Más de 8.000 mujeres de hasta 16 países han formado parte de uno de los mayores estudios jamás desarrollados en el campo de la medicina estética. Lo llamaron The changing face of beauty: a global report y ha sido llevado a cabo por Allergan -una de las más importantes compañías dedicadas a la medicina estética- para descubrir las nuevas tendencias globales en cuanto a tratamientos y operaciones de belleza.

Algunas de las primeras conclusiones fueron claves para el estudio y ayudaron a esclarecer la nueva perspectiva femenina sobre la belleza: como que para las mujeres de hoy la calidad de su piel es incluso más importante que la forma de su cuerpo –incluso las arrugas preocupan menos que la salud o el brillo de su tez-, o que los ojos son la zona sobre la que más tratamientos se realizan.

Antonio Banderas lleva la ciencia de la cirugía estética un pelín al límite en ‘La piel que habito’.

Pero lo realmente curioso y sorprendente que reveló el estudio es que el objetivo de someterse a una operación estética ha cambiado por completo y ya no pasa solo por hacer más bellas a las mujeres, sino también más fuertes, valientes y seguras de sí mismas. En primer lugar, se confirmó que para el 65% de las mujeres la aceptación social de los tratamientos estéticos es mucho mayor que 5 años atrás y, teniendo en cuenta esta primera premisa, se reveló su causa: el 75% de las mujeres que se someten a este tipo de operaciones lo hacen por sí mismas. Hacerlo por sus parejas (37%) y/o su grupo de amistades (15%) tienen cada vez menos influencia en esta decisión.

La pareja y las amistades tienen cada vez menos influencia a la hora de decidir pasar por quirófano.

No es de extrañar, entonces, que cada vez más mujeres se preocupen por el embellecimiento general y no por ocultar o retrasar los signos de envejecimiento. «Su meta real es llegar a verse y sentirse mejor, por eso el motivo que las lleva a este tipo de tratamientos es tanto la mejora de su autoestima como la de su piel«, revelaron los expertos encargados del trabajo. “La mayoría de las mujeres a las que visitamos fueron muy críticas con la zona de sus ojos -principalmente porque es escudriñada a diario cada vez que se maquillan o se miran al espejo-. Parecer felices y descansadas es su mayor ambición y tratar el área de la mirada puede ayudar a conseguirlo”. Y es que unas simples y comunes bolsas bajo los ojos pueden hacer que una mujer parezca triste y cansada, cuando en realidad puede estar sintiendo todo lo contrario; y no solo eso, sino que tu propio reflejo en el espejo puede transmitirte fuerzas para afrontar el día: si te ves feliz, te sentirás feliz.

Llegados a este punto del estudio, fue esta conclusión la que preocupó a algunos de los doctores participantes y la que hoy llevamos a debate. ¿Puede el colágeno inyectar una dosis de autoestima? ¿Es una operación estética la clave para ser más feliz?

¿Qué te va a decir ella?

Evidentemente, no hay una respuesta exacta ni correcta para estas cuestiones. Cada mujer es un mundo y cada caso merecerá una evaluación individual. Sin embargo, la conclusión más sana a una pregunta de tal calibre sí que es clara para la psico-terapeuta y editora de la revista Live Happy, Stacey Kaiser: «Sentirse feliz y segura de una misma no se debe solo al aspecto físico real y momentáneo, sino que el estado de ánimo y la confianza real de una persona derivan de una combinación entre genética, desarrollo y crecimiento, y factores sociales y ambientales». Es decir, que tu predisposición genética, las vivencias de tu infancia y tu bagaje tanto físico como emocional, añadidos a todos los estímulos que te rodean diariamente –tanto en tus relaciones personales como en la sociedad en la que habitas- influyen en tu forma de vivir mucho más que tu aspecto físico.

Así que antes de tomar una decisión precipitada que pueda afectar a tu salud, antes de gastarte miles de euros en la última tendencia cosmética, y antes de dejarte llevar por la moda o las exigencias de la sociedad, es fundamental que te formules a ti misma tres cuestiones importantes:

‘Kylie, ¿lo harás la próxima vez?’ ‘No sé, no sé…’

1. ¿Por quién quieres hacerlo?

¿Quieres complacer a alguien o se trata solamente de tus propios deseos? Si lo haces motivada por alguien que no sea única y exclusivamente tú misma, puede que lejos de mejorar tu autoestima, la dañes a la larga. No tomes esta decisión a la ligera y acude a un especialista estando 100% segura de tu elección.

2. ¿Qué te ha conducido a tomar esta decisión?

¿Es tan solo el aspecto físico lo que te preocupa o existe un problema emocional que te haya hecho plantearte este cambio? Probablemente lo que debes solucionar está por debajo de la piel y no se curará con un tratamiento estético.

3. ¿Cuáles son tus expectativas tras este cambio?

¿Parecer más joven, elevar tu autoestima o conseguir ser más feliz? Como indican los expertos, sentirte feliz y a gusto con tu cuerpo y tu belleza no depende solo del factor físico, sino sobre todo del interior.