Los bebés no vienen con manual de instrucciones. Por tópica que te parezca esta declaración, es absolutamente cierta. Puedes leer mucho sobre el asunto, pueden darte muchos consejos; sin embargo, a la hora de la verdad, tendréis que ir aprendiendo sobre la marcha a ser padres y, lo que es igual de importante, a ser una pareja… con niño. De vosotros depende que la nueva situación no os desborde y que el dicho ‘tres son multitud’ no tenga nada que ver con vuestra recién creada familia.

© Fotograma de la película 'Como la vida misma' (2010).
© Fotograma de la película ‘Como la vida misma’ (2010).
  • ¡Que me devuelvan mi libertad!

Cuando tu chico y tú vivíais solos, los horarios estaban para saltároslos. Una cena improvisada después del cine, una escapada de fin de semana allá donde el coche (y la pasión) os llevara, pasar la tarde remoloneando en el sillón mientras veíais la tele… Sentimos decíroslo, pero se acabó la libertad absoluta. No hay vuelta atrás: un niño es para toda la vida. De hecho, podrás romper con tu pareja, pero con tu hijo… jamás. Sin embargo, don’t panic! Siempre podéis arañar alguna que otra hora a la rutina familiar para desconectar los dos y disfrutar de una merecida ‘libertad condicional’, aunque para eso necesitéis ayuda de la canguro y de vuestros familiares (sin abusar de estos últimos, porque quienes decidisteis ser padres sois vosotros, no ellos).

  • Cinco minutos más en la cama, por favor…

¿Te acuerdas cuando participaste en la Carrera de la Mujer y, al día siguiente, te dolían músculos que ni siquiera sabías que existían? ¡Pues eso no es nada comparado con tener un bebé en casa! Sin exagerar, es posible que nunca antes os hayáis sentido tan cansados, y es que no se puede ser papás a tiempo parcial. En especial, durante los primeros meses, cuando los críos demandan atención continua. ¡Imposible dormir cinco horas seguidas! Hay tareas que solo puede hacer una madre, como darle el pecho; todas las demás pueden (y deben) compartirse con el flamante papá. Es momento de redistribuir las tareas domésticas. ¿No hay consenso? Pues toca negociar… sin caer en la discusión, ¡claro! En este nuevo papel que habéis decidido asumir, sois partenairs, no enemigos. La clave, remar siempre en la misma dirección.

¡El amor es así! ¡Choca!
¡El amor es así! ¡Choca!
  • ¿Sexo? ¿Qué sexo?

Estás agotada y, cuando escuchas la palabra ‘cama’, lo único que quieres es dormir. Además, encontrar momentos para estar in the mood for love con tu chico no resulta nada fácil. Imposible planificar una velada romántica de las que os gustan, con caricias y juegos preliminares, si no contáis con ayuda para atender al bebé. Los ‘rapiditos’ se imponen… más por obligación que por devoción. Y eso con suerte, porque, a veces, ni siquiera hay oportunidad de disfrutar de ese sexo más espontáneo. Por no hablar de tu autoestima: quizás sientas que tu cuerpo ha cambiado tras el embarazo, y pienses que ya no eres tan deseable como antes. Vale, hacer el amor nunca se olvida, pero si bajáis la guardia, entraréis en una dinámica de abstinencia peligrosa. Buscad vuestros ratitos, aunque sean más breves que antes, que el sexo no deje de ser una prioridad: lo que importa es la calidad, no la cantidad. Y recordad que ser padres de ese precioso bebé no significa que hayáis dejado de ser amantes.

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  • Adiós, cenitas de los jueves con amigas, adiós…

Es convertirte en mamá, y bye, bye vida social. Tus amigos siguen sus ritmos de siempre, pero tus horarios no resultan nada compatibles con ellos. ¿Hacer planes de fin de semana con tus amigas solteras? ¡Complicadísimo! ¿Quedar para ir al gimnasio con tus compañeras de trabajo? ¡Imposible! Además, sientes que tu único tema de conversación en los últimos meses son los pañales, los biberones y el primer diente a punto de salir, con las consabidas caras de aburrimiento de tus interlocutores… Sí, a vuestro círculo de amistades de siempre le sustituye uno nuevo formado por los padres de la guardería y el parque. Pero a partir de ahora, seréis papás para siempre, así que no podéis perder a la gente de vuestro entorno habitual. Haced un hueco en vuestra apretadísima agenda para que nadie se quede descolgado. Eso sí, sin imponer la presencia del bebé continuamente, para no espantar a quienes no tienen niños… Y pensad que, desde el principio, estáis sentando las bases de lo que será vuestra vida social de aquí en adelante.

  • ¿Dónde está el hombre al que amo?

Desde que os conocisteis, sabes que es el hombre de tu vida. Durante el embarazo, habéis preparado el ‘nido’ con todo vuestro amor, sin discusiones. Te ha mimado, habéis elegido el color de la habitación del bebé, te ha acompañado en el parto… pero ahora que sois tres en casa, comienzan los roces. “Querida, dale tú el biberón que yo tengo que levantarme pronto”, “No sé por qué hay que levantarse cada vez que llora”… Lo que parecía que antes os unía, ahora es un conflicto. ¡Claro, le conocías como compañero y amante, no como padre! Como todas las facetas de vuestra vida en común, es preciso que la situación se reajuste. Y, en esta fase, el diálogo es fundamental. Hay que llegar a acuerdos, sin enrocarse en los enfados. Lo mejor, plantear lo que te molesta de su comportamiento como padre en positivo, con una sonrisa… y sin olvidar halagar las cosas que ya hace y que le convertirán en el mejor papá del mundo.

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  • ¡Socorro, mis suegros vienen a casa otra vez!

Detrás de cada bebé no solo están sus padres: abuelos, tíos, primos y demás parientes reivindican su parcela de protagonismo en el feliz acontecimiento. Tu familia, pero también la de tu pareja… Y esto puede resultar una fuente más de conflictos entre vosotros. Lo que no podéis hacer es beneficiaros de ellos como eventuales canguros, pero no dejar que luego participen de algún modo en otros momentos. Eso sí, los padres sois vosotros, así que hay negociar unos mínimos con ellos. Nadie puede sustituiros como educadores a la hora de marcar las pautas que seguirá vuestro hijo, aunque también debéis ser flexibles para que la familia política esté presente en la vida del bebé. Y, si hay actitudes suyas que no te gustan, como siempre, háblalo con tu chico con sinceridad pero sin ofender. Y mejor que sea él quien se encargue de comentárselo a los abuelos paternos…

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  • ¿Y si repetimos?

Habéis tenido a vuestro primer hijo y estáis encantados con la experiencia, a pesar de las noches sin pegar ojo, de lo difícil que es conciliar la vida profesional con la familiar, de los malabarismos que hay que hacer para ver a vuestros amigos de siempre o para hacer el amor como antes… Sin embargo, ¿cómo vais a plantaros solo en uno? Es hora de hacer balance sincero de lo que ha supuesto la llegada de un crío a vuestra pareja. ¿Estáis preparados para ampliar la familia? ¿Realmente os merece la pena? Los psicólogos Rocío Ramos-Paúl y Luis Torres os resolverán estas y otras muchas dudas en su libro La pareja en familia (Editorial Aguilar). Porque, como ambos dicen, «es fácil si sabes cómo disfrutar del cambio…».

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