No hay razón más poderosa que el amor de una madre hacia sus hijos para que sea imposible elegir a cuál queremos más o cuál es mejor. Sin embargo, si eres el primogénito, lo más seguro es que seas el más listo de todos tus hermanos. Y no lo prueban esas partidas de Trivial de los domingos en familia o que fueras tú quien enseñara a los ‘enanos’ esas ‘cosas de mayores’ que tanta curiosidad provocaban. No, lo dicen nada menos que investigadores de dos universidades de prestigio: la de Edimburgo y la de Sídney.

Da igual que seas el pequeño o el mediano, tu hermano mayor siempre será el más inteligente. O, al menos, si comparamos el primer año de vida. Los estudios demostraron que los mayores prueban tener mejores habilidades cognitivas, así como mejores marcas de cociente intelectual que los siguientes, ya a la edad de un año. “La razón podría estar en que recibe más estimulación mental que sus hermanos”, argumentan los investigadores.

«Soy mayor… ¡y más lista!»

Para llegar a esa conclusión analizaron el comportamiento de 5.000 niños de hasta 14 años, teniendo en consideración factores como las condiciones socioeconómicas de las familias. Los primogénitos sacaron mejores notas en lectura, vocabulario y reconocimiento de imágenes. Una medalla que se suma a la que ya tenían por otro estudio de hace unos años en los que, sorpresa, también dejaban en mal lugar a los pequeños.

Sí, el de Edimburgo-Sídney no es el único. La ciencia parece haberla tomado con los hermanos que no nacieron en primer lugar. Un gran estudio en Reino Unido en el que participaron 10.000 madres en 2009 concluyó que los mayores eran académicamente más brillantes, así como que los propios padres se identificaban más con el primogénito. “Sirvió para abrir el debate sobre si estamos poniendo expectativas y responsabilidad de más en el hijo mayor”, explicaron los creadores del estudio.

¿Qué opinarían en casa de los Fuller?

No es la primera vez que los resultados de inteligencia dan este resultado. Hace una década, una universidad noruega ya determinó lo mismo que la escocesa. Y no faltan razones psicológicas que argumentan esta posibilidad. Por un lado, que el reparto equitativo del tiempo entre hermanos perjudica históricamente a los no primogénitos (al menos durante una parte de su vida recibieron el 100% de la atención). Por otro, aunque hay más, la llamada Teoría de la Confluencia, que dice que el nivel intelectual de una familia se va adaptando al de sus miembros y que, cuantos más pequeños haya, más se diluye este.

¿Y no hay nada en lo que destaquen los hermanos pequeños? ¿Realmente la ciencia la ha tomado con ellos? Pues casi que podríamos decir que sí, porque en lo que realmente son geniales los hermanos no primogénitos es en diversión. Sí, les ha tocado ser los payasos de la familia…

DJ rules!

Más relajados, divertidos y alegres. Así es como definían a los pequeños los resultados de una macroencuesta llevada a cabo desde el portal YouGov entre 1.800 británicos. A los mayores les tocaba ser más sensibles y, sobre todo, más responsables incluso sin que nadie les hubiera obligado a cuidar de los hermanos, ya que es un instinto natural. Además, se mostraban como futuras personas de éxito de forma más clara que el resto de la prole. “Tienden a ser más afines a las normas y demandan menos atención”, explicó Kevin Leman, psicólogo y autor de The Birth Order Book.

Esta forma de ser más divertida se traduce, según los investigadores de los diferentes estudios, en una mayor personalidad y más seguridad en sí mismos, es decir, como en un gran final escénico, si estuviéramos hablando de una obra de teatro. “Es consecuencia de que cada hermano, excepto el primero, que tiene un rol de liderazgo tácito, debe buscarse su propio lugar en la familia, una búsqueda de su propia identidad que le hace tomar más riesgos y ser más consciente de sus talentos”, argumentó a Huffington Post el psicólogo Frank Sulloway.

¡Por fin unas palabras amables! No. Ya lo hemos dicho. La tienen tomada con los pequeños. Y es que, según Leman, esta búsqueda se traduce, al mismo tiempo, en mostrarse más manipulador. “Son los mejores vendemotos vendedores”.

«¿En serio?», diría Michelle

Inteligencia contra diversión, responsabilidad contra carácter, inseguridad contra tomarse las cosas con calma… Seguro que no faltan los que piensan que el verdadero éxito está, precisamente, en el lado de la balanza que los estudios ven menos importante.