En el año 2002 las agujas daban sus últimas puntadas en los talleres de la maison Saint Laurent (por aquella época, todavía Yves Saint Laurent). La casa cerraba su división de costura con un desfile en Paris, por todo lo alto, en el que el couturier que dio nombre a la casa se rodeaba por sus íntimas. No faltó nadie ni nada en una colección de 275 looks que repasaba los grandes hitos del argelino.

Ahora, mas de una década después, es Hedi Slimane (al frente de la casa desde el 2012) el responsable del resurgir de las colecciones a medida. Una vuelta que llega cargada de novedades, entre ellas, la reubicación del taller de la firma al Palacio Sénecterre. ¿Otra más? El deseo del director creativo de hacer costura solo para los amigos de la firma. Porque no será Alta Costura literalmente (para ello la maison debería regresar a formar parte de la Chambre Syndical parisina y atenerse a sus estrictos requisitos), el nuevo proyecto de Slimane se centrará en pedidos especiales hechos a medida. «A diferencia de las colecciones de Alta Costura», nos explican desde la casa, «esta es una definición incluso más exclusiva. La firma se usará solo para ‘amigos de la Casa’, y podrá ser tanto para hombres como mujeres, prendas de día o de noche».

La gama más lujosa de la moda revive sí, pero solo bajo esta condición: que los trajes se produzcan si Hedi Slimane aprueba el encargo. ¿El requisito? Que quien lo haga pueda pagar los miles de euros de cada pred evidentemente, pero también que sea amigo.

La casa
La nueva costura planeada por Slimane pretende ser más exclusiva que la propia Alta Costura: él se encargará de dar el visto bueno a cualquiera que aspire a pagar por uno de estos vestidos.

Rue de l’Universite es el nombre de la calle en el que se ubica el palacio sede de los talleres y también el de a esta nueva colección, fotografiada por el polifacético creativo en los salones del edificio el pasado mes de junio. Desde Saint Laurent la describen como unisex y lista para llevar tanto por el día como por la noche. O, lo que es lo mismo: Slimane ha querido unificar la filosofía y el espíritu de la mítica firma francesa en un atuendo que no hace distinciones entre géneros y circunstancias.

Esta nueva manera de trabajar provoca que la exclusividad de la Alta Costura, sustentada históricamente por una clase social privilegiada, se ramifique en una división de honor apta para unos pocos elegidos por el propio Slimane. Esta nueva ideología del esplendor textil abre una ventana en el negocio de la moda en la que vestirse se convertirá, más que nunca, en una mezcla de expresión artística y declaración de intenciones.

Lo que no sabemos es si Slimane, con su afán de adelantarse, será consciente de que, en realidad, no ha inventado nada.

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