En estos días de calor pertinaz, la piscina es el espacio más buscado de la ciudad, una pileta en la que remojar nuestro body mientras nos olvidamos del mundo. Pero no somos los únicos que lo hemos pensado, así que hasta ella se han desplazado también todo tipo de especímenes humanos en bañador.

Pero, ¿te has fijado en el que está a tu derecha? ¿Qué me dices del de tu izquierda? ¿Y aquel que está junto a la escalerilla de la parte honda? Si todavía no te has percatado, aquí tienes un pequeño muestrario de la fauna de bañistas que habita las piscinas patrias. TODAS y cada una de ellas:

© Fotograma de La Piscina
© Fotograma de La Piscina
  • EL CACHAS

Dícese del que pasa el invierno trabajando duramente (casi toda) su musculatura para, una vez que aprieta el calor, mostrarla sin pudor. Suelen ser hombres, jóvenes, generosos (quieren compartir con el resto de la humanidad ese cuerpo para el pecado… otra cosa es que el resto de la humanidad quiera pecar con ellos) y muy andarines. No se sientan a tomar el sol, ellos salen a tu encuentro luciendo minúsculos bañadores, que tapan el músculo que menos han ejercitado… en el gimnasio, malpensad@s.

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Les encanta gustarse, exhibirse y deleitarse con sus músculos esculpidos a base de largas jornadas en el gimnasio.
  • EL CAMPEÓN DE SALTO

Mira a derecha, a izquierda, nadie en el agua. ¡Plaf! Así una y otra vez. Si nota que tiene espectadores va subiendo tanto la altura en los trampolines como la dificultad de los saltos. Del normal de cabeza con algún que otro planchazo pasa al mortal hacia delante, hacia atrás, el tirabuzón… Nunca se sabe dónde puede estar el director de casting de Mira quién salta… La exhibición termina cuando se junta con un colega y compiten a ver quién manda el agua más alta con el estiloso “salto de la gamba”.

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Si, hay gente que cree que la piscina municipal es su piscina olímpica partícular.
  • EL ‘PESAO’ DE LA BOMBA

No, no es que torture al personal con la cancioncita de marras. Es que desconoce la existencia de las escaleras para entrar al agua sin incordiar a los que, tranquilamente, están en el bordillo de la piscina. No se conforma con una sola entrada, lo suyo es puro vicio y repite y repite hasta que casi logra vaciar la pileta. Una de sus “proezas” favoritas es intentar volcar de un salto a la señora que disfruta de su colchoneta mecida por el vaivén del agua.

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¡Venga bombas, venga a salpicar!
  • EL “RECORDMAN” DE NATACIÓN

Largo va, largo viene, este cuasi profesional del deporte húmedo se distingue por sus gafas perfectamente ajustadas y su cara de pocos amigos hacia todo aquel que intente usurpar su “calle”. No te cruces en su nado, pero tampoco le mires mucho porque, como el campeón de salto, se vienen arriba al sentirse observado y empezará a bracear como si le persiguiera un tiburón a dieta desde hace un mes.

Objetivo: hacer los largos en el menor tiempo posible.
Objetivo: hacer los largos en el menor tiempo posible.
  • EL CONVERSADOR

Extiendes la toalla, te tumbas a leer… ¡Y se acabó la tranquilidad! Justo a tu lado, un ser humano sediento de conversación te mira con los ojos brillantes: “Vaya calor. Es insoportable… Yo vengo todas las tardes, porque en casa se nos ha estropeado el ventilador y cuando he ido a comprar otro, resulta que se han agotado, y claro, no te vas a quedar todo el día en la oficina, bla, bla, bla”. ¡Adiós lectura!

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El típico «yo, yo, yo…»
  • EL NIÑO TOCAPELOTAS

Unos gritos salvajes taladran tus oídos: “¡Mamáaaaaa! ¡Mira cómo me tiro!”, “¡Mamáaaaaa! ¡Dame la merienda!”, “¡Mamáaaaaaaaa! ¡Quiero la colchoneta!”, “¡Mamáaaaaaaa! ¡Qué me dejes tu sillaaaa!”… No contento con berrear bastantes decibelios por encima de lo permitido, corretea sin descanso a tu alrededor, molesta a otros niños y adultos y pisa una y otra vez… ¡Herodes, vuelve!

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Le conoceras por su mala leche y por su torpeza.
  • LA MODELO

Es el momento de ver la recompensa a esos nueve largos meses a dieta de muesli, batidos detox y pollo a la plancha. Un escueto bikini y, ¡hala! a la búsqueda del mejor sitio para lanzarse al agua. Y, por supuesto, la salida hay que hacerla por la escalera en la que se concentra un mayor número de féminas, gordas y menopáusicas a ser posible. ¡Qué placer ver sus caras verdes de envidia!

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Melena rubia con ondas surferas, piel tersa y medidas perfectas. ¿Se le puede pedir más a la vida? NO.
  • LA ‘PARRILLERA’

No se trata de la encargada de vigilar la barbacoa, sino de esa sufridora que con tal de lucir un brillante color marrón en su piel (que, dice, estiliza la figura) pasa las tardes de cuatro a seis en la postura de la gamba (vuelta y vuelta). Es increíble lo que pueden aguantar algunas con tal de ganar el trofeo a la “más morena” del barrio.

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Trabajando un moreno que cualquier dermatólogo desaprobaría.
  • LA BIEN PEINÁ

“No me salpiques, que no quiero mojarme el pelo”. Esta frase absurda (si no quieres mojarte, ¿a qué vas?) se oye mucho en las piscinas. Suelen pronunciarla las fans de los tintes y los peinados imposibles. Nadan como si fueran jirafas, con el cuello estirado (tanto lo estiran que, como las mires, terminas con las cervicales doloridas).

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No sale a la calle sin sus complementos. Nunca.
  • ‘RADIO PISCINA’

Típico de las piscinas de las comunidades de vecinos, este grupo –que forma parte del mobiliario estival, junto a los flotadores y el limpiafondos, desde el mismísimo “lorzas day”–, toma posición en un rincón (siempre el mismo) del recinto. Por sus ojos y sus lenguas pasan bikinis, kilos, manicuras, depilaciones, nuevos inquilinos y demás problemas de la convivencia vecinal hasta que, a mediados de septiembre y coincidiendo con el fin de temporada, se desean una felices fiestas… ¡de Navidad!

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Palique y posición estratégica: sus dos armas de destrucción masiva.
  • EL SOCORRISTA

Los veranos en la piscina serían muchos más tediosos sin la figura del socorrista aburrido deseoso de que todos los días amanezcan lloviendo. Con tal de entretenerse son capaces de aprender a jugar al mus, al ajedrez, a las damas y a lo que haga falta, da igual con niños caprichosos, adolescentes rebeldes o cuarentones con ganas de marcha. Chic@s, tranquilos, que dos meses pasan volando.

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Ánimo socorrista. ¡Tú si que vales! © Fotograma La Socorrista
© Getty Images
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