¿Te ha ocurrido alguna vez? Entras en Twitter y, al ver un perfil, te preguntas cómo puede tener miles y miles de seguidores cuando la mayor parte del tiempo publica contenidos poco interesantes.

Esto puede tener varias explicaciones: una, que hables desde el desconocimiento y ese usuario realmente interese a mucha gente o dos, bastante probable, ha comprado seguidores.

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Aunque es una práctica cada vez más habitual, la gran mayoría de usuarios de redes sociales, incluyendo a marcas, agencias de comunicación e incluso publicaciones de prestigio desconocen su alcance: los usuarios están comprando seguidores a un precio irrisorio y de manera masiva.

Algo que no ha sido controlado, todavía, por Twitter o Facebook, que manejan, de esta manera, cifras millonarias de usuarios, siempre bajo la sospecha. Hace sólo unos días se anunciaba que de los casi 974 millones de cuentas de Twitter, un 44% no ha publicado nada jamás. Es más, en agosto de 2014 la famosa red social confirmaba en un informe que el 8,5% de los perfiles activos en el sistema son bots, lo que significaría un total de 23 millones de cuentas que actualmente estarían siendo utilizadas con todo tipo de propósitos.

Algunos de ellos, por supuesto, no serían todo lo buenos que nos gustaría, como el spam, que según ese informe de Twitter, serían menos del 5% de todas las registradas.¿Cuentas que sólo leen o ploriferación de población falsa? Para librarse de la sospecha, Instagram recibía hace solo unos días a sus usuarios anunciando que habían eliminado cuentas inactivas o dedicadas al spam, reduciendo en unos miles la fama de algunas estrellas de esta famosa (y visual) red social.

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ASÍ ES LA COMPRA

¿Cuántos quieres: 5.000, 10.000, 50.000? ¿Y cómo los prefieres, inactivos o de los que parece que están pero no son? ¿Necesitas también likes o retuits? No te preocupes, hay de todo.

Las opciones, paquetizadas por cientos y miles, son de lo más simple: tanto pagas, tanto recibes. Y ni siquiera tendrás que ir al mercado negro a buscarlos, basta con introducir “comprar followers” en tu buscador para que encuentres ofertas de todo tipo: “Sé famoso. ¡Sé guay! Compra seguidores y me gusta,” “¿Quieres comprar seguidores para tu cuenta de Twitter? Si la respuesta es sí, has elegido la mejor opción” o “Seguidores 100% reales. En menos de 48 horas. Satisfacción garantizada” son los primeros resultados.

Pero… ¿Cómo sabemos si un usuario ha contratado alguno de estos servicios? La herramienta más eficaz, como en cualquier aspecto de la vida, es el sentido común.

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ASÍ SE DETECTAN

Tomemos como ejemplo cualquiera de los cientos de listas que pueblan internet: los blogueros más influyentes, los medios con más seguidores, las marcas más populares. Normalmente, suelen publicarse periódicamente, por lo que es fácil ver su evolución y cómo algunos de sus integrantes crecen alarmantemente e incluso aparecen de la nada, como si repentinamente hubiesen alcanzado la fama en el 2.0… Sospechemos.

En ese momento, abrimos su lista de seguidores y encontramos numerosos usuarios sin foto de perfil (el archifamoso huevito), que a veces incluso siguen a miles de cuentas pero a ellos sólo les siguen unos pocos. Mmmm, huele raro. Sus publicaciones apenas alcanzan RTs, favoritos o respuestas. ¿No sería lógico que a mayor número de seguidores le acompañase una mayor tasa de interacción?

Entonces es cuando pasamos a profesionalizar el análisis: entran en juego diferentes herramientas, que estiman el número de seguidores activos, inactivos o falsos. Lo mejor es contrastar resultados porque cada una toma una muestra diferente, más o menos actualizada, y los resultados son similares pero ligeramente variables: Twitter Audit o Fakers, de Follower People, son las más precisas y, lo mejor, son totalmente gratis.

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Pero a veces esos seguidores comprados no son fáciles de detectar, porque son cuentas “reales”, aunque procedentes de Sudamérica, Tailandia y Brasil, principalmente, algo fácilmente visible y una nueva pista. Este tipo de cuentas se dedican a hacer spam, pero a todos los efectos muestran actividad, por lo que parece que nada raro ha ocurrido y las herramientas utilizadas no las detectan.

Nuevamente, si sospechas, no tienes más que probar con la herramienta Twitter Counter: basta con introducir el nombre del usuario que te interesa, seleccionar un análisis a tres meses (un periodo mayor será de pago) y de nuevo dejar que la lógica sea la guía… Si la cuenta muestra un crecimiento espectacular en un determinado momento (generalmente precedido y seguido por una etapa de crecimiento prácticamente nulo), está claro que, o ha ganado un Oscar revelación y se ha convertido en el personaje del momento, o ha pasado por caja.

Por supuesto, existen herramientas más sofisticadas y completas, como Social Bro, que por un módico precio permite analizar distintos perfiles y compararlos. Una inversión necesaria a la hora de trabajar con los denominados influencers, que a veces llegan más allá y compran, en webs como las mencionadas, interacciones (favoritos y retuits) que no es posible detectar automáticamente… Podrían despistar a cualquiera, pero no a aquellos con la herramienta más poderosa: el conocimiento y el sentido común.