Hace ya 40 años que Woody Allen planteaba en The Sleeper (El dormilón), una sociedad distópica futura donde la vida sexual se ejercía en el Orgasmatron, un artefacto de alta tecnología con forma de armario o ascensor donde los humanos alcanzaban el orgasmo en apenas segundos. El Orgasmatron, como la máquina del exceso de Barbarella, era el culmen erótico de una civilización hiper tecnológica que, sin embargo, no conocían los smartphones.

Nosotros sí y, además, estamos conectados en red a través de comunidades virtuales en las que el sexo sigue siendo un factor relevante en las relaciones. De alguna manera, el sexo se ha digitalizado y normalizado y, a la pura fricción analógica, autónoma o en compañía, se suma un universo cibernético en forma de aplicaciones móviles y redes sociales. Ya lo sabes: software libre y sexo libre.

1- Aquí te pillo, aquí te mato. La geolocalización en los teléfonos móviles y la comunidad gay permitieron la aplicación Grindr, un supermercado del sexo esporádico para momentos de apretón, buscando y seleccionando usuarios alrededor. Su réplica en el universo heterosexual se llama Tinder, una red social móvil para el flirtreo y el encuentro.

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2- iCuenca. Esta boutade para teléfonos Apple ayuda a la pareja en ese deporte tan español de poner a alguien «mirando a Cuenca». Su manejo es fácil, una brújula te indica dónde está Cuenca y el resto ya lo hacéis solitos. Conviene dejar el teléfono en la mesilla de noche para proteger la pantalla. La aplicación es customizable y, en vez de Cuenca, se puede seleccionar Parla, Antequera o Kentucky, según el estado de ánimo. Es totalmente gratuita, pero es una pena que no esté optimizada para el iPhone 6.

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3- «Es mi amigo, pero me lo llevaría a la cama». Eso lo pensamos todos, hasta la más recatada o el que tiene cara de no romper un plato. Así que en la red de redes sociales, Facebook, la aplicación Bang with Friends permite descubrir si el interés es mutuo. De manera muy sencilla: elegimos a los amigos con los que nos gustaría acostarnos y el sistema almacena los datos discretamente. Si alguno de ellos hace lo mismo y nos selecciona, el sistema nos manda a ambos un aviso. Con esto, se acabaron las cuentas pendientes. Frente a la caspa de aplicaciones gratuitas, tiene un diseño sobrio y amigable y se puede seleccionar el nivel del lío en que querrías meterte con la otra persona, desde toda la vida con él a apenas un ratito y funciona además desde los smartphones.

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4- Dildo para cyborgs. A la contribución que ha hecho Skype al mundo de las relaciones a distancia se le une Klic-Klic, un gadget de comunicación sexual a distancia para acabar con aquello de “amor de lejos, amor de pendejos”. Tiene el  aspecto de un dildo con botones y una cavidad con depósito de líquidos en uno de sus extremos (el sexo mancha siempre, incluso el cibernético). Pero la burrada revolucionaria de este cacharro es que permite la conexión entre dos aparatos a través de internet o vía Bluetooth, devolviendo las sensaciones a su usuario según el grado de intensidad de sus estímulos. Si el cibersexo recíproco era esto, vámonos.

5- Sexometer. Rápido y sucio, estrella del porno, cariñoso… Esta aplicación para smartphone califica los encuentros sensuales con sólo dejarlo en el colchón como un silencioso juez. El teléfono detecta los movimientos y el nivel de ruido y establece una gráfica con las intensidades y la duración de los coitos. Acierta bastante.

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6- Kamasutra. Para combatir el misionerismo, existen decenas de aplicaciones que recrean y enseñan a practicar las posiciones sexuales que recopila el histórico libro del hinduismo del KamaSutra. La mayoría de las aplicaciones, para iOS o Android, son gratuitas, revisando los textos históricos con nuevas posiciones en las que se contemplan también los tríos. Algunas permiten almacenar las posturas eróticas favoritas, las hay versión para iPad y otras para la cópula del KamaSutra con música relajante y efectos sonoros. Los gráficos y la música suelen ser un desastre. Demasiado cutrerío banal.

7- Orgasmómetro. Lanzada por la casa de preservativos Control, esta aplicación clona el funcionamiento de Sexometer en versión gratuita, permitiendo establecer tablas de nuestro funcionamiento sexual a partir de los movimientos y sonidos en la cama, además de guardar un histórico de las hazañas.

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8- Muackas virtuales. Otra boutade de esas que sólo valen para reírse entre amigos son las aplicaciones para la técnica del beso, como Hello Kisses o Kiss me, que, al compás de un sonoro beso de software, evalúan el morreo que el usuario da a la pantalla. Imposible con lengua, claro.

 9- Picas en Flandes. A través de Google Maps, la aplicación I just made love permite geolocalizar tus coitos inmediatos como en un Foursquare del sexo, especificando si fue en un coche, cama o sofá y en qué posición, generando un mapa global del sexo planetario en tiempo real.

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