El trabajo les llevó al norte y, lo que en principio fue un destino obligado, se ha convertido para seis jóvenes en un reducto de tranquilidad. Allí pueden tomar aire y decidir qué pasos dar, independizarse con una calidad de vida que en ciudades más grandes sería imposible, y confirmar con sus gustos y lifestyle que no todo ocurre en Madrid o Barcelona.

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La Coruña puede ser también una ciudad muy grande en cuanto a ocio y cultura, perfecta para desmontar falsos mitos. Aquí «también sale el sol, no solo llueve», señala Maialen Arranz. «Vive mucha gente de fuera que trabaja en moda, así que es fácil encontrarte a chicas vestidas de Valentino de pies a cabeza, jovencitas que recrean con prendas vintage los looks de Saint Laurent y hasta margielismos berlineses. No es tan posh [pija] como dicen», defiende el diseñador Carlos Doblas. Otro falso mito: «Venir con intención de ahorrar». Esto último quizá porque, frente a lo que se piense, en La Coruña se cuecen cosas, y no solo toneladas de pulpo y ferias medievales…

Restaurante Barlovento (Alberto Puras, 26)

Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Es diseñador de moda y hasta hace seis meses presentaba sus colecciones en MFShow. Desde enero, se ha instalado en «una ciudad interesante, para empezar de cero». En Madrid, al tenerlo todo cerca y en casa, «te acomodas y esfuerzas menos». Para una cena tranquila con amigos nos recomienda el restaurante Barlovento, «por su decoración, servicio y carta inmejorable».

Federico Tapia, 19.


Plaza Azcárraga
(Maialen Arranz, 27)

© Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Esta joven vasca licenciada en Bellas Artes es, desde hace tres meses, responsable de Marketing para el mercado chino de una empresa en La Coruña. «La ciudad tiene muchas ventajas: los alquileres baratos, el mar, las road movies por los pueblos de los alrededores… La periferia está muy activa y toca desimantarse del magnestimo de Madrid». Siempre hay algún rincón sorpresa, «como esta plaza, un oasis recogido y lugar de respiro entre tanta calle empedrada, donde tomar algo y no pensar en nada más. Solo mirar sus palmeras y otros árboles imponentes, con esta fuente solitaria…».

Plaza del General Azcárraga (Ciudad Vieja).


Playa de Orzán
(Jaime Calatrava, 27)

© Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Estilista y coleccionista de ropa vintage (Calatrava Selected), llegó hace solo nueve meses a una localidad que le ha permitido independizarse por completo. «Cambiar de entorno de vez en cuando es positivo y necesario», subraya. Esta ciudad le sugiere «mar agreste formando una península, galerías en las casas y colores cálidos y claros». Para hacer deporte y desconectar, acude a la Marina y a la playa de Orzán. «La gente tiene un espíritu muy deportista, hace footing, bicicleta, surf… Todo eso le da un aspecto vital y agradable, aunque echo de menos más tribus urbanas. La Coruña es demasiado clásica».

Playa de Orzán (contigua a Riazor). 


Castor Polux 
 (Rosa Corredoira, 33)

© Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Aunque natural de la ciudad, estudiar diseño de moda la alejó temporalmente de su tierra. Hace tres años volvió para abrir estudio propio: un local antiguo que ella misma ha remodelado «con mucho esfuerzo e ilusión». Rosa vende los accesorios que diseña (en Castor Polux) y lo compagina con la dirección artística de bolsos de Fun & Basics. En cuestión de estética, «por aquí triunfa el hippy-chic-rockero afrancesado, y la gente es muy permeable a las tendencias». Las diferencias con una ciudad grande «no se notan nada, la calidad de vida es muy buena, aunque no logro acostumbrarme a la lluvia…».

Castor Polux, Juan Flórez, 87.

Anticuario Isadora
(Carlos Doblas, 26)

© Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Dejó el bullicio de Madrid en su mejor momento profesional (dos desfiles con colección propia en la antigua Cibeles le avalan). Hace cuatro años, Carlos encontró en La Coruña el lugar que le ha dado equilibrio. «Vine con una edad muy puñetera, era caprichoso e impaciente. Galicia me ha tranquilizado, tengo la cabeza encima del cuerpo. Aquí puedo pensar con claridad hacia dónde quiero ir». El diseñador elige el espacio art déco Isadora, «mi tienda de antigüedades favorita. Solo pasearse por ella es un disfrute».

Alfredo Vicenti, 26.


Café Orchard
 (Andrea Illán, 31)

© Rafa Suñén
© Rafa Suñén

Es fotógrafa (andreaillan.com) y hace dos años que vive aquí. «Cuando llegué, me desconcertó la forma de la ciudad [una península] a la hora de situarme. Me encantaron las galerías de madera blanca, el mar y lo cortas que son las distancias. Es muy accesible. He ganado en calidad de vida. Una ciudad pequeña siempre es más amable». A Andrea la encontraremos a menudo desayunando en el café Orchard, un local con mucha personalidad y riquísimas tartas y muffins. 

Federico Tapia, 24.