Yo tengo una amiga que tiene respuesta para todo. En ciertas ocasiones puede llegar a ser molesta, sobre todo cuando simplemente necesitas un sí ante una montaña de ropa que te dispones a pagar en cualquier tienda que te pille a mano y ella prefiere responder picajosa con un “tienes el armario a reventar…”, pero es así y hay que aceptarla tal y como es. Es la típica amiga resabiá-marisavidilla que todo lo sabe y lo tiene que saber, odiosa, aunque todo se redime en esos momentos de silencio incómodo que ella resuelve con gracia porque, como decía, tiene respuesta para todo.

Yo soy más de las que disfruta con los silencios, más que nada porque (aparte de que no estoy para gastar ni saliva) voy pensando en mis cosas mientras la vecina del quinto me observa insidiosa en el minúsculo ascensor que nos acaban de instalar en la finca del año de la tos a la que me acabo de mudar. Ideal.

Si mi vecino del quinto fuese Joseph Gordon-Levitt no tendría ningún problema en compartir con él silencios incómodos.  © Cordon Press
Si mi vecino del quinto fuese Joseph Gordon-Levitt no tendría ningún problema en compartir con él silencios incómodos. © Cordon Press

Es de esos ascensores de los que no tienen escapatoria, en los que no puedes fingir que no escuchas a “la del quinto” porque es prácticamente imposible. Sus ojos se clavan en tu nuca mientras tú intentas hacerte el selfie mañanero que subes a instagram y terminas de aplicarte la máscara de pestañas en el espejo porque ya llegas tarde. Que esa es otra, lo de maquillarse en el ascensor, que hay que tener más práctica que el equipo de natación sincronizada de Gemma Mengual.

© Cordon Press
© Cordon Press

Como iba diciendo, mi amiga es capaz de hacer todo eso y además comentar la subida del IVA, del precio de la fruta o dar el parte meteorológico a nuestra señora del quinto sin apenas inmutarse, porque es así, de las de don de palabra resuelta y relleno de espacio de conversación. De las que te salvan cuando miras al techo como una boba porque no sabes que decir. Fue conocerla, sacar mi moleskine e ir anotando sus más maravillosas citas célebres para rellenar silencios incómodos, porque no sólo del tiempo habla el ser humano.

Mi amiga (la resabiada) habla y yo apunto. Todo por difundir su sabiduría.
Mi amiga (la resabiada) habla y yo apunto. Todo por difundir su sabiduría.

– Pues nada…

– Pues se ha quedado (adjetivo según inclemencias meteorológicas) día.

– Parece que va a llover.

– Pues han dicho en la televisión que (insertar historia inventada).

– ¿Qué era eso que me estabas diciendo? (esta funciona aunque el receptor estuviera previamente en silencio).

– No puedo con la vida.

– Y, ¿vienes mucho por aquí?

– Bueno, y ¿qué tal?

– Pues cuánto tiempo sin vernos, ¿no?

– Pues qué casualidad encontrarnos aquí (se puede aplicar incluso a nuevos compañeros de piso).

– Yo es que disfruto tanto los silencios… (mirada perdida)

– Cómo están poniendo todo de bonito con las luces de Navidad.

– Cada año la Navidad empieza antes, hay que ver.

– (Inserte día de la semana) otra vez, a ver si llega pronto el finde / Bueno, ya es Juernes.

– A ver si llega pronto el veranito y volvemos a las vacaciones.

– El tráfico en (inserta ciudad) está fatal.

– En Madrid, cuando llueve, no saben conducir.

– Con este calor no hay quien pare.

– Estos cambios de temperatura son los que traen los resfriados.

– Últimamente hay un virus por ahí fatal, que como te pille…

– ¿Qué tal vas con lo tuyo?

– Desde luego que la situación sociopolítica en la antigua república de la ex-Macedonia oriental europea sigue igual que cuando comenzó el conflicto. (Puede que no genere conversación, pero tú ya has aportado).

– Qué bonito/a tu (insertar primer objeto que veas portado por tu receptor).

– Madre mía, ¡qué crisis! (Inserte número) euros (inserte número) kilo de (inserte fruta, verdura, hortaliza).

– No si… Esto ya se veía venir, lo avisaban por la televisión.

– Ya no se hacen (inserte objeto) como los de antes.

– Qué alegría verte (aunque sea mentira, estamos hablando de frases comodín, no de verdades honestas).

– Te dejo, que me llaman al móvil (finge hablar por el móvil).

Y eso es todo amigos.
Y eso es todo amigos.