Si la cara es el espejo del alma, las redes sociales son ahora el espejo del talento. Y la plataforma de moda entre los millennials, no podía ser menos. Sí, queridos amigos, Instagram puede servirte para mucho más que monitorizar las vacaciones de tus colegas, abrir el apetito mirando menús calóricos imposibles y enterarte de las últimas tendencias por tus celebrities favoritas.

Paralela a la tremenda proyección de la red social (más de 500 millones de usuarios y sumando), crece como la espuma el número de empresas que analizan los perfiles antes de contratar a un candidato. Si antes rastreaban tu página de Facebook, ahora destinan sus esfuerzos a Instagram.

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Desfasa, sí, pero mejor si no lo retransmites en Stories.

Gracias a su característica visual, cada vez son más las profesiones en las que puede suponer la mejor plataforma de lanzamiento para una carrera. Por eso, y porque de Linkedin sabemos que ya lo controlas, queremos detenernos en los puntos clave para sacarle el mayor partido posible a eso de subir imágenes a una app.

Empieza por revisar esas fotos, a tu futura empresa puede que no le hagan tanta gracia tus imitaciones de Rajoy en el botellón del pueblo (a nosotros sí, eh). “Las redes sociales se tienen muy en cuenta a la hora de contratar a una persona”, nos comenta Elena Huerga, coach de desarrollo profesional, que continúa alertándonos de su potencial riesgo: “La mayoría de veces sirven para descartar a candidatos: frases fuera de tono, ciertas actitudes, comentarios fuera de lugar, fotos embarazosas…”. El más mínimo error puede espantar al gran número de reclutadores que, entre los 300 millones de personas que interactúan activamente en la plataforma, buscan candidatos que compartan los valores de la compañía.

Por no hablar del cada vez mayor número de sectores que han convertido Instagram en un currículum digital de suma importancia: diseño gráfico, fotografía, arquitectura, decoración, marketing, ilustración, moda, etc.

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Conciertos, gourmet, viajes, gatos, libros… Echando un simple vistazo a sus publicaciones te haces una idea de sus intereses. © @hectormerienda

La cercanía y familiaridad que reina en la aplicación supone también un arma de doble filo ya que las posibilidades de pasarnos de simpáticos (o no llegar) se multiplican. Al mismo tiempo que ofrece un retrato más completo de nuestra verdadera personalidad que, por ejemplo, Linkedin. Si no sabemos utilizarlas correctamente podemos ofrecer una imagen distorsionada.

“Lo importante es que seamos naturales y nosotros mismos. En nuestras vidas no estamos el 100% de nuestro tiempo hablando de aspectos laborales y en las redes sociales aunque estemos buscando trabajo, tampoco debe ser así”, dice Huerga.

© Instagram Gala González
La blogger Gala González combina fotos de trabajo, viajes, amistades, hobbies… © @galagonzalez

Entonces, ¿cuáles son los temas que nos ayudan a transmitir una imagen espontánea y positiva? “Un sí rotundo a publicaciones en las que hables de tus hobbies, en las que disfrutes de tu familia y amigos (una foto de fiesta a las 6 am no es buena opción pero sí lo es una paella o una casa rural), de un libro que te ha vuelto loco, del concierto de tu vida, de deporte, etc”. Ya sabes, si lo tuyo son los conciertos, compártelo. A no ser que fuera de Pitbull (esas cosas mejor en la intimidad, Mr. Worldwide).

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¿Los de Jay Alvarrez? Deportes de riesgo, fotografía, vídeos, eventos nocturnos, chicas, tatuajes… © @jayalvarrez

Pero más allá de ser un escaparate idóneo para nuestras cualidades profesionales, Instagram es especialmente útil para eso que ahora llaman networking y que antes definíamos meramente como “hacer contactos”. Amra y Elma Beganovich, dos célebres influencers de la red social (Club Fashionista), ofrecieron a la revista Fast Company algunas claves para hacerlo de una manera efectiva.

La primera de ellas, como ya nos sugería Elena Huerga, es saber qué postear. Debemos mezclar adecuadamente imágenes relacionadas con nuestra carrera profesional (enlace a nuestro blog, ideas, influencias, proyectos en los que trabajamos o compañeros que admiramos) y de nuestra vida privada, que transmiten cercanía. No debemos subestimar estas últimas ya que de un grupo de fieles seguidores digitales de Juego de Tronos podemos toparnos por sorpresa con algún perfil interesante para nuestro futuro profesional.

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Elma combina fotos de moda y belleza (profesionales) con otras más personales con amigas, de compras o en casa. © @elmabeganovich

En aquellas cuentas especializadas en nuestro sector, los comentarios son fundamentales a la hora de relacionarnos con otras personas que estén haciendo lo mismo. “Desde que los hashtags son rastreables, también podemos construir nuestra red de contactos basada en intereses comunes. Relaciónate con aquellos que se congregan en hashtags similares a los tuyos”, explican las Beganovich, cuyos perfiles suman más de 2 millones de seguidores.

“Conecta con las personas pero desde la verdad, no desde el interés. Crea relaciones genuinas desde el win win”, apunta la coach a Grazia. Es decir, sabemos que tiras de redes para enterarte de las aficiones de tus futuros compañeros de trabajo y así congeniar más rápido, pero intenta aportar un interés sincero que ayude a fortalecer la relación.

La actriz de Velvet publica imágenes de los rodajes rodajes, artísticas, de humor, de gatos y sobre su vida personal. © @miriamgiovanelli
La actriz de Velvet publica imágenes de los rodajes rodajes, artísticas, de humor, de gatos y sobre su vida personal. © @miriamgiovanelli

Ponemos fin a nuestra lista de mandamientos ‘instagrameros’ intentando desentrañar el aspecto más complicado en la comunicación en la red social: el lenguaje. Tus redes sociales no son tu diario. Faltas de ortografía, insultos al guionista por matar a tu personaje favorito o chistes (demasiado negros, demasiado verdes o demasiado malos) pueden jugar en tu contra. También el supuesto contrario. Como expone Huerga: “La comunicación muy formal no tiene muy buena acogida en las redes sociales. Es mejor siempre usar un lenguaje cercano sin caer en el colegueo”.

En Grazia te ofrecemos un truco: imagina que tus seguidores son esos primos con los que no tienes mucha relación y a los que solo ves en Navidades. Ya sabes, simpático y cariñoso sin caer en demasiadas confianzas (antes de abrir la primera botella de cava, claro). Lo bueno, y lo malo, de las redes sociales es que los resultados son inmediatos: podemos corregir nuestra estrategia sobre la marcha si estos no son los esperados. De ese ‘Me gusta’ sin querer en la foto de tu ex mientras cotilleabas su cuenta, no podemos decir lo mismo. Ya es algo.

¡Suerte con esa búsqueda!
¡Suerte con esa búsqueda!