Su pasión por “crear los juegos de maletas más bonitos del mundo” solo está a la altura de su amor por viajar. ¿Por qué no, entonces, unir ambas aficiones y, además, convertirlas en su forma de vida? Fue la pregunta que se hizo Sara Banks antes de fundar en 2005 la que bien podría definirse como una de las firmas más atractivas de maletas: Steamline Luggage. También de las más bonitas. Basta echar un vistazo a su cuenta de Instagram para apreciar que la belleza que destila cada modelo de su colección se traslada también a los escenarios que crean para mostrar maletas, trolleis, baúles… en redes sociales.

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La creadora de la firma se propuso «crear los juegos de maletas más bonitos del mundo».

Su idea es recuperar la esencia de los viajes de antaño, de ahí la apuesta por la estética vintage. “Queremos ofrecer la oportunidad de volver a viajar con estilo. Creo que buena parte del glamour que tenía ese mundo se ha perdido en los últimos años, y hay que recuperar esa parte excitante, exótica y divertida que debe tener cada viaje, una fascinación que debería comenzar en el mismo momento en el que empiezas a hacer la maleta”, explica Sara Banks. Con oficinas en la Quinta Avenida de Nueva York y Dublín, se rodeó de un pequeño equipo que, como ella, “cree en la aventura, en los buenos amigos, el buen vino y la buena diversión”.

Mimo y pasión ocupan cada rincón en su aventura, que cuenta con cinco colecciones fijas, todas ellas con denominadores comunes en su diseño como las correas de cuero a lo largo de las piezas, las asas del mismo material o el juego en tonos bicolor. Y todo ello, creado de forma artesanal. “Trabajamos con un pequeño taller familiar en China, donde trabaja un pequeño grupo de artesanos con los que tenemos una maravillosa relación”, explica la fundadora.

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Las maletas de Steamline Luggage parecen ideadas para triunfar en Instagram.

Cada colección de maletas, excepto una, lleva el nombre de un perfil de viajero: diplomático, estrella, explorador, cazador, emprendedor y corresponsal; declinadas en diferentes colores, casi siempre tonos pasteles en contraste con blanco o crema, aunque también en variantes de colores brillantes como el poderoso rojo de sus maletas The Entrepeneur Red (desde 175 €). La única de las líneas que rompe esta tónica es la Reiss X Steamline, en gris y negro, pensadas más para un ambiente profesional.

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Cada una de las líneas de la marca lleva el nombre de un perfil viajero.

La apuesta por colores atrevidos como el fucsia, una presencia en redes sociales en las que ellas son las protagonistas de las fotos o que el propio equipo de Steamline Luggage esté formado por una mayoría de mujeres podría hacer pensar que estamos ante una firma nicho de maletas ‘para ellas’. “No es así. De hecho, son muchos los ejecutivos que nos eligen porque consideran que nuestras maletas encajan genial con sus trajes de sastrería”, explica Sara. “Hombres o mujeres, quienes compran nuestras maletas lo hacen por su afán de encontrar piezas originales y con estilo. Son personas que aprecian la estética elegante y que la trasladan a todos los ámbitos de la vida, así como la buscan a cada paso”.

“El viaje tiene que ser tan hermoso como el destino”.

En materia de viajes, nada hay más elegante que hacerlo con todo un juego de maletas. Para ello, la firma neoyorquina ofrece de cada colección entre tres y cinco modelos de diferentes tamaños, desde el que equivaldría a un neceser de mano (The Vanity Case) a grandes maletas (The Stowaway). El interior está forrado con un bonito estampado y no faltan bolsillos, tapas, separadores… en diseños que añaden asas telescópicas que se ocultan cuando no son necesarias y ruedas silenciosas. Además, no faltan cierres de seguridad metalizados, bien con llave o con candado numérico integrado.

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Cada una de las maletas se presenta con un interior forrado a juego con la línea.

Las maletas Steamline Luggage se venden a través de su tienda online, despachando los pedidos en 24 horas. De cada pieza se realiza un stock limitado, por lo que muchos de los modelos se agotan. Eso sí, de cada pieza concreta informan sobre su futura disponibilidad, por lo que no tenemos por qué tirar la toalla. Además, para los que necesitan ver antes de comprar, es posible adquirirlas en Selfridges (Londres), Kate Spade o Neiman Marcus (ambas en Nueva York), entre otros centros comerciales especializados en lujo.

Cuando le preguntan si, de tan bonitas que son, no le da miedo que los clientes no quieran usar sus maletas por si las estropean en los aeropuertos o en los traslados de hotel, Sara responde mostrando de nuevo su filosofía de viajera empedernida. “Las marcas que provocan los viajes en las maletas lo son también de las aventuras que hemos vivido con ellas y no hay que temerlas. Nosotros no hacemos colecciones bonitas por la posesión en sí de un juego de maletas, sino porque amamos la belleza como actitud ante la vida. El viaje tiene que ser tan hermoso como el destino”.

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Y ahora necesitamos queremos un juego de maletas (completo, por favor).