son vacías y no se transforman en energía ni contienen ningún nutriente beneficioso para tu organismo. Simplemente se almacenan en forma de grasa visceral en la zona abdominal e interrumpen el resto de procesos de quemado de calorías que están teniendo lugar en tu cuerpo.

© Claire Rothstein / Mondadori

Vale, sabemos lo que estás pensando: has oído cientos de veces que una copita de vino en las comidas no solo no es perjudicial, sino que es incluso saludable. Y estás en lo cierto, la Organización Mundial de la Salud lo aprueba pero recomendando expresamente “no sobrepasar los 30 gramos de alcohol al día”. Así que no solo deben preocuparte las calorías que sume a tu cuerpo (la OMS recomienda un total de entre 2.000 y 2.500 calorías diarias para los hombres y entre 1.500 y 2.000 para las mujeres), sino también los gramos de alcohol que contenga cada bebida. Parecen muchos datos y demasiado complicados como para tenerlos bajo control… pero tranquila, hay un sencillo truco para conocerlos: multiplica por 8 los grados de la bebida que elijas y multiplica a su vez el resultado por la cantidad que consumas (medida en litros).

¿Te has quedado así? Espera, que te lo explicamos con un ejemplo…

¿Tú eras de letras y te has quedado ojiplática? Tranquila, todo mejora con un ejemplo práctico: una copa de vino tinto -alrededor de 125 ml. con una media de 13º de alcohol- supondrá la ingesta de 13 gramos de alcohol. Es decir: tan solo un par de copas de vino al día casi alcanzarían los límites recomendados. Para calcular las calorías que aportaría a tu cuerpo, basta con multiplicar estos gramos por las 7 cal. que contiene cada uno: así, una copa de vino supondría la ingesta de 91 calorías.

Si te parecen demasiados números (lo son, al menos para tener en cuenta en tus salidas nocturnas y a partir de la segunda copa), he aquí la tabla definitiva que agrupa las 20 bebidas alcohólicas más consumidas en España. Llévala siempre a mano y sabrás qué pedir:

Acuérdate: métela en tu bolso cada vez que salgas… © Eva Armas

Como ves, a pesar de lo que pueda parecer -la hinchazón que a veces producen consiguen una sensación equivocada-, la sidra y la cerveza son las bebidas menos calóricas (chivatazo: si la cerveza es tostada, beberás menos). Les sigue el vino (mejor tinto, también beberás menos y más lento) y, de ahí, las calorías comienzan a multiplicarse como si no hubiera un mañana.

Así que imagina de qué forma aumentan cuando en vez de consumir una copa de -por ejemplo- whisky con hielo, le añades un refresco de cola que oscila alrededor de las 100 calorías. Y es que eso de pedirse un combinado alcohólico con refresco light (puede que lleves años riéndote de quienes lo hacen) no es ninguna tontería: estarías reduciendo las calorías de tu bebida a la mitad. ¿Mejor aún? Apuntarte a la moda de combinar tu bebida con agua con gas. En el lado contrario estarían los chupitos: que el tamaño no te engañe, sus graduaciones suelen ser las mayores. Les siguen los combinados con mezcla de varios alcoholes –a doble ración de alcohol, doble ración de calorías- y los cócteles azucarados de origen tropical, tienen menos alcohol, pero muchísimo más azúcar.

Vale, otra vez sabemos lo que estás pensando: qué pena de vida si estás a dieta y encima no puedes ni darte un capricho cuando sales con tus amigas. Y otra vez vamos a darte no solo la razón, sino también seis opciones perfectas (y recomendadas por nutricionistas) para beber con moderación y alegría. A partir de ahora, estos son tus aliados:

1. Sidra. Lo confirma la OMS: “La sidra es la bebida alcohólica con menos graduación”. Las variedades más naturales solo ascenderán a los 2º de contenido alcohólico.

2. Cerveza. Dale una nueva oportunidad, es la bebida de moda y cada vez hay más opciones para sibaritas. Si es negra, engañarás a tu cuerpo y cambiará el modo de consumo: beberás menos y más lento.

Si se la da Helen, tu también.

3. Cerveza SIN. Pero sin de verdad, esas en las que pone 0,0. El sabor es bueno y no tienen contenido alcohólico ni tampoco calórico.

4. Mocktail. Literalmente ‘cóctel de broma’. O sea, un cóctel sin alcohol: son variantes de los clásicos cócteles pero sin alcohol y sin azúcar. La moda viene de Estados Unidos y cada vez son más demandados.

5. Copa con refresco light o zero. Como decíamos, así reducirás sus calorías a la mitad (aunque no te librarás del azúcar, ojo).

6. Copa con zumo de frutas. Igual de rico, y mucho más fresco y saludable.

Lo de la petaca de Riri era zumo.

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