La depilación genital femenina es un mundo con infinitas posibilidades. Sin embargo, en las últimas décadas la convención social (hola, Samantha Jones) o el triunfo del estereotipo del porno parecían imponer una sobre todas las demás: las ingles brasileñas o, directamente, la depilación integral.

Hasta ahora. Hace solo unos días la edición americana de la revista Vogue, popularmente conocida como la Biblia de la moda y las tendencias, publicaba un artículo titulado The full bush is the new brasilian (que vendría a decir más o menos que el ‘arbusto’ completo es las nuevas brasileñas). Del titular nos quedan dos reflexiones: 1. en la revista siempre algo es el nuevo algo, y 2. si lo dice Vogue, será que efectivamente el gusto está cambiando. ¿Recoge la revista una corriente cada vez más poderosa o un movimiento incipiente? ¿De dónde surge la alteración en esta ‘elección capilar’? ¿Por qué estamos proclamando un reclamo a la naturalidad o, sin tanto adorno, la vuelta del vello al pubis?

¿El 'arbusto' completo es las nuevas brasileñas?
¿El ‘arbusto’ completo es las nuevas brasileñas?

El artículo, que inmediatamente provocó gran revuelo en redes sociales, señala una tendencia en auge desde el 2013: el regreso del look ‘natural’ que se cuestiona las ideas sobre la depilación genital. Prácticamente desde que Gwyneth Paltrow le confesaba a Ellen DeGeneres que ella apostaba por un «aire setentero». Sonadas han sido también las declaraciones de Cameron Diaz, otra de las abanderadas de un pubis al natural, o las apariciones de personajes televisivos que muestran orgullosos su frondosa entrepierna, como nuestra adorada Ilana Glazer en Broad City o el personaje de Gaby Hoffmann en Girls.

Esta imagen, de la fotógrafa Petra Collins, provocó la censura por parte de Instagram... y la protesta de miles de mujeres contra la decisión de la red social. © Cordon Press
Esta imagen, de la fotógrafa Petra Collins, provocó la censura por parte de Instagram… y la protesta después de miles de mujeres contra la decisión de la red social. © Cordon Press

Parece claro que estas apariciones en distintos ámbitos de la cultura popular han ido moldeando una nueva corriente o, por lo menos, han puesto sobre la mesa otra realidad. Sin embargo, como cada vez que se proclama una nueva moda, no podemos dejar de poner en duda el valor absoluto de la misma. Y, si nos ponemos a investigar, pasa lo de siempre: que ni tanto ni tan calvo (nunca una frase hecha vino tan al pelo).

En Grazia decidimos reunir a varias jóvenes que rondan la treintena y llevan muchas tiras de cera a sus espaldas para que compartieran sus opiniones al respecto. ¿La primera conclusión? Por muchas modas, cada pubis depende de una mujer que hace lo que le apetece con él y su vello.

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Es el caso de Vera, que ha abrazado con ganas la idea del fin de la depilación, pero de una manera diametralmente opuesta al resurgir del vello púbico: “Yo me hice la depilación integral con láser, y te aseguro que estoy encantada. Si otras mujeres apuestan por pasar del tema, me parece muy bien, pero el pelo para ellas, que yo no lo quiero más”. Cuando le preguntamos por los motivos de tan radical depilación, nos deja claro que su apuesta no tiene que ver con las tendencias tendencias, sino con un gusto propio: “Personalmente, me resulta más cómodo y limpio. Empecé con las ingles y, cuando me apunté al gimnasio, decidí quitármelo todo”.

"Y esta es mi historia".
«Y esta es mi historia».

Alicia, por su parte, no le hace ascos a esta nueva tendencia, pero reconoce que la existencia del láser es una bendición: “A mí la depilación integral no me gusta. Yo soy de las de ni mucho ni poco, así que ahora mismo he decidido apostar por el láser, para hacerme las ingles un poquito metidas, pero sobre todo teniendo en mente que no se vea nada cuando me pongo bikinis de braga pequeña”. Y esa parece ser la tónica habitual cuando se apuesta por el ‘natural’; es decir, vello púbico sí, pero a raya para que no haga su aparición bajo el bikini.

Comparte la opinión Carla, que opta por la depilación para no enseñar más de la cuenta en el gimnasio o en la playa. Y suma otro punto a la ecuación: “No voy a negar que también lo hago por mi pareja. Probablemente, si no la tuviera, tendría la zona mucho menos cuidada, y dedicaría mis esfuerzos depilatorios únicamente a la puesta a punto veraniega”. Eso sí, tampoco asegura que su pareja nunca le ha reclamado absolutamente nada. Alicia tampoco aceptaría exigencias masculinas al respecto: “Jamás me haría la depilación integral si un tío me lo pidiera. Y no es el caso, porque mi novio nunca ha tenido queja al respecto”.

¿Qué entendemos por 'natural'? Vello púbico... pero a raya para que no haga su aparición bajo el bikini. © Jonathan Grossman
¿Qué entendemos por ‘natural’? Vello púbico… pero a raya para que no haga su aparición bajo el bikini. © Jonathan Grossman

Y es que, aunque nos hayamos encontrado más de un artículo en el que se nos cuenta las preferencias de los hombres por los pubis libres de vello, parece que una cosa es el dicho y otra, el hecho. Nuestras entrevistadas señalan que no aceptarían sucumbir a la depilación por peticiones externas, aunque tampoco creen que esas exigencias sean la tónica habitual. Vera señala que “Ni ellos me lo han pedido, ni yo he preguntado, aunque sí me han reconocido que les gustaba más cuanto menos vello tenía. Pero hasta ahí. Tengo la sensación de que, en realidad, nosotras le damos más importancia de la que le dan ellos”.

¡Sorpresa! Nosotras le damos más importancia que ellos a la cuestión depilatoria.
¡Sorpresa! Nosotras le damos más importancia que ellos a la cuestión depilatoria.

Es fácil comprobar que, en realidad, en materia de depilación, lo que prima es el gusto y comodidad de cada una. Por supuesto, propuestas, sugerencias, tendencias y, sobre todo, información, son bien aceptadas. Pero al final lo que queda claro es que, en nuestro pubis, mandamos nosotras. Algo que resume muy bien Tavi Gevinson: «No elijo un bando más allá del de tomar la decisión por mí misma. No me interesa lo que dicten otras mujeres sobre sus cuerpos».