Vamos a ponernos serias y a meternos de lleno en el apasionante mundo de la ciencia aplicada a la cosmética. Para empezar, hay que recordar que el ácido desoxirribonucleico o ADN es una molécula presente en casi todas nuestras células que contiene la información genética y que posee el código que determina todas nuestras características y nuestro funcionamiento. Esta información la guardan los genes y cada ser humano posee alrededor de 20.000. ¿Por qué no aplicarla en el campo de la dermatología en busca de la crema perfecta o lo que es lo mismo, el Santo Grial del mundo de la belleza?

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En el ‘El profesor chiflado’ dieron con un Santo Grial de la belleza un tanto peculiar.

Un cosmético único, como tú

Para saber en qué consiste un producto cosmético elaborado a partir de ADN nos hemos puesto en contacto con varios expertos especializados en genocosmética. Si la información que contienen nuestros genes es lo que nos diferencia y nos hace únicos, ¿por qué no usarla para elaborar una crema igual de exclusiva y que aporte a nuestra piel exactamente lo que necesita?

Según Pilar Villacampa, de Laboratorios Prima Derm, la cosmética genómica “crea productos para el cuidado de la piel basados en el análisis genético de cada persona. Para ello, toma una pequeña muestra de saliva, de donde extrae su ADN, lo analiza y elabora el tratamiento que mejor le vaya a su piel según su ADN”. Está claro, ninguna crema que uses (tú y millones de mujeres en el mundo) cubre todas tus necesidades, sencillamente porque no está elaborada para tratar una piel en concreto.

En estos laboratorios, nos cuenta Villacampa “analizamos de tu ADN aquellos parámetros que tienen que ver con la salud y calidad de tu piel y tu forma de envejecer (por ejemplo, entre los genes que miramos, están los genes del colágeno y la elastina, responsables de la formación más o menos temprana de arrugas)”. Esto les permite ir desgranando la información que tiene que ver directamente con las características de tu piel, presente y futura y obtener un producto tan único como tú.

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Y no, no es peloteo. Eres única, tú y cada una de nosotras.

El estilo de vida, un ingrediente clave

Aunque hayas heredado la tersura de tu abuela o la elasticidad de tu madre, no creas que tienes el camino hecho porque no todo es cuestión de genes. Tal y como aseguran en Genocosmetics Lab, “la genética influye en un 60% en nuestra ruta de envejecimiento. Define las propiedades intrínsecas de nuestro sistema cutáneo: la calidad del colágeno, de la protección natural contra los radicales libres, la pérdida de agua transepidermal, etc. Y son estos factores los que definen cuales son los cambios que experimentará la piel en el tiempo, cómo envejeceremos…

Sin embargo, los hábitos de vida y las condiciones ambientales también influyen en un 40% y no deben obviarse si queremos realizar un diagnóstico dermatológico completo”. Fumar, dormir poco, abusar del sol, beber poca agua, llevar una mala alimentación… son prácticas que no pueden modificarse en un laboratorio, sino con fuerza de voluntad. Lo que sí puede cambiar según tus hábitos es la crema que se realice para tu piel, así lo explica la responsable de Prima Derm: “Analizamos cómo tu estilo de vida incide en tu genética. Ya que puede darse el caso de tener una buena genética y que por el contrario tu estilo de vida (por ejemplo si fumas) esté haciendo que envejezcas más rápido de lo que tu propio cuerpo lo marca (también puede pasar a la inversa)».

Del cómputo total de ambos parámetros se crea la crema que mejor le funcione al paciente. Como los genes no cambian nunca, el test genético solo se ha de hacer una vez en la vida, y en el caso de modificarse el estilo de vida simplemente se actualiza el algoritmo bioinformático que se emplea para realizar la crema, lo que daría una nueva fórmula para una nueva crema. ¡Sí, queridas, la magia existe!

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Así nos hemos quedado.

Una gran inversión

Lo has acertado. Una crema elaborada específicamente para las necesidades de tu piel a partir de la información que guardan tus genes no es, precisamente, para todos los bolsillos, aunque sí es una inversión de esas que hacen que se sientas satisfecha por el esfuerzo económico. “Es un producto dirigido a un público de más de 35 años, poder adquisitvo medio-alto, con alta preocupación por la estética y prevención de los signos de envejecimiento, y que se interesa por las novedades y últimos descubrimientos”, explican desde Genocosmetics Lab. Aquí, el precio del diagnóstico Skin Aging, además de los productos que incluye el lote (Booster, serum, contorno de ojos y crema vital), es de 470€ y reponer el producto personalizado sale desde 75 a 125 €.

Muy similares es el coste de Prima Derm, donde el mayor desembolso se lo lleva el estudio de ADN. Los productos personalizados rondan los 290 euros y el test genético, los 400 euros. Este laboratorio, fundado en 2008 por José María García Antón y Antonio Parente, Doctores en Química y con una larga trayectoria en el campo de la investigación en la industria farmacéutica y el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), tiene su propia línea cosmética, la han llamado One.gen 01 y sus productos tardan alrededor de unas 4 semanas en fabricarse, desde que se toma la muestra de saliva y hasta que se recibe el producto en la consulta del médico o del farmacéutico. Además, ofrecen la posibilidad de solicitar análisis de ADN desde la web.

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Pack completo de One.gen 01.

Genocosmetics Lab, tiene su sede en Barcelona y son los creadores del algoritmo patentado DNASkin Matrix Mapping, que recopila los datos dermo-genéticos que, junto con los hábitos conductuales y ambientales, se traducen en el tratamiento adaptado ideal para cada persona. Aquí han creado el Cellular Booster Complex, un compuesto personalizado que trabaja la piel preparándola para el Serum, el Contorno de ojos y la Essential Cream, todo bajo el nombre de Genoxage.

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La gama de productos del laboratorio para una persona.

Personal e intransferible

Enhorabuena, por fin tienes la excusa perfecta para no compartir tus cremas. “A no ser que tengas un hermano gemelo, con el que compartas información genética, no deberían compartirse. Los productos se personalizan en función del ADN de cada uno y todos somos diferentes y únicos”, asegura Pilar Villacampa.

Y es que no hay nada como conocer las debilidades de la piel para fabricar todo un ejército que luche por conseguir que luzca radiante y llena de vitalidad.