Moda
Hoy tiraremos de tópicos porque la ocasión parece imaginada para ello: ya se ha desvelado el secreto mejor guardado, el vestido de novia de Pippa Middleton. La inglesa de 33 años se daba el ‘sí quiero’ esta mañana con el financiero James Matthews, enfundada en un vestido de Giles Deacon.
El modisto inglés, antaño sinónimo de transgresión, excentricidad y vanguardia, lleva varios años centrado en el mercado de los vestidos a medida (con las bodas a la cabeza) y ya había sido visto entrar en el apartamento de la novia en Kensington cargado de bolsas y portatrajes, así que su elección para el gran día no era lo que se dice un secreto.
“Ella tiene muy buen ojo, sabía qué quería”, confesaba el diseñador a la web especializada Business of Fashion; y lo que ha querido es no escaparse mucho de lo establecido. Concretamente, la novia se ha decantado por un modelo de cuello cerrado, manga corta y escote a la espalda en forma de corazón.
Un delicado vestido que ha sido confeccionado a medida, y de manera artesanal, en el taller que el creador tiene en Londres: “Es pequeño, de 15 a 20 personas dependiendo de las fases de producción, con los conocimientos para hacer piezas exquisitas. En Londres creo que solo están McQueen y Ralph & Russo con esta capacidad”, explicaba el creador.
¿La inspiración? La cinta de Luchino Visconti de 1963, El Gatopardo; y concretamente el movimiento de las escenas de baile: “Hay un movimiento increíble, y aunque sé que en la película hay muchas enaguas y crinolinas, hay algo fascinante en conseguir ese efecto con la falda dando vueltas alrededor, pero manteniendo la forma”, revela en BOF, “quería crear una sensación de ‘cómo-ha-hecho-eso’; como está hecho a mano no ves ni una sola costura”.
Confeccionado con encaje en seda de algodón, el cuerpo del vestido en riguroso blanco está decorado con pequeñas perlas bordadas sobre capas de organza y tul.
Para esta boda casi-real, la hermana de la Duquesa de Cambridge ha completado su estilismo con unos zapatos de Manolo Blahnik, un velo (bordado también con micro perlas) de Stephen Jones y una tiara del joyero Robinson Pelham. Precisamente esta casa de joyería ha sido la encargada de firmar su “algo usado”, porque ha reciclado los pendientes que llevó al enlace de Kate y Guillermo. ¿El broche? Un pequeño ramo en forma de bouquet con flores blancas y rosas.
La novia ha llegado a la iglesia de Englefield, un pueblecito al oeste de Londres, junto a su padre subida en un descapotable Jaguar de los años 50.
A la entrada la esperaba su hermana, Kate, poniendo orden entre los pajes entre los que se encontraban sus hijos, Jorge y Carlota. Ella ha vuelto a confiar en el atelier de Alexander McQueen, que ya la vistió en su boda con el príncipe Guillermo hace seis años, con un modelo corto en rosa empolvado.
Por su parte, los pequeños encargados de abrir el cortejo nupcial han lucido trajes de la firma española Pepa & Co. «Ha sido un honor formar parte de este proyecto; ha sido muy emocionante recibir este encargo», ha declarado la diseñadora de la firma, Pepa González, en un comunicado.
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