Cuando se estrenó en 1987 La princesa prometida, de Rob Reiner, pasó sin pena ni gloria. No es que se pegara un batacazo en la taquilla, pero tampoco fue el gran estreno de la temporada. Ni frío ni calor. ¿Qué era eso? ¿Una película de amoríos? ¿Una de aventuras? ¿Quienes eran esos Cary Elwes y Robin Wright? Con un poco de suerte a ella la conocerían de Santa Bárbara ese culebrón de los 80 que muchos veíamos mientras tomábamos el Cola Cao en los veranos, lo cual tampoco era mucho decir.

¡¿Cómo pudo pasar desapercibida?! ¿¡Cómo!? © Cordon Press

Hasta que se estrenó en vídeo. Fue entonces cuando la gente comenzó a encumbrar a la cinta como el ‘clasicazo’ que es hoy en día y que nos hace clamar a todos en bucle: «Hola. Soy Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir». El actor que dio vida al personaje, Mandy Patinkin, cuenta que no hay día en que 2 ó 3 desconocidos no se acerquen a decirle la frase.

inigo montoya
Y otra vez…
  • La historia que primero fue un cuento, después un libro y luego una película

Corría 1970 cuando el guionista, William Goldman, inventó la historia para sus hijas. Como cuenta en su libro Las nuevas aventuras de un guionista en Hollywood, por las noches acudía a la habitación de sus hijas Jenny y Susanna a contarles cuentos. ¿Os imagináis qué lujo? De la mente de este hombre salieron los guiones de peliculones como Dos hombres y un destino, Misery, Todos los hombres del presidente o Maverick… ¡y ahí estaba todas las noches dándolo todo inventando historias para sus hijas!

Fueron ellas las que le dieron título a la película: «Voy a escribiros una historia, ¿de qué os gustaría que tratara más que nada en el mundo?» Una dijo ‘princesas’ y la otra ‘novias’… y así se quedó (The Princess Bride, en su versión original).

very nice of you
Good job, Sir.

William Goldman sabía que quería escribir el libro y contar esta historia concreta, pero estaba atascadísimo y no sabía por dónde tirar… hasta que cayó en la cuenta de que podía hacer que fuera un libro dentro de un libro, algo que alguien le contaba a otro. Esto era maravilloso porque le permitía hacer todos los saltos en la línea temporal que quisiera. Y así echó a volar la historia y se convirtió en un maravilloso volumen.

Eso sí, el libro con más mala suerte del mundo. Estuvo a punto de producirse dos veces: una, en la Fox, pero el jefazo que se iba a encargar de ello fue despedido el fin de semana de antes de comenzar el proyecto. Después, en un estudio pequeño que directamente echó el cierre la semana previa. A esas alturas ya estaba en la lista de los mejores guiones que nunca llegarían a hacerse. Hasta que llegó a Carl Reiner y de ahí a su hijo Rob.

Y se obró el milagro.

  • Una película mágica

Cuentan los que estuvieron en aquel rodaje que ahí había magia. A veces ocurre que se produce una conexión entre los miembros de un equipo especial y eso fue lo que pasó en aquel set. Chris Sarandon sí, el primer marido de Susan Sarandon, que representó al malvado príncipe Humperdynck, contó en una entrevista que estuvieron entre 6 y 8 semanas en la campiña inglesa antes de volver a Londres para rodar. Todo ese tiempo permanecieron juntos en el mismo pequeño hotel y dormían, comían e iban a trabajar juntos, así que aquello les unió mucho.

André el gigante, que interpretaba a Fezzick, estaba encantado de estar ahí porque nadie le miraba de manera especial a pesar de medir 2,24 metros y haber practicado lucha libre de manera profesional. André murió en 1993 de un ataque al corazón y todos los que le conocieron hablaban de su impresionante calidad humana.

Giant Andre
¡Y mírame!

Cary Elwes fue elegido para el papel de Westley porque recordaba mucho a Errol Flynn. Cuenta que apenas vio a Robin Wright quedó impactado por su presencia, tanto que no fue capaz de dar pie con bola durante la primera lectura del guión. En la lucha por el papel de Westley también estuvo Robert Redford, pero no es nada comparable con las actrices variopintas que optaron al papel de Buttercup entre las que se encontraban Meg Ryan, Sean Young, Carrie Fisher, Courteney Cox o incluso Whoopi Goldberg.

Cinco motivos para amar La princesa prometida

1. Porque cuando eres niño te identificas con Fred Savage, el niño al que no le gustan las historias con besos… pero cuando eres mayor te mueres por un amor como el de Westley y Buttercup.

Kissing book

2. Porque no tenemos que resignarnos a las cosas tal y como son. Íñigo Montoya persevera para vengar a su padre. Westley no se rinde y consigue no morir con el Pirata Roberts. La princesa no se resigna a su suerte. Sabe lo que quiere, le importan un pito las riquezas y todo lo que quiere es estar con su amor.

Buttercup

3. Porque los buenos siempre tienen honor, estén en el bando que estén. Íñigo Montoya respeta a Westley y lucha contra él sin aprovecharse de sus debilidades.

inigo montoya
😇

4. Porque una historia de amor no tiene porqué ser una moñada. Vale, de vez en cuando nos encanta recrearnos en el chico-conoce-chica pero, ¿por qué no poner la más maravillosa historia de amor en otro contexto?

as you wish
😌

5. Porque en el fondo es una historia de amistad, dentro de una historia de aventura, disfrazada de historia de amor.

amistad
😳

Lo mejor de La princesa prometida es que da igual que hayan pasado treinta años, da lo mismo la edad que tengas, las veces que la hayas visto que sigue siendo tan maravillosa como la primera vez. Porque hay sentimientos universales que nunca se pasan de moda.