Siempre queremos ser más perfectos de lo que ya somos. Antes, nuestra aspiración era tener la nariz de la actriz de turno o el trasero de la supermodelo que protagonizaba el desfile de Victoria’s Secret ese año.

Ahora, parece que las cosas han cambiado y los médicos denuncian horrorizados una nueva tendencia en la que sus pacientes traen sus propios selfies, pero editadas, y solicitando que “esas mejoras” se hagan realidad.

Esta alerta ha salido a la luz con la publicación de un artículo en el journal Facial Plastic Surgery (una publicación para médicos y hecha por médicos) y lo firman investigadores del Departamento de Medicina Dermatológica de la Universidad de Boston.

El texto destaca lo siguiente:

“Antes la tecnología de edición de fotos estaba disponible solo para celebridades. Los modelos y actores eran perfectos en revistas y anuncios, pero el público en general no tenía acceso fácil a estos métodos para alterar su propia apariencia. Hoy, con aplicaciones como Snapchat y Facetune, ese mismo nivel de perfección es accesible para todo el mundo. Ahora, no solo las celebridades están propagando estándares de belleza, un compañero de clase, del trabajo o un amigo también. La omnipresencia de estas imágenes filtradas puede afectar la autoestima de uno e incluso puede actuar como un desencadenante y conducir a un trastorno dismórfico corporal (TDC).”

Lo llaman Dismorfia de Snapchat porque los retoques son hechos a través de un teléfono inteligente. Y, aunque con el teléfono y los filtros parece magia y muy sencillo, la realidad es otra y los doctores tienen miedo de que todo este mundo de filtros y retoques desencadene un trastorno dismórfico corporal.

Es decir, que nos obsesionemos de manera compulsiva por modificar alguna parte de nuestro cuerpo porque con un teléfono todo parece muy fácil.

El mismo artículo habla de que estamos creando apariencias inalcanzables y muchos de los pacientes han borrado la línea entre realidad y fantasía por la facilidad que tienen al modificar una imagen y eliminar cualquier imperfección.

De hecho, un estudio relacionado con el artículo analizó el efecto de los selfies editados sobre la insatisfacción corporal entre los adolescentes y descubrió que aquellos que manipularon más sus fotos mostraron también un mayor nivel de preocupación con sus cuerpos y una sobreestimación de la forma y el peso corporal. El estudio también sugirió que aquellos con una imagen corporal dismórfica pueden buscar las redes sociales como un medio para validar su atractivo.

En este mundo de filtros y redes sociales nadie se escapa en querer ser perfecto, pero la realidad es que la belleza está en el interior, nunca lo olvides.

Fotos: Getty Images