Estar ‘depre’ y atiborrarse a comida rápida. Que levante el tenedor quien esté libre de pecado. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijeran que ese sublime capricho gastronómico no solo aumenta el tamaño de tus caderas, sino que te arrastra inevitablemente hacia el lado oscuro emocional?

¿Y si te decimos que ese capricho no solo aumenta el tamaño de tus caderas, sino que además te arrastra hacia el lado oscuro emocional?
¿Y si te decimos que ese capricho no solo aumenta el tamaño de tus caderas, sino que además te arrastra hacia el lado oscuro emocional?

En efecto pequeña Padawan. No solo eres lo que comes. También sientes lo que comes. Por eso, te recomendamos reservarte el derecho de admisión de los siguientes alimentos e ingredientes en tus próximas comidas. Que la fuerza (de voluntad) te acompañe:

No solo eres lo que comes. También sientes lo que comes. © Minkpink
No solo eres lo que comes. También sientes lo que comes. © Minkpink
  • Bebidas gaseosas

Mucho nos tememos que las únicas burbujas que te harán sonreír serán las de tu bañera el viernes por la noche. El consumo de este tipo de líquidos, según la Organización Mundial de la Salud, incrementa en un 25% las posibilidades de sufrir una depresión debido a su alta concentración de azúcar. Además, tomar un refresco gaseoso al día puede hacer que una persona gane 4,5 kilos en un año. Los más adictivos son los refrescos de sabor cola. ¡Cuidadito!

Adiós, bebidas gaseosas.
Adiós, bebidas gaseosas.
  • Cereales refinados

En su proceso de refinamiento son despojados de la mayoría de sus nutrientes, incluyendo la fibra. De ahí que provoquen unos niveles de azúcar en sangre inestables y generen gran sensación de hambre al poco tiempo de ser consumidos. ¿Crees que son motivos para estar contenta?

Según la prestigiosa clínica Mayo (EE.UU.), lo mejor que puedes hacer es sustituirlos por cereales integrales. Estos sí que mantienen todas sus propiedades intactas y son grandes fuentes de selenio, potasio y magnesio.

Adiós, cereales refinados.
Adiós, cereales refinados.
  • Alcohol

El gran aliado de la tristeza por ser un depresor del sistema nervioso central al adormecer progresivamente el funcionamiento de centros cerebrales superiores. “Las bebidas de alta graduación duplican las probabilidades que tiene una persona de sufrir una depresión severa”, concluye un estudio realizado durante 25 años en uno de los mejores centros psiquiátricos de Nueva Zelanda.

Ya puedes ir tirando esa botella de vino que te has abierto para leer este artículo.

Adiós, alcohol.
Adiós, alcohol.
  • Cerveza

Por si no te había quedado claro, esas cañitas de cebada también son perjudiciales para tu salud emocional. La razón es que contiene sustancias que ‘sobreactivan’ tu organismo provocando cambios de humor, nerviosismo e insomnio.

Adiós, cerveza.
Adiós, cerveza.
  • Edulcorantes artificiales

Según varios estudios estadounidenses recientes, estos endulzantes reducen la producción de serotonina y dopamina provocando a su vez sensación de ansiedad. Piénsalo la próxima vez que pidas tu café con sacarina.

Adiós, edulcorantes artificiales.
Adiós, edulcorantes artificiales.
  • Alimentos fritos

El Hospital Universitario de Montreal demostró que cualquier alimento que consumamos frito genera una serie de actividades negativas en nuestro cerebro que podrían provocar un estado depresivo a largo plazo. Olvídate de la ‘fritanga’ amiga. Tus emociones y el olor de tu ropa te lo agradecerán.

Adiós, fritos.
Adiós, fritos.

Las grasas existentes en estos alimentos aumentan los síntomas depresivos según sendos estudios realizados por las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria. Mucho ojo con eso de cenar “solo un yogur”.

Adiós, lácteos grasos.
Adiós, lácteos grasos.
  • Alimentos procesados

La comida rápida es una de las mayores tentaciones gastronómicas del siglo XXI. El problema no es solo que no sea saludable a nivel físico. Sino que tampoco lo es a nivel mental. Recientes artículos médicos publicados en Gran Bretaña apuntan a una dependencia orgánica que puede conllevar cambios de humor y depresiones serias a largo plazo.

Así es cómo crees que estás comiendo fast food…

¿El 'fast food' y tú?
¿El ‘fast food’ y tú?

…pero esta es la cruda realidad:

Más parecido a esto.
Más parecido a esto.
  • Dulces refinados

Una auténtica bomba de relojería que estalla en tu cuerpo. Estos alimentos contienen grasas saturadas y trans que pueden deteriorar tu salud en un muy poco tiempo. Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Navarra durante seis años, las personas que consumen estos dulces tienen un 48% más de posibilidades de padecer depresión a lo largo de su vida que las que los evitan. Ya sabes, desde ahora, el candy solo en el Candy Crush.

Adiós, dulces refinados.
Adiós, dulces refinados.

Muy a nuestro pesar, este maravilloso regalo de la naturaleza puede generarnos más llantos que carcajadas. El motivo es que sus propiedades hacen aumentar los niveles de serotonina, pero por tiempo limitado. Cuando el efecto cesa, volvemos a encontrarnos tristes y deprimidos. Hay que tener cuidado para no entrar en un ciclo depresivo y melancólico.

Adiós, chocolate.
Adiós, chocolate.

Sabemos que no es un artículo fácil de digerir, pero ¿quién dijo que ser feliz no implica un esfuerzo? Lo único que tienes que hacer para intentar presumir de sonrisa es mantener una dieta sana y equilibrada huyendo, sobre todo, de esos caprichos que te das más de la cuenta.

"Puedes hacerlo".
«Puedes hacerlo».