Confesaré que este artículo no fue idea mía. Fue idea de Noelia [nombre ficticio porque no quiere que refleje el real], que se me acercó en una fiesta y me dijo que ya estaba bien de estereotipos y que iba siendo hora de abrir este melón: «Tú que eres periodista deberías hacer un tema sobre cómo es realmente el sexo entre mujeres. Yo podría darte mi testimonio», se ofreció.

Pues manos a la obra.

Su proposición me hizo pensar en que, efectivamente, sabía muy poco al respecto. Y que en cuestiones de sexo todavía quedan muchos tabúes en temas tan habituales como el sexo entre mujeres (porque ya en términos como queer, pansexual o lithsexual no entro hoy). Mientras que del sexo chico-chico sí había oído experiencias y relatos de boca de muchos amigos homosexuales, en el campo de las relaciones sexuales lésbicas mi ignorancia era extrema. ¿A qué se debía mi desconocimiento? «Las lesbianas seguimos siendo grandes desconocidas. Los gays se exponen más y eso hace que se les haya aceptado más que a nosotras», me dice Noelia al respecto.

Mientras estuvieron juntas, Cara Delevingne y St. Vincent se encargaron de proclamar su amor a los cuatro vientos (haciendo por la normalización de la homosexualidad más que muchas campañas). © Cordon Press
  • La dichosa ‘tijerita’

Sabiendo que partía de cero en este campo, lo primero que se me ocurre preguntarle a Noelia es el estereotipo número uno: si, de verdad, practican la tijera (una postura en la que dos mujeres entrelazan sus piernas de manera que pueden rozar sus vaginas y clítoris). «La dichosa ‘tijerita’. Es lo primero que os viene a la mente», se ríe, pero continúa: «No hacemos solo la tijera. De hecho, hasta da pereza en muchas ocasiones. Piensa que es como el 69 entre heterosexuales, ¿realmente se practica tanto?», reflexiona

«En mi opinión, la impresión general de la sociedad es que solo se practica sexo de verdad cuando te penetra un hombre. La gente cree que entre dos mujeres solo hay jueguecitos. Pues sorpresa, el sexo lésbico puede ser más intenso que el heterosexual. Y, al ser menos agresivo (en el sentido de que nadie penetra a nadie con su cuerpo), se consienten más cosas», afirma, poniendo sobre la mesa el GRAN mito del orgasmo femenino y su relación con la penetración. Maldito Freud.

El director Julio Medem exploró la sexualidad femenina en la película ‘Habitación en Roma’.
  • ¿Tan importante es la penetración?

Volvemos a la idea que Freud expandió hace más de 100 años y que coloca al orgasmo clitoriano en una segunda división. Sobre ello arroja algo de luz Carolina Martínez, sexóloga especializada en relaciones de pareja heterosexuales y homosexuales: «No hay que olvidar que la sexualidad de cada persona es un mundo. No se puede generalizar cuando hablamos de sexo lésbico, gay o heterosexual», me advierte. Cierto, pero me gustaría saber hasta qué punto las lesbianas desean la penetración: «El cuerpo femenino es igual para todas. Es decir, estimular la vagina interiormente es una opción tan válida como cualquier otra. Hay mujeres que mantienen relaciones con hombres y disfrutan mucho más con las caricias que con la simple penetración. Es cuestión de gustos», explica.

La cinta ‘La vida de Adèle’ mostraba largas y gráficas escenas de sexo lésbico (filmadas con genitales falsos).

Tras consultar a la experta, le cuento a Noelia nuestra conversación: «Totalmente de acuerdo. Aunque según mi experiencia solo las más radicales se niegan a practicar la penetración». Vale, la practican, pero ¿cómo? «Normalmente se utilizan dildos o vibradores. O simplemente los dedos. Depende de lo que le guste a tu pareja. Además, en el día a día sacar los juguetes puede dar bastante pereza», me advierte.

Se calla un momento y retoma su discurso: «Tal vez en el tema de la penetración puede influir mucho si eres una chica que también ha probado el sexo con hombres. Si empezaste tu vida amorosa con chicos (porque aún no sabías que tenías otra opción tan válida como esa) y te gustaba el sexo con ellos, lo más normal también es que busques juguetes que puedan suplir la función del pene», expone.

© Olivia von Halle
  • El famoso arnés fálico

Según lo reflejado en la mayoría de películas porno, el sexo entre mujeres se basa en el cunnilingus, la ‘tijera’ y la penetración por parte de una de ellas que se enfunda un arnés con un pene de plástico. «Ay, el famoso arnés. No todas tenemos uno en casa. No es algo tan normal ni tan extendido. Pero es verdad que su uso se da cuando lo que te gusta verdaderamente (y con lo que más disfrutas) es la penetración y sentir a la otra persona pegada a ti», me explica, desmontando uno de los mitos favoritos del porno.

Claro, mientras que un hombre entra en el cuerpo de una mujer en el sexo hetero, y el hombre en un hombre en el sexo gay, entre mujeres el cuento cambia. «No te compras un arnés tan a la ligera. Son más baratos los dildos. Además, puedes hacerte con uno de los largos y hacer lo que sería una tijera con penetración», me indica. Es decir, ambas mujeres introducen el dildo en sus vaginas y a la vez pueden rozar sus clítoris.

‘Anatomy of a love seen’ (2014) es otra de las pocas películas en las que se trata el tema. © Cordon Press
  • ¿Existen roles en la cama?

Con todo lo que me ha contado hasta el momento solo me queda una duda: «¿También hay roles entre vosotras?». Se lo piensa un poco, pero enseguida comienza su discurso: «No tan marcados como en los gays. Entre ellos hay activos, pasivos y versátiles. Entre nosotras, yo diría que todas somos versátiles. Aunque supongo que hay de todo. Ya sabes, no es bueno generalizar. Es como cuando la gente dice que una de las dos es ‘el chico’ de la relación. No tiene sentido. Somos dos mujeres. Punto».

Ellen Page declaró públicamente su homosexualidad para contribuir con su testimonio a defender los derechos de los gays, lesbianas y transexuales. © Getty Images

Cierto. Carolina, nuestra experta, también opina que tendemos a trasladar el papel de ‘marido y mujer’ de la pareja tradicional a las relaciones homosexuales: «No se deben comparar ni extrapolar elementos de unas a otras. Lo que la sociedad debe aprender es que el sexo no es como en las películas. Ni el heterosexual ni el homosexual».

Amén, amigas.

Kristen Stewart y Stella Maxwell demuestran cada día que las generaciones que vienen no tienen ningún problema con aceptar relaciones más allá de las tradicionales. © Cordon Press