Érase una vez un chica y un chico que se conocen, se enamoran y empiezan una relación. En este principio de los tiempos parece que el universo se conjura para que tengan su ración extra de romanticismo y empalague no, no podemos negarloDe la noche a la mañana, y sin que nadie haya podido explicar el motivo, todo adopta forma de corazón: tartas, galletas, almohadas… ¡incluso los polvorones de coco que sobraron de Navidad! La sobredosis es tal que pudiera parecer que en una relación solo hay mariposas en el estómago, momentos de éxtasis (y no solo ‘esos’ momentos) y arrumacos… o al menos durante los primeros meses, esos en los que llega la primera cena, la primera salida al cine, la presentación a los amigos y familia

Tanto que os podríais pasar el día así.

Sin embargo, es precisamente durante el comienzo de una relación en la que se dan también otras primeras veces que, al final, determinan mucho más el futuro de la misma que las de ‘color de rosa’. Son esas incómodas, en las que nos sonrojamos o nos hacen sonrojar, sentimos vergüenza y pensamos ‘tierra, trágame’ un par de veces por segundo. Incomodidad, ganas de escapar y situaciones cómicas que, una vez superadas, refuerzan el vínculo entre ambos.

Prometido: tu relación saldrá reforzada.

Por ejemplo, estas 10…

1. ¿Somos novios?

A veces, la provocan los amigos preguntándonos a bocajarro si somos pareja o no. Otras, somos nosotros mismos los que necesitamos ‘etiquetar’ formalmente lo que está pasando. La primera conversación ‘seria’ sobre lo que hay entre manos, si esto ya ha pasado de ‘estamos conociéndonos’ a ‘somos novios’, es una de las grandes montañas rusas emocionales. El miedo a que ambos no sintáis lo mismo es todo un Everest y, sí, la decepción puede dar al traste con todo. Quizás toca rebajar la expectativa o dejar que todo fluya y evitar esta charla…

A ver… ¿somos novios o qué?

2. El preliminar menos sexy: la protección

La cita ha sido perfecta. La atracción entre ambos no puede ser mayor. El ambiente y las estrellas se han alineado para que salten más que chispas. Sin embargo, toca parar un momento y decidir por primera vez qué tipo de protección hay que usar antes y de cara a la relación. ¿Píldoras anticonceptivas bastan? ¿Condón y píldoras? ¿Solo condón? ¿Añadimos retardadores a la fórmula? Porque no hay nada que baje más la libido que hablar de enfermedades venéreas, embarazos no deseados y látex…

3. La primera vez en la cama

Seamos honestos: la primera vez con una nueva pareja siempre se hace cuesta arriba. No os conocéis, mucho menos íntimamente o incluso cómo son ambos cuerpos, si hay más o menos compenetración, si os gustan las mismas cosas, qué os excita a cada uno… y hay muchas ganas de agradar y que os guste, lo cual no hace más que meter presión. No tiene por qué no ser un buen polvo, pero no será, casi seguro, fluído y natural. Lo mejor, pasar directamente al segundo y al tercero.

Y al cuarto, al quinto, al sexto…

4. ¿Cómo ha ido? ¿Te ha gustado?

Tras la primera vez que habláis de anticonceptivos y el primer coito surge el primer análisis del hecho en sí. Realmente no es necesario. Si ya tienes experiencia sexual, sabes perfectamente cuando ha ido muy bien, extremadamente bien, regulero o bastante pasable. No necesitas una aprobación o darla a tu pareja pero, por la razón que fuera, muchas veces la requerimos. Y sí, elegir las palabras adecuadas puede ser muy incómodo. Tanto para agradar si no ha ido muy allá, como para evitar quedar demasiado exultante si ha sido el polvo de tu vida.

5. El primer despertar

Hay parejas que lo tienen claro: si hemos superado la primera mañana juntos, cuando ambos nos despertamos con un humor de perros y no soportamos que nadie nos hable ni nos mire, que hasta media hora después del primer café no somos persona y solo emitimos gruñidos antipáticos, eso es que la cosa tiene mucho futuro por delante. Y como sea entre semana, con el reloj marcando la salida al trabajo y casi sin tiempo a un mínimo de romanticismo, la cosa se vuelve aun más desafiante.

Amanecer con el pie izquierdo y así: ¡atrapada!

6. El primer intercambio de regalos

Lo que puede ser una inocente muestra de afecto es, realmente, todo un desafío. ¿Acertaré? ¿Le sorprenderé? ¿Le gustará? Demasiadas preguntas detrás de una inseguridad que se añade a la que ya suele haber al comienzo de toda relación. Andamos con pies de barro porque, aunque sería impensable que todo se fuera al traste por un regalo, no es plan de cagarla. ¿Lo mejor?, no fijar expectativas muy altas, no exagerar en la compra con algo demasiado caro o voluminoso y tratar de acordar qué tipo de regalo debéis intercambiaros.

7. El primer pedo

No es necesario llegar a compartir una flatulencia como ocurre en Requisitos para ser una persona normal. Pero sí hacer un poco de caso a Leticia Dolera y quitarle importancia a algo tan natural como un pedo y que no tiene por qué restar valor incluso a un momento íntimo. El secreto, además de no darle excesiva importancia, es aprender a reírse de esas cosas, verlas incluso con el valor que da el que haya confianza y que ‘alivie’ la presión del momento.

Hemos dicho con humor, Hannah.

8. Necesitas ir al baño… ¡en su casa!

Si una flatulencia da corte, necesitar ir al baño en su casa (no digamos casa de sus padres) a hacer algo más que orinar puede convertirse en toda una odisea. Porque sí, un truco bueno es el de aguantarse bastante y ya se verá si nos da tiempo de llegar a casa o entrar en un bar… pero hay veces que no hay escapatoria. Trucos: enciende una cerilla tras tu paso por allí, pon música con tu móvil para evitar que se oiga cualquier ruido y cerciórate de que dejas todo inmaculado.

9. Conoces a su madre y familia

Sabes que vas a ser escrutada de pies a cabeza, que todo lo que digas y hagas será utilizado en tu contra y que el juicio ha comenzado incluso antes de que aparecieras en su vida porque tendrás que ser mejor que la ex y, desgraciadamente, no todas las ex son malas… Es como un anuncio de un piso de alquiler. Su hijo o hija es para ellos el Buckingham de los pisos y donde hay un estudio con cocina americana ven un palacio. Dale la vuelta a la situación, recuerda que para ti la situación también es una forma de escrutar y juzgar la que puede ser tu nueva familia.

No pongas esa cara, en algún momento tendrás que conocerles.

10. Hablando de antiguas parejas…

Porque siempre suele haber una ex y, sí, se trata de lidiar con ello. Habrá quien no quiera recordar ni que existió, pero incluso si es así y nunca tendrás que hacerte amiga de ella, serás tan comparada como tú harás con él/ella y tus respectivas antiguas parejas. El problema es más tuyo que suyo. Hablar de antiguas relaciones no tiene por qué ser un desafío, quítale importancia y vive el presente, la relación actual. Que no haya temas tabú es una forma de madurar también en una pareja.

Da pereza, lo sabemos, pero ya llegará la hora de hablar de vuestro pasado.

Hay muchas otras primeras situaciones que se convierten en toda una cuesta arriba en una relación. ¿Cuál es la tuya?