«El primer amor nunca se olvida» y «la primera vez (que haces el amor) es especial» son dos frases que, lo siento mucho, jamás entenderé. ¿Por qué no puedo recordar si tengo que comprar mantequilla de un día para otro y sí puedo (y debo) acordarme de mis primeras veces en lo que a mis relaciones se refiere –aka el día que me enamoré por primera vez y el que perdí mi virginidad- durante el resto de mi vida?

Adiós al romanticismo (excepto si estamos viendo Master of None ❤️).

Comenzaré hablando de la verdad más universal de todo aquel que se considere un romántico empedernido como Anastasia Steele, aunque luego bien que se dejó azotar ejem ejem. La mítica «el primer amor nunca se olvida». Para ser sincera, es cierto que recuerdo quién fue el primer chico al que le dije «te quiero». Se llama Pablo (no soporto que la gente hable en pasado de sus ex parejas), me dejó y eso fue todo. Cortamos todo contacto y no hemos vuelto a saber el uno del otro. ¿Tengo gratos recuerdos a su lado? Cierto. ¿Lo he olvidado? No del todo, aunque he de decir que tengo lagunas más grandes que las de Ruidera respecto a nuestra relación. ¿Me gustaría olvidarlo? Sorprendentemente para muchos, espero hacerlo.

Y aquí, amigas, está el engaño.

Mitificar el primer amor puede tener graves consecuencias para nuestra futura vida sentimental. Aferrarnos al dolor que nos supuso esa primera ruptura nos ayuda a no volver a exponernos tan abiertamente al salto de fe que supone amar a otra persona y confiar en ella. Y sí, puede sonar muy pasteloso, pero es la pura verdad. «No soportaría que me dejaran otra vez», «lo pasé tan mal que me quise morir», «no volveré a confiar en nadie»… Todos hemos oído (y dicho) estas frases más de una vez. En mi opinión, lo que no se olvida nunca es la primera ruptura, no el primer amor.

Si realmente no olvidásemos nunca la sensación del primer amor, estaríamos deseando repetir. ¿Acaso alguien no quiere más chocolate tras haber probado sus encantos? Otra cosa es que sufrieses una indigestión debido a él y a partir de entonces no quieras volver a saber de él. ¿Me sigues? De todas formas, y para que no creas que todo esto son alucinaciones mías, consulté con la psicóloga Cristina Ramírez, experta en relaciones de pareja: «Mitificar el primer amor es propio de las personas que creen en el amor romántico. Un amor totalmente idealizado y que está por encima de todo y de todos», explica.

Mucho cuidado con esto, queridas.

Romeo y Julieta, Los Amantes de Teruel tonta ella y tonto él… La historia está plagada de amantes desdichados que murieron por el primer amor. ¿En serio? Algo muy bonito en la ficción, pero nada práctico en la realidad (no me hagas explicarte por qué). Además, aceptar ideas como que el primer amor es el único verdadero o que nunca lo olvidaremos, sería como confirmar que el resto de nuestras relaciones solo sirven para tapar el hueco que dejó aquella. ¿Realmente preferimos pensar eso que seguir adelante con nuestras vidas sentimentales dejando atrás el pasado?

Y qué decir del otro gran mito primerizo de la humanidad. ¡El de la primera vez sexual! No mentiré. Claro que recuerdo el día en que tuve relaciones sexuales por primera vez. Sé con quién, dónde fue y la edad a la que lo hice for the first time, como diría Madonna. ¿Considero que fue especial? Ni hablar. He tenido visitas al ginecólogo que podrían serlo más. Y no pongáis cara de «qué fuerte lo que acaba de decir». No sé cómo será para un hombre, pero el hecho de que me penetraran por primera vez no fue ni muy agradable ni muy placentero. Simplemente fue.

Lo dicho.

¿A alguien le ha salido bien una tortilla de patatas a la primera? ¿En serio habéis sido capaces de darle la vuelta sin que se os caiga? ¿De verdad? Lo bonito del sexo, como de la gastronomía, es ir superando (e)tapas. Empiezas con cositas sencillas, básicas, con las que nadie podrá decir que no lo estás intentando. Y luego ya, cuando le has pillado el truco, pues te lanzas a hacer esferificaciones con el fuego (de la pasión) a tope.

Yo he olvidado por completo mi primera vez. En serio. Solo recuerdo los datos que os he dicho antes, pero no me acuerdo de posturas ni de fuegos artificiales al llegar al orgasmo. Ah, esperad, que va a ser eso: no llegué.

Y no culpo al chico en cuestión. El cuerpo humano es complicado y más el de la mujer. Es otra de las ventajas (leer con ironía, por favor) de ser fémina. Llegar al orgasmo con otra persona es complicado. No imposible, pero hay que currárselo y, si tu amante no está por la labor, olvídate. Con semejante panorama, normal que algunas mujeres prefieran darse placer ellas solas.

A veces dan ganas de hacer esto, la verdad sea dicha.

Por todo esto, ¿no es posible que se nos esté yendo un poquito de las manos eso de las primeras veces? Además, que si tan buenas son, ¿por qué nadie nos dice que nos acordemos para siempre de otras muchas first times? ¿Que hay de tu primera menstruación? ¿Y de tu primer viaje en metro? ¿De tu primer intento de sushi casero que por poco manda a todos tus amigos al hospital? ¿Tu primera visita al ginecólogo? ¿Tu primera borrachera?

Amén.

No me negaréis que, en general, las primeras veces suelen ser un verdadero desastre. ¿O creéis que al de Bricomanía le salía todo bien a la primera toma? Pues eso.