Dice el refrán que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. O lo que es lo mismo, que mucho ruido y pocas nueces, mucho lirili y poco lerele, y así hasta el infinito del “mucho decir y poco hacer”. Pero, ¿qué pasa cuando le damos la vuelta a la tortilla, y decimos poco pero hacemos mucho? Se supone que esto es algo bueno: no perdemos el tiempo en palabrerío y vamos al grano, ¿no?

JÁ.

Hoy venimos a hablar de los cumplidos-mala-intención. Es decir, esas frasecillas de apenas tres cuatro palabras que a simple vista y para la galería son mansas como un gatito ronroneando, un piropo de cara al público, pero que en el fondo (y tú te has dado cuenta) rezuman bilis y maldad cuidadosamente empaquetadas entre sonrisas.

Pero donde ves mala intención, no siempre la hay, ojo.
Pero ojo, que donde ves mala intención, no siempre la hay.

¿El riesgo en estos casos? Pecar de paranoica y encontrar ataques donde solo hay comentarios que no buscan dañar. ¿A quién escuchar en estos casos? ¿Al angelito que espera un gracias de vuelta? ¿O la voz más profunda y diabólica que pide (por lo menos) un poco de sarcasmo en la respuesta?

Decidan ustedes…

Pero qué guapa estás, ¿te has hecho algo, verdad?
«Pero qué guapa estás, ¿te has hecho algo, verdad?»

¡Pero qué guapa estás!, ¿has adelgazado?

El demonio: Aham. Sí. También lo hemos notado por aquí. Te ha dicho que antes, con tus kilitos de más, eras bastante más indigna de presenciar. Vamos, que te la ha colado por la escuadra. Respira hondo, y agradece, que es de buena educación: «Muchas gracias; he ido guardando las bolsas de patatas fritas que no me he comido estos meses. Las tengo ahí por si las quieres, que ya no las voy a usar».

El ángel: Confiesa, estabas deseando que alguien se diera cuenta de que por fin los kilos de piña y brócoli hicieron efecto. Resulta que esta personita solo te está dando la enhorabuena por el esfuerzo que necesitabas por motivos de salud. Si es sábado, celebradlo juntos comiendo una palmera de chocolate que todo el mundo sabe que las calorías ingeridas en fin de semana no cuentan.

¿Eso iba a malas?
«¿Eso iba a malas?»

¡Cómo se nota que eres rubia! (jejeje)

El demonio: Tonta. Te ha llamado tonta. Lerda. Poco inteligente. Estupidita, si lo prefieres. Pero con un «jejeje» al final que suaviza todo mientras tira de uno de esos topicazos tan absurdos que soportamos las mujeres. Por tu albina testa se te cruzan insultos de todo tipo, pero prefieres darte la vuelta mientras sueltas: «Hablas demasiado rápido para que te pueda comprender. Adiós».

El ángel:  Eres la primera que echas mano del dicho cada vez que metes la pata, así que no puedes evitar echarte a reír. Casi consideras un regalo la expresión porque anda que no os habéis echado risas con la tontería; con esta y con la de «rubia de bote, cho…», ¡espera!, NO, ¿qué? Siguiente cumplido.

¡Cómo se nota que eres rubia!
«¡Cómo se nota que eres rubia!»

Qué mala cara, ¿te encuentras bien?

El demonio: ¿Qué pasa?, ¿que para un día que no te da tiempo a untarte corrector y darte un poco de máscara ya parece que eres un despojo humano? De verdad, qué poco tacto tienen algunos. Dicho a buenas o dicho a malas, a esto solo cabe una respuesta: «Pues estoy mejor que nunca, ¿tú todo bien?».

El ángel: A menos que, efectivamente no hayas pasado tu mejor noche. Entonces dará igual el maquillaje porque se ve a la legua que muy bien no estás. Te encuentras un poquito febril y todo. «A lo mejor sí que estoy algo enferma», piensas (envuelta en las tres chaquetillas que te han dejado para intentar calmar el frío).

"Me encuentro mejor que nunca, ¿por qué voy a tener mala cara?".
«Me encuentro mejor que nunca, ¿por qué voy a tener mala cara?»

¡Qué guapa! ¡No te había conocido!

El demonio: ¿PERO SERÁS MISERABLE? ¿ASÍ QUE ESTANDO GUAPA NO PAREZCO YO? ¿ME ESTÁS LLAMANDO FEA A LA CARA Y SIN ESCRÚPULOS?

El ángel: A ver, lo ha dicho de todo corazón, pero no porque te vea fea, si no porque hoy estás espectacular (más que de costumbre), y claro, ahora que has superado ese momento: “Estoy hasta arriba de trabajo y marrones y a veces pienso en cosas malas porque ya no puedo más”, pues pasa lo que pasa, que el día que estás más sonriente, despejada y engalanada, pareces otra persona, pero para bien.

"Qué guapa, no pareces tú".
«Qué guapa, no pareces tú.»

Muy bonito, pero para venir a mi boda mejor busca algo ‘menos tú’

El demonio: A lo mejor me importa tres narices que pienses que esta falda es demasiado corta o este top demasiado recatado. A lo mejor me siento la persona más sexy del mundo con estos estos taconazos rojos. A lo mejor me da igual tu opinión, reina de la moda, más que nada porque no te la he pedido. Pero en vez de eso, sonríes y contestas: «Tienes razón, para tu boda pega algo más corriente».

El ángel: A lo mejor es verdad que hay que asumir que los leggings no son pantalones, sino medias, algo que la sociedad debería haber interioridad en el 2005, ese día en que adoptaron ese nombre tan cool antes eran las mallas de toda la vida. A lo mejor es verdad que este vestido está un poquito viejo, y no vendría mal hacer una visita a mamá-Zara. A lo mejor es verdad que necesito ir de compras (y a lo mejor al final del día no puedo tocar la tarjeta de crédito de lo que quema, pero qué feliz soy y qué renovado tengo el espíritu).

"¿Por qué no buscas un estilo menos tú?"
«¿Por qué no buscas un estilo menos tú?»

¡Qué guapo tu chico! Ya nadie esperaba que encontraras novio

El demonio: Una de dos, o estás diciendo que yo no entraba en tu lista de personas que podían tener pareja en ningún momento –por los motivos que sea, no me hagas rebuscar entre el fango-, o me ves tan cabra loca que no das un duro por esta relación. Sea como sea, me estás diciendo que esta relación no casa conmigo. Gracias, amig@. Te odio. Te odio fuerte. Peeeero en vez de eso: «Sí, ha sido difícil encontrar a alguien tan perfecto como yo».

El ángel: Si es que claro, siendo la soltera de oro del grupo –por principios o por imposición-, era ya costumbre verme en ese estado de manera permanente. Y ahora es un poco sorprendente que de repente todo haya cambiado. La verdad es que me cuesta hasta a mí hacerme a la idea. Pero yo estoy feliz, y sé que tú también eres feliz por mí. Gracias amigo. Te quiero. Te quiero fuerte.

"¡Qué sorpresa!, nadie daba un duro porque encontrases novio".
«¡Qué sorpresa!, nadie daba un duro porque encontrases novio».

Me encanta tu nuevo bolso, ¡qué bien vives!

El ángel y el demonio, reunidos en esta: ¿Envidia sana o malsana? Me da igual. Esto me lo ha currado y bien vale todo el sudor de mi frente. Así que…

beyonce2