Cosas que sobran de este siglo: el cambio de hora, los paraguas y los grupos de Whatsapp. Podríamos haber vivido felices con atardeceres a las 7, chubasqueros y conversaciones privadas (antiguamente conocidas como SMS) eternamente: yo te aviso de que quedamos, tú avisas a fulanito y todos tan contentos y sincronizados.

Pero la civilización siempre quiere más, y las empresas tecnológicas (Messenger y Facebook las primeras) viven empeñadas en que socialicemos en grupo: vamos a crear un lugar virtual, prácticamente gratuito, en el que amigos, compañeros, conocidos y familiares puedan decirse de todo y en todo momento.

Cara de terror al escuchar eso de: “Voy a abrir un grupo para pasar todas las fotos del viaje”.
Cara de terror al escuchar eso de: “Voy a abrir un grupo para pasar todas las fotos del viaje”.

Y Dios y los informáticos crearon los grupos de Whatsapp; ese invento endemoniado al que se se te invita sin avisar y del que no te puedes ir sin herir sensibilidades… ¿O no? Porque parece prácticamente imposible no ofender cuando se abandona uno de ellos. Por suerte existe la opción de silenciar durante un año, pero no es suficiente: a veces quieres irte… Para siempre.

Por eso, y por nuestra auto-impuesta labor social de ayuda a la ciudadanía, os explicamos cómo abandonar un grupo de Whatsapp sin desencadenar una nueva guerra civil. Vamos por partes:

“¿Qué hago? ¿Me salgo o no me salgo? Dura decisión…” © Cordon Press
“¿Qué hago? ¿Me salgo o no me salgo? Dura decisión…” © Cordon Press

El grupo de la familia: un asunto delicado.

grupo_familia

Porque tienes uno con tus padres y hermanos, luego otro en el que se sumaron primos, tíos y si son modernos abuelos, sin olvidar, claro, el posible grupo con la familia política.

Lamentablemente, hay dos que no puedes dejar (ni debes): el de tu familia más cercana y el de la familia de tu pareja. A veces te vendrá bien, a veces mal, pero caíste en su trampa y de ahí no puedes salir ni aunque te cambies de país porque, ay, la globalización. Lo sentimos de veras.

Esto podría ser un padre intentando añadir a ‘tía del pueblo’ al grupo familiar. © Cordon Press
Esto podría ser un padre intentando añadir a ‘tía del pueblo’ al grupo familiar. © Cordon Press

Pero tenemos buenas noticias: sobre ese que reúne a familiares con los que solo te encuentras en Navidad… Ahí eres libre. Si solo está gente mayor, puedes irte directamente y no se darán ni cuenta, ¡aprovecha! En caso contrario, usa la táctica de la veinteañera treintañera con sueldo precario: habla con tu padre o con tu madre, al que corresponda esa rama de la familia, y coméntale con agobio la de dinero que te están gastando con tanto mensajito en tu factura telefónica tarifa plan… ¿Qué? o lo poco que te dura la batería; tú que necesitas el teléfono para tuitear que es prácticamente trabajar y… Deja que hagan su parte.

Vete de allí sin decir ni adiós. Y, si alguien pregunta por ti, puedes contar con que te hagan la cobertura porque los padres defenderán a sus hijos incluso aunque se hayan codeado con políticos de alto nivel simulando tener un cargo inventado. Asunto resuelto, aunque no esperes muchas propinas o regalos el próximo Papá Noel.

 

El grupo del curro (o los de la uni, los del gimnasio, los de la academia…)

grupo_trabajo

Son gente a la que te ata una única temática y eso, a la larga, es insostenible. No te queda más remedio que entrar y, en principio, participar activamente, pero cuando te canses, un sistema que nunca falla es deja varias pistas: anuncia lo mal que te está funcionando el teléfono últimamente, comenta que casi nunca te aparecen las notificaciones y el día que menos se lo esperen, abandona el grupo.

Cuando tengas que dar explicaciones (que tendrás que hacerlo), señala que estás a punto de cambiar de móvil y cuando ese día llegue, ya pedirás entrar de nuevo. Podrás vivir con tranquilidad hasta que alguien se fije en que realmente hace semanas que has cambiado de terminal.

“¿Habéis visto qué divertido es mi Toby? No sufráis que ahora lo comparto en el grupo para que lo tengáis todos.” © Cordon Press
“¿Habéis visto qué divertido es mi Toby? No sufráis que ahora lo comparto en el grupo para que lo tengáis todos.” © Cordon Press

El grupo con tus amigos de toda la vida

grupo_amigas
Si no tienes mucha confianza con ellos, es fácil que se tomen como una ofensa personal el que abandones. Nuestra recomendación es silenciar y olvidarte para siempre: ni te molestes en leer, no querrás saber lo bien que le va a tu amiga-enemiga del alma después de que te robase el novio en el instituto.

Si vuestra amistad aún se mantiene (¡viva!), aprovéchate de ello y conviértete en la talibán del grupo. Solo se mantendrá un grupo general, nada de crear subgrupos para criticar o sorprender a alguien (¿alguien recuerda cómo se compraban antes los regalos de cumpleaños?). Y, si se da el caso, porque a veces se consideran necesarios pasado un tiempo prudencial, anuncia: “Este grupo se autodestruirá en 15 segundos.” Elimina y sal de ahí como alma que lleva el diablo. Fin…

…O no. Porque aunque tú abandones, ellos a lo mejor se quedan y es posible que lo hagan para hablar mal de ti (te lo has buscado). Por eso, asegúrate desde el principio, como talibán del grupo, de ser la administradora y expulsarlos a todos antes de que eso ocurra. Whatsappera prevenida vale por dos flamencas.

 

El grupo de gente aleatoria que se creó tras un viaje o una fiesta.

grupo_vacaciones
¡No hables! ¡No hay tiempo que perder! Abandona el grupo cuanto antes y olvídate. Si te quedas, te darás cuenta de que nada te une a esas perdonas más allá del intercambio de imágenes y anécdotas repetidas hasta la saciedad de un momento muy concreto. No tardarás en arrepentirte, ¡huye!

 

Y además…

Finalmente, es posible que te encuentres en una situación no clasificable entre las anteriores categorías y empieces a sentir sudores fríos: “No me van a ayudar, nunca podré escapar de esa gente a la que, llegados a este punto, estoy empezando a odiar.”

“No quiere decir que NO.”
“No quiere decir que NO.”

Tranquila, respira hondo, enciende una vela, da un sorbo a tu té, porque hay salidas universales: “Tengo mucho trabajo” es algo que pueden decir incluso las personas en paro, afanadas en la búsqueda de empleo, y todo el mundo lo entiende porque es algo sagrado, casi incluso por encima de los memes de Julio Iglesias. “Me he cambiado de móvil,” o mejor, “me han robado el móvil,” son unas salidas perfectas para deshacerse de esos grupos molestos en los que quizá ya habían notado tu desidia. Aunque cuidado, pueden volver a incluirte sin permiso y tendrás que empezar de cero. Y por supuesto, un infalible: “No os soporto” seguido del abandono del grupo dejará bien claros tus pensamientos… ¡Nada como la honestidad para quedarse sola pero con la conciencia tranquila!

Y recuerda: el movimiento se demuestra andando, si tú también estás en un grupo, por favor, pide permiso antes de agregar y muestra comprensión con el prójimo, algún día tú también la necesitarás…