A día de hoy, no hay mejor aftersun que la prevención; al menos, en lo que a la piel se refiere. “En el campo de la reparación, el desarrollo es menor que en el de la fotoprotección por lo que sigue siendo mejor prevenir que curar”, afirma la doctora Susana Puig Sardá, coordinadora de investigación de la Unidad de Melanoma del Hospital Clínic de Barcelona. “Hoy día se ha demostrado que una adecuada protección solar evita daños tan importantes como las arrugas marcadas, las manchas, la piel acartonada o engrosada –que no se produce por la edad, sino por la exposición al sol– o el cáncer de piel. Y nunca es tarde para empezar”, continúa la farmacéutica Leonor Prieto, directora científica de los laboratorios La Roche-Posay. “Una vez que el daño solar se produce, queda marcado en la piel y se acumula, ya que las células tienen memoria”, advierte.

© Paul Berends
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El poder de los aftersun no es el que creemos: no reparan, sino que ayudan a que la piel lleve a cabo el proceso de regeneración para el que está programada en las mejores condiciones posibles. Esta capacidad es limitada y está supeditada al ADN, la edad y las presiones a las que la hayamos sometido. “Depende mucho de cada individuo: de su genética y también de las condiciones en las que ha vivido y se ha desarrollado desde que era niño,“ asegura la farmacéutica. La doctora Puig Sardá coincide y añade que, en el mejor de los casos, el aftersun compensa solo una parte del daño: “Nuestro organismo repara la mayoría del daño producido por dosis bajas de radiación (sub-eritematógenas), pero queda un pequeño porcentaje que no se repara y que será el responsable del fotoenvejecimiento y, con mala suerte, del cáncer cutáneo”.

Una advertencia más: según el doctor Enrique Herrera, dermatólogo y profesor asociado de Dermatología de la Universidad de Málaga, “el daño solar sobre el ADN no es reparable en ningún caso”. Debemos entonces tener mucho cuidado con aquellos cosméticos que prometen más de lo que es posible lograr.

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Entonces, ¿Qué consiguen los productos para después del sol?

Según Leonor Prieto, “restauran la barrera cutánea para que la piel continúe su natural función de regeneración con mayor calidad”. “Hidratan, calman y tienen efectos antiinflamatorios, gracias a ingredientes como el aloe vera, la urea o la alantoína, pero nada más”, señala el doctor Herrera.

La doctora Puig celebra su capacidad refrescante y calmante, pero lamenta su baja eficacia: “Lo ideal sería que incrementaran la capacidad de reparación. Si yo tuviera que diseñar uno, incluiría fotoliasa para reparar el daño, antioxidantes para disminuir el estrés oxidativo y antiinflamatorios naturales no esteroideos en una formulación ligera que resultara también agradable y refrescante”. Prieto también añadiría “ingredientes como aceites vegetales o extractos de plantas con poder antioxidante que combaten, en parte, el efecto de los radicales libres”.

Y es que, como nos explica el doctor Sebastián Sendrós, médico de Indiba, “tomar el sol también implica la generación de esas moléculas altamente inestables conocidas como radicales libres. Estas tienen un efecto nocivo para los tejidos biológicos, pueden desencadenar trastornos degenerativos y están íntimamente relacionadas con el envejecimiento celular. Nuestro tratamiento mejora el acceso de las moléculas antioxidantes responsables de combatir sus efectos mientras hidrata los tejidos que el sol ha lesionado”, (desde 45€, teléfono: 902 99 62 10).

© Getty Images
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Limpiar antes de tratar

Es fundamental como paso previo a aplicarnos el aftersun. De sobra es sabido que la sal y el cloro deshidratan la barrera natural de la piel y la dejan más indefensa ante los ataques. Pero lo que muchos no saben es que también hay que eliminar los filtros solares. “La acumulación de filtro solar en épocas de mucha exposición al sol no es aconsejable, ya que la piel no puede respirar con normalidad. La gran mayoría de los filtros UV (casi todos, excepto los de la firma Shiseido) no son solubles bajo una ducha de agua y jabón, sino que necesitan un limpiador con aceite. Este descubrimiento nos valió un IFSCC –los grandes premios de la cosmética internacional, comparados a los Nobel–”, explica Rosalía Cogollo, directora de comunicación y social media de Shiseido.

La mayoría de los filtros solares no se eliminan solo con agua y jabón, necesitan un limpiador con aceite. Hacerlos desaparecer es casi tan importante como desmaquillarse.

 

¿Qué hacemos con el cabello después de un baño de sol?

Como ya hemos explicado en otras ocasiones, debemos cuidarlo como la seda o el cachemir. Los expertos de Salón Toro, en Barcelona (tel.: 93 317 08 22) recomiendan prevenir daños con “productos termoprotectores con filtros UV y proteínas que mantengan el color. O tratamientos como el de colágeno, con proteína vegetal hidrolizada que penetra en la corteza e hidrata desde el interior; Polyacrylamidomethylpropane que fortalece la capa fibrosa del cabello y elimina el riesgo de rotura del cabello, así como una mezcla de proteínas vegetales de trigo, soja o avena que aportan elasticidad y fuerza, como los que utilizamos en nuestro salón”.

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Al contrario que la piel, la reparación total y prolongada del cabello es posible. Esperar a que acabe el verano y someterse a uno de los larguísimos procesos de requeratinización ya no es la única opción disponible: los laboratorios de L’Oréal Professionnel han lanzado Pro Fiber, el primer tratamiento reparador duradero que se reactiva en casa durante seis semanas, curiosamente inspirado en una tecnología aplicada para fabricar espejos retrovisores. “Se trata de un tratamiento que combina un compuesto de silicio conocido que restaura el córtex y fortalece la estructura, construyendo una red tridimensional en su interior; y un polímero catiónico (con carga positiva) que se adhiere a la fibra dañada (que tiene carga negativa y, por tanto, es atraido por la carga opuesta).

¿Y cómo consigue que sus efectos se prolonguen mientras disfrutamos de las vacaciones? Los tensioactivos –es decir, los agentes limpiadores– del champú que se adhieren a la fibra para eliminar la suciedad tienen carga negativa, por lo que ayudan a fijarse a los activos reparadores catiónicos de los productos de cuidado a usar tras cada lavado.

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