Ser madre por primera vez a los 30 años no es tan mala idea. Lo aseguran diferentes estudios que han investigado la felicidad, inteligencia y desarrollo de niños de toda Europa. Un dato que debemos recoger con alegría, porque España, junto a Italia, Suiza, Grecia y Luxemburgo, son los únicos países del Viejo Continente en el que las mujeres esperan a esa edad, de media, para tener su primer hijo (Eurostat, marzo de 2016).

Es cierto que, para muchas, no es una opción. El ritmo de vida actual, con sueldos que impiden tanto la independencia como el mantener a un hijo, así como el alargamiento del período educativo con posgrados que se extienden hasta pasados los 25 años (lo que imposibilita tener una carrera profesional desarrollada y estable antes de los 30), son solo algunas de las causas. Sin embargo, ‘estar obligada’ a esperar no quiere decir que no estés, de carambola, consiguiendo un beneficio añadido.

Las mujeres que tienen a su primer hijo pasados los 30 «se preocupan más en el cuidado prenatal, al haber planeado mucho más el embarazo y los primeros años de vida del bebé”.

«Los primogénitos nacidos de madres con los 30 cumplidos tienen más posibilidades de ser más inteligentes que los de veinteañeras». Es la conclusión a la que llegó un grupo de expertos de la London School of Economics, que analizaron a 18.000 niños británicos durante años para determinar cómo la edad de la madre podía influir en su crecimiento y desarrollo. Según los datos recogidos, estos pequeños eran más inteligentes, con mejores resultados en pruebas cognitivas y de rendimiento.

La razón del por qué la encontraban en las propias madres: “Las madres primerizas en la treintena tienden a ser más formadas, con mejores ingresos, habitualmente con relaciones estables y con un estilo de vida más saludable. También se preocupan más en el cuidado prenatal, al haber planeado mucho más el embarazo y los primeros años de vida del bebé”, explicó a The Times la investigadora Alice Goisis, una de las expertas del estudio.

Tu mente y tu corazón te indicarán cuál es el momento ideal.

Sin embargo, no hay que dar por hecho que, cuanta más edad, mejor… El mismo estudio reveló que los hijos nacidos de madres a partir de los 40 años tienden a ser más obesos, derivado de que son mujeres menos activas a la hora de jugar con los bebes.

Se complementa el de la London School con otro realizado por varias universidades inglesas que concluyó que «los niños de madres con más de 35 años presentaban una mejor salud física y emocional, que sufrían un 22% menos de probabilidades de lesionarse de forma accidental, que eran menos propensos a ser ingresados en un hospital antes de los 3 años de edad y que desarrollan más temprano y mejor sus habilidades de lenguaje».

«Sí hay una pauta entre la edad de las progenitoras y su forma de ser mamás».

Las de Reino Unido no son las únicas investigaciones a este respecto. La Universidad de Århus (Dinamarca) ha analizado a 4.700 madres danesas de entre 17 y 49 años para determinar pautas generacionales de comportamiento. La conclusión fue que sí hay una pauta entre la edad de las progenitoras y su forma de ser mamás. “Las más jóvenes tienden a ser menos autoritarias, mientras que las de mayor edad saben equilibrar mejor las libertades y las normas que debe acatar el pequeño”, explicó el psicólogo Dion Sommer, uno de los terapeutas de familia que participaron del mismo.

Aunque las madres jóvenes suelen ser más permisivas, muestran menos tolerancia a un comportamiento incorrecto del niño. En el manejo del estrés, también ganan a partir de 30 años. Curiosamente, el nivel de estudios o el estatus socio-económico de las madres danesas que participaron en el estudio fueron variables que no afectaban de ningún modo al resultado.

Ser madre joven también puede ser fantástico…

Entonces, ¿es un error tener un bebé a los veintitantos? Para nada. A los 24 se supone que es el momento de mayor fertilidad de una mujer, con un menor riesgo de aborto espontáneo (un 10% de riesgo, frente al 18% del de un embarazo entre los 35 y 39 años) y un embarazo más llevadero (meno riesgo de diabetes, hipertensión, parto prematuro…). Además, el ritmo que exige un bebé es más fácil de afrontar a esta edad.

A una edad u otra, ser madre sigue siendo una tarea muy personal. Las estadísticas de los estudios muestran pautas y tendencias, pero, al final, lo único claro es que será cada una la que decida cómo, cuándo y de qué manera decide afrontar la maternidad.