Si buscas reconectar, respirar aire fresco y que nadie te encuentre, Fuentes de Rubielos es el lugar. Perdido entre las carreteras de España, en la provincia de Teruel, se encuentra este pueblo mágico, donde hemos vivido una experiencia tan mágica que era justo y necesario compartirla con vosotros.

A tan solo cuatro horas de Madrid, cuatro de Barcelona y una de Valencia, no hay excusa para no coger el coche y aventurarse en las carreteras nacionales para llegar a este pueblecito que bien podría haber salido de un cuento para niños.

¿Cómo llegar?

La única manera es en coche.

¿Dónde hospedarte?

Hay un par de casas en alquiler, aunque también puedes quedarte en cualquiera de los hoteles ubicados Rubielos de Mora, un pueblo situado a 10 minutos de Fuentes de Rubielos. La Trufa Negra siempre es buena opción.

La experiencia

En verano son 200 habitantes y en invierno 60, así que podrás imaginar lo silencioso y limpio del lugar. La gente es amigable y te harán sentir como en casa. Los paseos en coche por los pueblos vecinos y las caminatas por la montaña para encontrar viñedos y terrazas con huertos son un must.

El clima suele ser una delicia (siempre y cuando el tiempo no se vuelva loco como últimamente acostumbra) pues por el día puedes tomar el sol en la piscina y dar un paseo, mientras que por la tarde la brisa anima a echarse una siesta con las ventanas abiertas. Te recomendamos comprar tus víveres en Rubielos de Mora antes de instalarte en Fuentes. Hay de todo en esa locación.

Comer y beber

Nada como el agua fresca del manantial que cae desde la montaña, accesible en las fuentes de este pueblo (de ahí el nombre).

Toma tu café matutino en el único bar/restaurante de la localidad. Pregunta por Graciano, (dueño del lugar). Para cenar también pasa por ahí, te cocinan los dueños (ambos italianos) pasta, carne y ensaladas con las que sentirás que estas en una hostería de la Toscana.

Para comer y beber durante el día, en la piscina del pueblo puedes probar cocina típica de la región, llevada por una familia de Barcelona. Desde croquetas, patatas y mejillones hasta ricas hamburguesas y bocatas. Los mojitos y cafés también son increíbles.

En tus paseos por los pueblos vecinos no puedes dejar de ir a Rubielos de Mora y comer en El Aljibe, donde crían sus propias vacas y por ende te aseguras de que la carne que comes es orgánica. Pide freidura (conservas) de lomo y longaniza, también pide el morro para compartir, la ternera en su jugo es otro imperdible del lugar. En Casa Vicente prueba las chuletas de cordero.

De souvenir, original de Rubielos de Mora, llévate a casa un par de botellas de Rubus y disfruta del vino, desde tu balcón o terraza, acompañado de una puesta de sol mágica entre las montañas.

Otra idea para cerrar la noche es tomar una copa con Graciano o en la piscina, dependiendo el mood que lleves, aunque te aseguramos que las dos opciones te van a gustar.

Road trip

Aprovecha la cercanía y vete un día de playa, por Valencia o Castellón, para luego volver a las montañas llena de energía y vitalidad.

Te prometemos que una semana no será suficiente para reconectar y lo mejor de todo: ¡volverás!

Fotos: Ernesto Soberanes