Cuando tu vida da un giro de 180º en cosa de dos años, es importante saber digerir las cosas ‘de a poquitos’, sorbo a sorbo y con cabeza. Sobre todo cuando ese cambio supone exponerte y vivir de tu imagen cuando apenas superas la mayoría de edad. Blanca Padilla (Madrid, 1995) fue descubierta en un vagón de metro y, entre el momento en que el booker le hizo su primera ‘pola’, hasta que pasó a desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York, apenas pasaron unos meses. Un año después, Victoria’s Secret la quería en sus filas. Ahora, a unos semanas de celebrarse la nueva edición del desfile más mediático (con perdón del #HMBalmainNation), la madrileña ha concedido su entrevista más personal en el rincón de pensar de Risto Mejide.

Durante 40 minutos, Blanca cónto anoche al presentador y publicista todo lo que ha pasado en su vida desde que dejó la universidad para subirse a la pasarela. Lo bueno, claro está, pero también lo malo. Y lo hizo de la manera más natural y coherente, sobre todo teniendo en cuenta que no deja de ser una chica de veinte años viviendo el supuesto sueño americano…

© Al Rincón de pensar
© Al Rincón de pensar

Sobre su vida en Nueva York
Empezó viviendo en un apartamento de modelos. «¿Tú sabes lo que es un apartamento de modelos?», preguntó a Risto frunciendo el ceño antes de contar que, por lo general, son todo un caos. “Es peor que los de estudiantes. Cada una va a lo suyo, nadie limpia, es un desastre. Son muy sucios, la gente no se imagina. La frustrada que sí que limpia, que puede ser una de cada diez, deja notas por todas partes: ‘¡Qué te cuesta sacar la basura, no dejes cuatro bolsas ahí acumulándose!’, porque es lo que hacen. Cosas muy fuertes. ¡Y el baño…!”.

Precisamente estaba allí cuando llegó la ansiada llamada para participar en el show de Victoria’s Secret. Ahora, sigue viviendo en la Gran Manzana, pero lo hace sola en un apartamento alquilado.

Blanca desfilando en la última edición de NYFW. © Cordon Press
Blanca desfilando en la última edición de NYFW. © Cordon Press

Sobre el desfile de los ángeles
“Está todo perfectamente ensayado, lo haces dos veces… eso ya tranquiliza. No es en directo y, si te caes, te has caído. Eso nadie lo va a sacar. Es tan artificial que es lo más fácil que he hecho nunca», recuerda la maniquí sobre su primera experiencia con la firma lencera. ¿Que por qué la eligieron a ella entre tantas otras? No lo sabe, pero tiene claro que se esforzó al máximo por hacer que mereciera la pena: «Creo que fue un conjunto de factores. Un tema de marketing, que ya tenían a la negrita y a la china y necesitaban una más latina… no sé. Pero creo que me lo curré”, cuenta añadiendo que ella no tenía entrenador personal como muchas de sus compañeras, y que tuvo que apañárselas ella sola para conseguir el cuerpo VS.

¿Y cómo es trabajar con las maniquíes estrella de la firma? “Las más experimentadas son las más amables, porque saben por lo que pasan las niñas. Las que llevan cuatro años, que se creen las divinas de turno, esas son las más arpías”, sentencia, conocedora de lo duras que podemos ser las mujeres a veces; “Hablan mal de ti, riéndose con la de al lado… tonterías de colegio. Lo que me estaría pasando en la universidad, pues me pasa ahí también”.

© Cordon Press
© Cordon Press

Sobre alimentación
“Mi primera ensalada la he comido hace tres o cuatro meses. Por eso me río tanto cuando leo algunas cosas. La gente no entiende que hay constituciones y constituciones, y que es tan ofensivo meterse con una persona que tiene sobrepeso, como con una persona a la que le falta, especialmente cuando estás tan expuesta. Imagínate la presión si toda tu vida gira en torno a tu imagen», contesta cuando Risto le pregunta incrédulo si come de todo.

Aún así, “sí he hecho sacrificios, sin hacer nunca ninguna tontería. Pero sacrificios muchos, porque yo siempre he tenido complejo de delgada y he tenido que intentar engordar. Imagínate el shock cuando te dicen que para este trabajo estás gorda…”.

© Cordon Press
© Cordon Press

Sobre medidas ¿perfectas?
Preocupada y sincera al respecto, Blanca se abrió especialmente a la hora de hablar de la crudeza (real como la vida misma) de las tallas en el mundo de la moda. Hubo un momento en que ella, habiendo sido siempre delgada por naturaleza, tuvo que adelgazar porque, según los castings, estaba ‘gorda’. Reconoce el problema desde dentro y cuenta cómo ha visto a compañeras hacer locuras por no aumentar ni medio milímetro sus medidas. Recuerda oír vómitos en el baño de al lado, o cómo una compañera sustituía su cena por cuatro cacahuetes contados de una bolsa de la que Blanca le había ofrecido un puñado.

© Instagram
© Instagram

Por supuesto, en la conversación sale a relucir Gigi Hadid y sus recientes declaraciones sobre su cuerpo. Está de acuerdo con su discurso, con la problemática de que a una persona delgada y con curvas la tachen de gorda y le digan que no debería estar sobre las pasarelas que pisa. Lo que no comparte es otra gran verdad: eso que Gigi dice, debería aplicarse a todas las modelos:

«Si a mí se me ocurriera ir con sus medidas al casting, me darían una patada en el culo y me mandarían a casa”.

Porque, sí, por muy explosiva que sea, Gigi es mediática, igual que lo es desde hace años su familia al otro lado del charco. «No es justo que otras tengamos que estar presionadas y ceñidas unas medidas extremas», sentencia.

Desfilando en el último show de Dolce & Gabbana en Milán © Cordon Press
Desfilando en el último show de Dolce & Gabbana en Milán. © Cordon Press

Sobre redes sociales
“Este es otro tema, Risto, las redes sociales. Han cobrado toda la importancia y se le ha quitado a lo que realmente la tiene. Y eso que soy la primera beneficiada, ¿eh? Pero creo que se está llegando a un extremo un poco loco”, comenta. “Hay gente a la que bookean [contratan] únicamente porque tiene muchos seguidores, y otras muy válidas que no le dan importancia a sus perfiles sociales y trabajan mucho menos”.

© Instagram
© Instagram

Sobre soledad
Consciente de lo afortunada que es por haber llegado hasta este punto, no quiere dejar de ser sincera al respecto. Esta profesión te hace sentirte muy sola en muchas ocasiones. Dejó su casa y sus estudios con 18 años dando un disgusto a sus padres, quienes no acabaron de digerirlo por la velocidad que tomaron los acontecimientos. “Paso tanto tiempo sola… no me separo del móvil, y es verdad, pero al final es mi medio de comunicación con mi mundo. Vivo en Nueva York. Hay días que son geniales y días que son…”; «Las modelos sufren mucho esta soledad, y eso a veces afecta a nivel mental. Hay muchas que recurren al final al alcohol y luego no pueden estar en un desfile sin una copa de cerveza o de vino en la mano. O con lo que sea”, sentencia.

«A veces siento que me han robado mis 20 años».

«A veces siento que me han robado mis 20 años», comenta refiriéndose a la cantidad de cosas que ha vivido, aunque reconoce que está orgullosa y que le ha ayudado a madurar rápido. Tanto como para ser consciente de que, por muy bonito y prometedor que sea el mundo en que se mueve, tiene que seguir agarrándose bien fuerte al suelo para no perder la cabeza.