Que tire la primera piedra quien no haya tratado de hacer malabares para verse lo mejor posible en un selfie. Venga, va, no vengáis a engañarme ahora: al girar la cámara de nuestro móvil, queremos que este refleje nuestra mejor versión, esa sin ojeras, con la piel tersa, sin imperfecciones y rebosante de felicidad. Ponerse de frente al sol para iluminarnos con el mejor foco natural es una opción, aunque también nos sabemos la del morro rojo para centrar toda la atención en la boca. Que sí, que trapicheos caseros tenemos todos, pero la táctica que utilizan algunas de las instagramers más seguidas ha ido, quizá, demasiado lejos.

"Cheeseeeeeee!" © Mondadori Photo
«Cheeseeeeeee!» © Mondadori Photo

Muchas, de un tiempo a esta parte, han dejado de mostrar la naturalidad que Instagram prometió en sus inicios, no solo por la planificación de los contenidos girando en torno a sus colaboraciones con marcas, sino también por la tendencia a retocar en exceso una imagen que, por definición, debería ser producto de la espontaneidad, algo INSTAntáneo. Y con esto no nos referimos al filtro de turno, o al maravilloso C1 de VSCO Cam que hace maravillas con las fotos más sosas (amén), no; hablamos del retoque más profesional, el que modifica rasgos del rostro o del cuerpo para ofrecer una versión distorsionada pero supuestamente más p-e-r-f-e-c-t-a de la realidad que quieren mostrar.

Hablamos de esto, un antes y después a golpe de dedito deslizándose por la pantalla del ordenador.
Hablamos de esto, un antes y después a golpe de dedito deslizándose por la pantalla del ordenador.

¿Qué cómo lo hacen sin volcar la imagen al ordenador y pasarse un ratito trasteando con el tampón de clonar? Ajá, aquí es donde queríamos llegar. El culpable de la falta de naturalidad se llama Facetune (3,99€ en iTunes), una aplicación que nació con la finalidad de hacer milagros con las bolsas de debajo de los ojos o el granito de turno que disfruta apareciendo justo el día que tienes que hacer algo importante. Con sus múltiples herramientas de edición, se puede aplicar un favorecedor brillo a los ojos, dar forma, clonar texturas, alisar… en fin, todo. Facetune hace todo lo que haría cualquier programa de edición profesional, y todo ello con el simple gesto de deslizar el dedo índice sobre la pantalla del móvil. Así que sí: es más rápido y fácil que el contouring.

Nos encanta Song Of Style, pero ¿ese brillo en la frente es natural? ¿No se nota demasiado el retoque en su escote? © Arriba, @songofstyle; abajo @weworewhat.
Nos encanta Song Of Style, pero ¿ese brillo en la frente es natural? ¿No se nota demasiado el retoque en su escote? © Arriba, @songofstyle; abajo @weworewhat.

Como era de esperar, entre las celebridades asiduas encontramos alguna que otra Kardashian. De hecho, la propia Khloe ha admitido que Facetune está poco menos que ahí ahí con la invención de la rueda: “Facetune te cambia la vida. Es la única forma de vivir”, confesó hace unos días haciendo alarde de la exageración que parece transmitirse en la genética de esta familia.

© Instagram @khloekardashian y @kyliejenner
© Instagram @khloekardashian y @kyliejenner

La función de esta aplicación en las fotos de las que han caído en sus garras puede resumirse en cinco puntos clave que, si prestamos atención, se repiten en muchas de las imágenes con más likes de la red social. Para el selfie perfecto…

  • Se ilumina artificialmente el iris de los ojos, para que brillen como si tuvieran a Lorenzo a diez centímetros.
  • Se alisa la frente de toda arruga gestual que pueda haber, y se ilumina en la zona central.
  • Se retocan granitos, marcas, manchas o imperfecciones. También se unifica la textura en partes del cuerpo como el escote, los brazos, las piernas o las manos, si salen en el encuadre de la imagen.
  • Se modifica la forma del rostro o el cuerpo, cuando la imagen lo permite sin que se marque demasiado el retoque, claro.
  • Se da volumen y brillo al cabello, para que luzca perfecto.

Casi nada…

El brillo de los ojos, intensificación del color... © A la izquierda, @carodaur; a la derecha, @tashoakley
El brillo de los ojos, intensificación del color, dientes más blancos… © A la izquierda, @carodaur; a la derecha, @tashoakley

Y esto es como todo: un uso moderado, precisamente para luchar contra el maldito grano invasor, no tiene por qué dar problemas: allá cada cual; pero empieza a ser grave cuando la cosa se va de las manos y el resultado es excesivamente artificial y distorsionado. Tanto, que tus seguidores acaban dándose cuenta y surgen movimientos en contra en la red social como #NoFacetune, reivindicando la belleza natural y el no retoque (y consiguiente responsabilidad) de las imágenes que se comparten con los muchos miles de personas que, a golpe de follow, han tomado a los influencers como modelo a seguir.